Capítulo treinta y seis

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Dos meses, dos meses y quince días alejado de Michaela Lancaster.

He sufrido demasiado los últimos meses, no tenerla conmigo es doloroso y no ayudaba el hecho de saber que ella se había alejó por mi culpa, por ser un idiota. Luego del trabajo iba a visitar a la señora Lancaster, su vientre ahora está mas pronunciado y es una mujer demasiado adorable hay veces que cuando llegaba sin avisar ella tenía los ojos cristalizados clara señal de que estaba llorando por su amado.

Yo no era un experto en consolar a las personas pero la escuche hace unos días, lloró demasiado, se desahogo conmigo y fue muy doloroso verla así,  sentía que Michaela debía estar de la misma manera pero por más que quisiera yo no iba a estar ahí para consolarla.

—Bueno Ryan, hoy es el día. Por fin sabrás donde se encuentra Michaela.

Eso logró captar mi atención. Estábamos en la casa de Bob, la señora Lancaster me llamó pero no tenía idea de que al fin sabría el paradero desconocido de Micha.

Tengo una gran sonrisa en el rostro.

—Gracias señora Lancaster, llegué a pensar que nunca me diría donde está.

Ella arquea una ceja en mi dirección.

—Le prometí a mi hija no decírtelo, y no lo haré.

Frunzo el ceño confundido.

—¿Entonces?...

—Ella misma te lo dirá —Ella me hace una seña con la cabeza para que la siga—. Sígueme Doctor.

Muy confundido la seguí hasta la cochera. No entendía como lograría que Michaela soltara su ubicación, cada día le mando mensajes pero ella no responde ninguno.

Dentro de la cochera enciende la luz y ella señala una de los estantes, no entiendo a lo que se refiere. Está apuntando un bidón de gasolina.

—Esa será tu arma.

—¿Arma?

—Vas a ir a quemar la Tienda de tatuajes.

—¿Qué yo qué?

Sí,  en definitivo la locura de Michaela proviene de su madre. Ella se ríe.

—Tranquilo, Bob está de acuerdo.

—¿Con qué? ¿Con que queme su local?

Suelta una carcajada, por un lado me alegra verla riendo. No suele hacerlo mucho pero cuando lo hace me siento más tranquilo. El bebé necesita sentir que su madre se encuentra bien.

—Me dijiste que mi hija te pidió que le demostrarás tu amor haciendo "Actos" bueno que mejor acto que este.

—No creo que quemar el Local donde ha trabajado sea buena idea.

Ella palmea su rostro con la mano derecha.

—Ryan, creo que no me entiendes —Camina hasta el estante y agarra la gasolina y un mechero. Doy un paso atrás —.  No seas miedoso. Ahora Lena está en su turno, Jackson no está así que es tu oportunidad. Irás con esto a amenazar a Lena.

—Creo que estoy entendiendo a donde va.

Ella sonríe.

—Le dirás que si no llama a Michaela quemaras el Local —Me extiende el bidón y un mechero—. No va a creerte, eres demasiado serio. Así que cuando dude de ti derrama la gasolina en el suelo eso va a asustarla y prende el mechero.

—¿Eso no es riesgoso?

Se encoge de hombros.

—Mientras el mechero no toque el suelo...

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora