Capítulo treinta y ocho.

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Una semana. Ese es el tiempo que tuve que trabajar sin descanso para conseguir tres días libres en el Hospital.

Una semana agotadora pero que valió la pena ahora que nos encontramos en el Hotel de New York. Estoy acostado en mi cama intentando dormir, mañana podre ver a Michaela y espero que me perdone por ser tan idiota con ella.

No vine solo, Elena y la señora Lancaster me acompañan. Pagué sus pasajes e iba a hacer lo mismo con el Hotel pero se negaron rotundamente a aceptar que pagará todo. Vinieron gustosas hasta hicieron unos carteles con razones para que Micha vuelva conmigo.

Lena estuvo todo el viaje algo paranoica, no sé porque pero estaba tensa en todo el viaje creo que le tiene miedo a los aviones y no quiere decirlo. Doy vueltas y vueltas en la cama, estoy tan ansioso que me es imposible conciliar el sueño.

Está semana no he podido mandarle flores a Micha, no es que no quiera pero con el trabajo no tenía cabeza para ello además de que no sé si los arreglos le gustan. Sus mensajes cuando recibía las flores eran solo un simple "gracias".

Sinceramente estaba agotado, cansado de la mierda de vida que tengo ahora que Michaela no está en ella. Me parecía patético el penar "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" pero mierda, ahora que no la tengo me doy cuenta de la gran mujer que he perdido.

Pero aquí estoy, dispuesto a recuperarla. Dispuesto a hacer todas las locuras inimaginables para vuelva a casa conmigo.

Cierro lo ojos y me obligo a dormirme, no debo desvelarme al contrario debo reponer energías, mañana sería el día donde Micha me perdonaría o en el peor de los casos no lo haría.

🍫🍫🍫🍫🍫🍫

—¿Te gusta mi cartel? Lo hice especialmente pensando en ti.

Leo el cartel.

Tu doctorcito pago un viaje para que vengamos, y soporto a una loca como yo y a tu madre hormonal todo el viaje"

Arqueo una ceja.

—Continúa leyendo —Voltea el cartel.

"Si eso no es amor, no sé lo que es. Perdónalo y tengan sexo salvaje"

Suelto una carcajada y la madre de Michaela niega con la cabeza.

—Sólo recuerden usar condón por favor —Yo asiento con la cabeza ¿Qué mas puedo hacer?.

—Sin gorrito no hay fiesta —Dice Lena con burla.

Ruedo los ojos en su dirección, ella y yo nos llevamos mejor ahora.

—Bueno, voy a bajar del auto ustedes entran después.

Lena que esta en el asiento de copiloto me hace un gesto afirmativo cual soldado que me recuerda a Micha y sonrío.

—Suerte, hijo —Dice la señora Lancaster sorprendiéndome. Le regalo una sonrisa sincera y salimos del auto.

Ellas se quedan atrás mientras yo me adentro a la Tienda de tatuajes. No tardo nada en verla esta sentada tras el mostrador con los codos sobre éste viendo algo en su celular, ni siquiera notó mi presencia ya que en la puerta no está la campanilla como en Tatto Dragons.

Avanzo unos pasos.

—Creo que deberías prestar más atención a las personas que entran —Ella da un pequeño salto en su lugar del susto y al mirarme sus ojos se alzan incrédulos—. Podría haber sido en un ladrón.

— ¿Ryan?

Se ve hermosa, demasiado. Restriega sus ojos con las manos y me mira luego de pestañear varias veces. Me parece simplemente adorable.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora