Capítulo veintiséis.

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— ¡Papá! —Chilla Michaela, pero su padre ni se inmuta y sigue con la escopeta en mano apuntándome como a un ciervo. No sé si es que acaso no se dio cuenta de que... ¡Esto no es una maldita casería! ¡Y no soy un ciervo!

Miro a Michaela pero me sorprendo al ver al maldito neoyorquino a su lado. Bajo la mirada a sus manos las cuales están juntas, sus dedos están entrelazados y frunzo el ceño.

—Tranquila princesa, solo estamos conversando.

¿Conversando? ¿Qué clase de conversaciones suelen tener en está casa?

— ¡Lo estás apuntando con un arma ¡Una maldita escopeta!

—Cuida tu vocabulario Michaela.

¿En serio le preocupa el lenguaje de Micha? ¡Cuando el tiene una escopeta en la mano!

— ¡Suelta eso! ¡Mamá!

La mención de la madre de Micha lo pone alerta y baja el arma, parece pensarlo mejor y lo tira al suelo detrás de la encimera de la cocina justo en el instante en el que ella aparece mirándonos a todos sorprendida.

—Oh cielo, ya regresaste —Dice ella tan maternal ¿Cómo es que está casada con un lunático?—. ¿Y él quién es?

—Las presentaciones luego —Casi sonrío cuando ni siquiera se preocupa en presentar a su amiguito—. Papá estaba apuntando a Ryan con su escopeta.

— ¿Qué tu papá qué? —Pregunta sorprendida—. Peter ya hablamos sobre esto, nadie quiere ser apuntado con un arma.

—Solo le aclaraba algunos puntos —Dice lanzándome una mirada—. ¿No es cierto Dr. Scott?

—Sí claro —Murmuro dudoso.

—Deja que tu hija traiga chicos a casa, algún día quiero llegar a ser una abuela —La miro sorprendido—. Ah no, creo que solo me dirían Tía Marge, abuela no me gusta.

Reí, sin duda alguna es la madre de Micha.

—Bueno Laden, está no es la mejor primera impresión sobre mis padres...

—Buenas noches a todos —Me cruzo de brazos esperando oír el discursito—. Me llamo Laden, soy amigo de su hija, fui un compañero de Tatuaje de Micha en New York.

— ¿En serio? — ¿Acaso quiere presumir?—. ¿Qué hizo Micha allá? Me dijo que no salió pero no le creo.

Micha rueda los ojos y refunfuña por lo bajo.

—Su hija se comportó de una manera excelente y profesional. Hasta llevó orden a la Tienda.

—Es un placer Laden, me llamo Marge y él es mi esposo Peter.

A ver como se las arregla con su padre, sonrío esperando escuchar algo negativo en contra de Laden pero por el contrario...

—Buenas noches joven —Dice con una cordialidad que nunca antes había visto de su parte—. Me alegra saber que mi hija estuvo en buenas manos allá.

¿Es enserio?

Es increíble que solo yo le caiga mal, ni siquiera he hecho algo mal... creo.

— ¿Qué les parece si vamos en la sala? —Pregunta Marge—. La comida está casi lista.

Asiento como los demás, pienso caminar detrás de ellos pero Michaela toma mi mano deteniendo mi paso.

— ¿Qué haces aquí?

Esa pregunta me hizo dudar, realmente ¿Qué venía a hacer yo aquí? No podía mentirme a mí mismo pero tampoco no podía decirle que venía a indagar un poco sobre los sentimientos que había comenzado a sentir, no sabía la respuesta... aún.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora