LONDRES, INGLATERRA.
SÁBADO 05 DE OCTUBRE DEL 2013.
Aparto la mirada de Isaak y bajo de su camioneta, enfrentándome a lo que encontraré en mi apartamento.
El miércoles por la noche, Diosa y Reina finalmente hicieron su entrada triunfal. Ese día me llegó una notificación y una insana cantidad de mensajes de Quinn, anunciándome que el apartamento estaba en llamas. Según, fue un cortocircuito entre los cables de algunos electrodomésticos lo que provocó el incendio.
Quinn se encargó de llamar a los bomberos.
Cuando revisé las cámaras de seguridad, pude ver a un catrín manipulando el sistema de seguridad de la puerta para poder resetearlo y luego abriéndola con una llave nueva. Entró a mi hogar y sin dilatarse, comenzó el fuego haciendo que pareciera un simple roce entre cables en mal estado.
El apartamento contaba con un sistema de seguridad demasiado complejo, pero efectivo. A eso se refería el acertijo, solamente Quinn y yo podríamos desbloquearlo porque éramos las únicas que conocíamos la contraseña y nuestras huellas eran las únicas que estaban grabadas en el sistema. Mi abuelo era tan paranoico con la seguridad de la familia que incluso insertar una llave falsa o alguna otra herramienta era imposible porque el sistema lo detectaba. Pero ellos no lo desbloquearon, ellos lo resetearon.
Parada, frente a la puerta de mi hogar, no sé con qué me encontraré pues cuando el fuego alcanzó las cámaras, el sistema se apagó y no pude visualizar nada más. No sé cómo encontraré mi casa.
Introduzco la llave en el picaporte y abro la puerta de madera que de inmediato activa el sistema de seguridad, deslizando una segunda puerta de metal grueso que pide mi código de identificación. Volteo a mirar a Isaak y recuerdo lo que dijo tío Joseph sobre simplemente colocar frente al lector de códigos una tarjeta dorada que tía Violet me dio esta mañana. Instantáneamente la puerta se abre y observo el apartamento.
Cenizas.
Mi apartamento se reduce a eso, a escombros, oscuridad y paredes quemadas, con fotografías mías advirtiendo un nuevo mensaje y calificativos e insultos alrededor de las letras trazadas con imágenes y fotos.
Doy pasos hacia atrás, tropezando con Isaak y mirando sus orbes verdes que muestran enojo.
Entro a lo que queda de mi hogar mientras siento la vibración de mi teléfono y a continuación, el tono que indica una llamada entrante de Brescia Kliesch. Hastiada de los múltiples mensajes y llamadas que ha dejado, contesto por fin.
— ¡Oh, Gemma! Por fin me contestas.
—Hola, Bres. No es un buen momento ahora... De hecho, creo que no será un buen momento en mucho tiempo.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Sé lo importante que es la coreografía, pero lamento informarte que no podré seguir en ella. Están sucediendo muchas... dificultades y no podré. Lo siento.
—Pero... —la interrumpo, adelantándome a sus palabras de convencimiento.
—Realmente no puedo. Lo siento. Adiós, Brescia.
—Bien. Adiós, Gemmy.
Quito el teléfono de mi oreja y volteo a mirar a mi rubia favorita en un estado tan asombrado como el mío.
Esta no es una decisión espontanea e imprudente como suelo ser a veces, no, esto lo estuve pensando durante los días de angustia en la mansión de Patrick.
En este momento siento que represento un peligro, no sé qué quieren Diosa y Reina, no sé qué buscan y por ello no puedo exponer a más personas. Incluso la pared frente a mí me demuestra lo que pienso. Fotografías mías con distintas personas... Quinn, Gregg, Dave, Lucas, Alice, Kamilé, Mariet y hasta de Ean, forman las letras de la amenaza.
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Los secretos de Gemma
RomanceLa familia Hoffman ciertamente no está libre de secretos. No, de ninguna forma lo están. Hay demasiadas historias tejidas entre ellos, muchos misterios por develar, pero nadie se ha preocupado por ellos. Nadie se ha preocupado por el pasado oculto b...