Capítulo cincuenta y uno.

5.1K 356 29
                                    


Ruth me sigue mientras vamos a recepción, me habló sobre su amistad con Ryan y por primera vez no sentí celos, estoy mejorando. Hablamos de mis futuros bebés y comenzó a tirar nombres al azar yo le dije que tengo los nombres perfectos para mis bebés sean niñas o niños.

—Hola, vengo a ver a Ryan.

La recepcionista me reconoce al instante. Sonríe y asiente.

—Hola Micha —Me sorprende que sepa mi nombre pero de seguro mi doctorcito ya se lo aclaro—, el Doctor Scott esta libre asi que debe estar en su consultorio.

Asiento, le hago una seña a Ruth y me sigue.

—No me gusta el olor a Hospital —Comenta ella—, ese olor a medicinas y desinfectantes —Arruga su nariz.

—A mi no me gustan los Hospitales —Pero por razones distintas, el recuerdo cuando mi padre se fue es muy doloroso—, pero le veo el lado positivo a este lugar. Aquí conocí a Ryan.

—¿En serio?

—Sí —Muerdo mi labio con solo recordarlo—, me caí de una escalera.

—¿Qué?

—Estaba borracha fue en un discoteca, la verdad me desmaye y desperté aquí no sentí mucho dolor en mi tobillo pero recuerdo que cuando vi a Ryan...

—¿Lo exageraste?

Ladeé una sonrisa.

—Demasiado.

Ella suelta una carcajada.

—Ryan causa una gran impresión cuando lo ves por primera vez.

Asiento, cuando llegamos frente a su consultorio no pienso en llamar a la puerta solo la abro y me quedo paralizada en mi lugar.

Ruth choca conmigo y escucho un jadeo de su parte. No me muevo y analizo todo con sumo cuidado, mis ojos se mueven a la mujer que está encima de Ryan y todo en mi grita peligro.

La maldita, está solo en sujetador encima de mi esposo pero me tranquilizo cuando noto que Ryan sigue vestido... en realidad no lo veo consciente y me asusto.

—Te doy tres jodidos segundos para que salgas de ahí —Digo aguantando las ganas de meterle un guantazo. Rebbeca voltea y finge sorpresa.

—¡Micha! ¿Podrías irte? Estás interrumpiéndonos —Dice sin vergüenza.

—Maldita loca —Susurra Ruth—. ¿Qué le hiciste?

Mis uñas se entierran en las palmas de mis manos y no dudo más,  voy por ella caminando con pasos firmes. Ryan no se mueve, está inconsciente y quiero saber que mierda pasó acá.

—Quítate —Siseo.

—No.

Sin aguantarme agarro su brazo y lo tironeo con toda la fuerza que tengo. Cae al suelo y Ryan aún sigue sin despertar, no le hago caso a la enfermera y realmente preocupada miro a Ryan y sostengo su rostro.

—Ryan... cariño —Digo dándole pequeñas palmaditas pero nada. Siento un jalón en mi cabello y doy varios pasos atrás incapaz de creer que esa yegua me tocará.

—¡Déjala! —El agarre se pierde y volteo para ver como Ruth la agarra de los hombros. La enfermera le da un codazo que va directo al pecho de mi ahora amiga.

—¡Yegua! —Grito y corro hacia ella a soltarle una cachetada, piensa golpearme de vuelta pero Ruth sostiene sus manos—. ¡¿Qué le hiciste?! —Grito enfurecida.

—Lo hice mío. Como debió ser desde el principio.

Ella no hace más que sonreír de manera retorcida.

—Eres una enferma —Escupo con asco—, ¿Lo drogaste?

Ella no habla por lo que imitándola con una gran y falsa sonrisa agarro un gran mechón de su cabello y lo jalo hacía abajo, ella chilla. No la suelto e intenta zafarse.

—Habla —Digo mirándola con furia.

—No ¡Solo estorbas! —Vuelvo a jalar su cabello.

—Eres tú la maldita que está drogando gente para conseguir sexo ¿Qué mierda te pasa?

Sus mirada se oscurece.

—Tu me pasas, ¡Eres una zorra! Ryan debió ser mío pero tu no sales del camino.

—Deja de decir estupideces y dime que carajos le diste.

—No, no voy a hacer lo que dices. Si fuera por mí te hubiese matado hace tiempo.

Doy un paso atrás, esto no se trata solo de una mujer que quiere sexo con Ryan, ella en verdad está mal de la cabeza, su amenaza me pone alerta y mis manos instintivamente van a mi vientre, sus ojos bajan hasta allí y veo que estos se cristalizan.

—¡No, no, no! —Grita intentando zafarse—. ¡No puedes estar embarazada! ¡Yo debo tener a los bebés de Ryan!

Su actitud ya sobrepasa los limites por lo que doy pasos atrás para llamar a seguridad. Pero ella manda su cabeza hacia atrás golpeando la nariz de Ruth quien la suelta aullando de dolor.

—¡Ayuda! —Grito mientras corro hacia la salida. Llego hasta la puerta y diviso a un hombre que está a lo lejos aun así logra verme pero siento que la maldita loca me agarra del brazo—. ¡Suéltame! 

Giro para defenderme pero en eso siento como golpea mi vientre con su mano libre y mi mundo se desmorona al sentir un intenso dolor, doy varios pasos atrás y protejo mi vientre. Ruth aparece en escena pero ya no pienso en nada aparte de mis bebés.

Los guardias vienen y siento a alguien tocarme el brazo.

—Me golpeó mi vientre —Digo llorando—. Estoy embarazada... yo...

—Tranquila vamos a ayudarte.

Me dejo guiar por el enfermero sin siquiera mirar hacia la loca, no me preocupa nada más aparte de mis bebés.



🍫❤

El Amor Por El Chocolate. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora