Capitulo Dieciocho

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Las cosas con Michaela van muy bien, luego de esa clase de cocina "Que fue muy entretenida" pude disfrutar de ella unas cuantas veces más. A parte de que descubrí que besa su poster y tiene una colección de My Little pony, debería sorprenderme pero la verdad ya creo que nada puede hacerlo si es que proviene de ella.

Eso causa una risa de mi parte mientras conduzco hacia la tienda de tatuajes.

La invite a almorzar ya que luego de esto mis turnos serán eternos y no podre verla.

Me acostumbre demasiado a su presencia que cuando no pasamos tiempo juntos mi mente piensa en ella de manera inconsciente. Creo que eso se debe a que cuando estamos juntos la paso realmente bien.

Mi tiempo libre antes era estar solo y aburrido, a veces los chicos me pedían ir con ellos pero no siempre me encontraba de buen humor como ahora. Creo que por eso les sorprendió que aceptara ir al campo de tiro con ellos.

Entre otras cosas mi madre me llamo temprano en la mañana, quiere que vaya a visitarlos nuevamente. Cosa que no está en mis planes para nada, me excuse diciendo que tengo demasiado trabajo en el hospital.

Ella se quejó pero tuvo que aceptarlo.

Estaciono el auto en el lugar de siempre, hasta cuando me adentro en la tienda ya siento esa familiaridad... arrugo el ceño al sentir dolor en la espalda. Horas trabajando siempre me pasan factura después pero no le hago mucho caso. Si Micha nota que estoy cansado me mandara directo a mi departamento a descansar, cosa que sería innecesaria ya que solo tengo libre unas horas antes de que comience mi turno.

Su amiga se encuentra dibujando en un cuaderno, se la ve muy concentrada pero levanta su mirada cuando oye la campanita de la puerta anunciar mi entrada.

Una sonrisa se extiende en su rostro.

— ¡Ryan! —Saluda con entusiasmo—. La loca de mi amiga está con un cliente ¡Michaela! —Grita llamándola y arqueo una ceja.

—Hola Lena.

— ¿Qué tal está Melinda? —Pregunta con una sonrisita, realmente me sorprendo por la pregunta.

—Bien —Respondo algo dudoso por su interés—. ¿Tú y ella...?

— ¿Follamos? —Pregunta y asiento—. Sí, debo decir que me duele que no te lo contara —Dice con fingido dramatismo.

Ahora estoy mucho más sorprendido, una sonrisa se curva en mis labios.

—Voy a mandarle saludos de tu parte —Ella sonríe.

—Mándale más que saludos —Niego con la cabeza divertido, es igual a Micha—. ¡Micha! —Grita de nuevo—. De seguro que Kevin la mantiene ocupada.

— ¿Kevin?

Mis pies ya se dirigen hacia la cabina de Micha sin siquiera esperar que ella me responda, lo que veo no me agrada nada.

Ella se encuentra sentada y un tipo con su traje de policía prácticamente está encima de ella "bailando" sobre ella. Aprieto mi mandíbula cuando la veo reír.

— ¿Interrumpo? —Mi tono suena duro, ella lo empuja como si supiera en el lío en el que acaba de meterse. Y me alegra saber que ella piensa que esta en problemas, porque lo está.

—Sí que lo haces, estábamos a punto de empezar... —El tal Kevin en serio no me cae bien.

— ¡Kevin! —Chilla regañándolo—. Entra Ryan, no me di cuenta de que ya es medio día.

No pienso quedarme después de esto, hasta hago el amago en dar la vuelta pero el maldito de Kevin vuelve a acercarse a Micha por lo que sin saber bien porque me adentro a la cabina de ella.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora