Capítulo treinta y cinco.

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"Te fuiste. Lo entiendo, de acuerdo quieres tu espacio"

"Te lo daré hoy, tengo trabajo pero mañana a primera hora hablaremos"

Guardo el celular en el bolsillo de mi bata, una paciente entra y debo concentrarme en mi trabajo.

El día pasa demasiado lento, es temporada de virus estomacales y no me sorprende el ver gente vomitando por todas partes. Pobre Tom que debe limpiar el desastre, cuando el día finaliza estoy tan cansado que luego de darme una ducha voy directo a la cama y caigo rendido en ella. Al día siguiente le mande un mensaje a Micha diciéndole que voy a su casa, estoy nervioso por la conversación que se avecinaba, ella estaba demasiado triste como para soportar una discusión conmigo por eso le di el día de ayer para que descansará y si me decía que no estaba preparada podía darle todo el tiempo del mundo.

Al llegar a su casa presiono el timbre, espero un largo rato y nadie sale. Busco la llave pero no se encuentra por lo que miro por las ventanas, la casa se encuentra a oscuras así que nadie se encuentra en casa. No le tomo mucha importancia ya que Michaela debe estar trabajando, no debería estar haciéndolo pero conociéndola quedarse quieta y pensar en su padre no esta en sus planes, conduzco hacia la tienda de tatuajes y al bajar del auto no veo su bicicleta... algo no anda bien.

La campanilla de la puerta tintinea cuando me adentro al local. Elena está allí y al verme me fulmina con la mirada de una manera profunda.

—Debes estar contento estúpido Doctor —Dice enojada—, por tu culpa Michaela se fue.

Pánico. Eso es lo que se instala en mi pecho.

—¿De qué hablas?

Ella se cruza de brazos.

—Michaela se fue muy lejos y tengo órdenes estrictas para no decirte donde se ubica.

Ella no se pudo ir, miro detrás de su hombro hacia su cabina la cual se encuentra con la puerta cerrada.

—Está allí escondida ¿Verdad? —Lena rueda los ojos y me hace un ademán para que pase.

Voy dentro de la cabina, pero no hay nadie. Enciendo las luces y no veo nada preparado sus maquinas no se encuentran en el lugar de siempre y salgo de nuevo junto a Lena.

—¿Dónde está?

Ella sonríe de lado.

—Tal vez fue a Texas, una chica como ella necesita a su vaquero.

Estaba demasiado enojada, su mejor amiga se había ido quien sabe donde por mi culpa.

—Lena... sé que estás enojada pero necesito saber donde se encuentra, no puedo dejarla ahora.

—Búscala, muévete, has algo para encontrarla pero mi consejo es que le des tiempo. Por favor, antes de hacer alguna estupidez dale tiempo.

Salgo de la tienda y fijo la mirada en el cielo. No saber donde está me preocupa, siento un golpe en el pecho al pensar que puede estar llorando como lo hizo la otra noche. Subo al auto y se me ocurre otra persona que puede saber donde se encuentra.

No voy a rendirme, su madre puede decirme donde está. Creo que en el funeral ella estaba con Bob, el tío de Micha pero me frustra no saber la dirección de su casa y Lena no parece querer cooperar. Llamo a Melinda.

—¿Qué pasa? Tengo un paciente...

—Michaela se fue.

—¿Qué? —Se escucha un sonido al otro lado—. Listo, ahora dime que sucedió.

—Ella se fue ayer... mientras yo trabajaba. Hago todo mal Mel, pensé que darle tiempo es lo que necesitaba pero sólo termine perdiéndola.

Mi corazón late con fuerza, estoy demasiado asustado.

—No es tu culpa Ryan, ella es una loca que toma decisiones que uno no se espera. ¿Lena no te dijo donde esta?

—Se niega a decírmelo, tal vez su madre me ayude pero por lo que sé esta en la casa de Bob.

—¿El jefe de Lena? Fuimos hace unas semanas allí para retirar paquetes de tinta.

Una leve esperanza surge en mi pecho.

—¿Te acuerdas de la dirección?

—Sí, te la paso por mensaje. Ve a buscar a tu chica.

Corte la llamada, un minuto después me llegó el mensaje de Mel con la dirección. No dude y me puse a conducir rumbo a la casa de Bob, con suerte se escondió allí pero es muy poco probable, ella si huye no lo haría en un lugar obvio ¿Dónde fue?

Sigo conduciendo mientras mi cabeza va a mil por hora. Cuando llego bajo del auto para ver una casa frente de mi, es grande y bonita pero lo último que me interesa es detallarla. Voy hasta la puerta y presiono el timbre unas tres veces.

—¡Ya voy! —Dice una voz masculina—. ¿Quién es? —Pregunta cuando abre la puerta, al ver que soy yo hace una mueca. Lleva en la cabeza un sombrero rojo demasiado raro y macabro—. Aquí llegó el muchacho que logró que mi mejor tatuadora me abandonará.

Me hizo un gesto con la cabeza para que me adentre en la casa. La madre de Michaela se acerco, lucia muy bella con un vestido floreado algo brillaba en ella pero a la vez la oscurecía.

—Hola, Ryan.

—Señora Lancaster...

—Sé porque estas aquí Ryan,  lo siento pero no puedo decirlo.

Esa esperanza que tenía cayo.

—Necesito saber donde esta ¿Esta bien? —Ella asiente—. ¿Porqué se fue?

Ella suspira y me hace una seña para que la acompañe, me guía hasta la sala y se sienta, yo lo hago a su lado.

—Michaela necesitaba salir de aquí Ryan. La muerte... la muerte de Peter es muy duro, para ambas. Ella no quiere quedarse y revivir ese dolor todos los días.

—Yo puedo ayudarla.

—No, las cosas entre ustedes no estaban bien —Eso hace que agache la cabeza—. Sé que la amas cariño, pero si algo aprendí de mi relacion con Peter es que el tiempo solo logra hacernos más fuertes y que el amor crezca más ¿Quieres mi consejo?

—Por supuesto.

Ella agarra mi mano derecha y la aprieta.

—Aunque duela no tenerla cerca dale su tiempo para sanar.

Cierro los ojos, un vacío gigante me inunda al pensar en eso, en alejarme de ella.

—Solo dime donde esta —Pido como suplica—. Prometo no ir junto a ella.

—Puede que esté en Cancun de vacaciones —Por su tono sé que es broma—. Dale unos meses ¿Sí?

—Ella quiere que luche por lo nuestro.

Ella sonríe.

—Hagamos algo. Dos meses, dale dos meses y luego te ayudo a tenerla contigo de nuevo.

Un nudo se forma en mi garganta.

—¿Dos meses?

Eso me desespera, es mucho tiempo.

—Conozco a mi hija, se que la amas como ella a te ama a ti. Acepta mi trato, soy una Lancaster te daré los mejores consejos te lo aseguro.

—Acepto. 

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora