Capítulo veintiocho.

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No puedo dejar de pensar en las palabras del estúpido tatuador. ¿Micha pensara lo mismo?

No quiero que piense que la estoy usando ¡Maldición! Si lo pienso demasiado hasta creo que me parezco a Maya... Y odio ese sentimiento porque no quiero ser como ella.

Michaela es una mujer hermosa, fuerte, inteligente y con un corazón enorme. Todo hombre sensato mataría por estar en mi lugar... Y yo sólo pienso en que esto se me está yendo de las manos. Ella puede llegar a enamorarse de mi... Si yo estoy empezando a sentir más cosas ella de seguro estará igual y no quiero una relación, no puedo, no me creo capaz de soportar otro corazón roto.

Puedes juzgarme, adelante. Te doy permiso de hacerlo.

Pero antes te pido que te pongas en mi lugar.

Si la mujer u hombre que amas con locura, esa persona que te hace sonreír todos los días, que dice amarte con locura, con la cual ya has planeado todo un futuro perfecto... en realidad no está enamorada o enamorado de ti...¿Qué harías?

Maldición, ella me miraba a los ojos y me juro amor eterno tantas veces y yo estaba tan cegado que no me di cuenta de que todo era una vil farsa.

Mi corazón se rompió y dolió, mucho. No quiero volver a sentir ese dolor de nuevo, y por eso hago todo para evitarlo. Pero ese no es el único problema, primeramente está mi miedo y en segundo lugar el hecho de que Michaela se merece mucho más... no a alguien como yo. Patético que ni siquiera puede dar un paso al frente cuando de afirmar sus sentimientos se trata.

Todo el camino me mantuve inmerso en mis pensamientos, gracias a Dios pude conducir sin problemas porque ahora mismo no estoy del mejor humor posible.

—Llegamos —Digo sonriendo apenas en su dirección y ella me mira con el ceño fruncido.

Pienso en bajar pero ella se adelanta, posa su mano en mi hombro y la miro, ella de seguro quiere hablar sobre lo que dijo el imbécil de Jackson, ahora debe desconfiar de mi.

Pero no dice nada, sino que se levanta de su asiento y termina subiendo a horcajadas sobre mi. Como no es tan grande esta posición no llega a ser incómoda, colocó ambas manos en sus muslos y ella coloca las suyas alrededor de mi cuello.

— ¿Qué pasa doctorcito? —Pregunta con un deje de preocupación. Baja su rostro hacia el mío y rosa levemente su nariz con la mía—. No me gusta verte así.

—En serio no quiero ser como ella —Digo alzando la mirada y ella se aleja para verme mejor. Se merece por lo menos saber lo que pienso—. No quiero utilizarte.

Ella ladea la cabeza como un pequeño gatito en mi dirección.

—No me estás utilizando Ryan —Dice jugueteando con mi cabello—. Yo estoy aquí contigo porque quiero.

—Lo sé Micha, pero lo que dijo tu compañero...

—Jackson puede irse a la mierda —Espeta rodando los ojos.

Sonrío sólo un poco y mis manos de manera inconsciente se aferran a ella, no quiero que piense mal de mi o tal vez debería dejarla hacerlo, soy tan egoísta que no quiero alejarla.

—En serio me importas Michaela —Digo, sus ojos verdes me miran con atención—, no te imaginas lo importante que eres para mí, no quiero perderte. Pero tampoco quiero que lo nuestro pase a otro nivel, no quiero y sé que suena egoísta el querer tenerte solo para mí, sé que querrás tener algo serio con alguien más algún día pero simplemente la idea de pensarlo me resulta horrible.

Ella parpadea confundida.

—Ryan... esas fueron las palabras más contradictorias que he oído en mi vida.

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora