LONDRES, REINO UNIDO
LUNES, 23 DE DICIEMBRE DEL 2013
Pido una bebida al camarero mientras espero que Sophie y Ean lleguen para almorzar, agregando a mi orden un pequeño postre, últimamente he estado ansiosa de dulce. Y eso es solo otra manera en la que mi cuerpo grita: Siente, no me reprimas, no eres así. Pretendo, si las circunstancias me dejan, tomarme un par de días pronto.
Mi torta de triple chocolate llega junto a la copa de chardonnay, pero mis recientes amigos siguen sin aparecer. Son varios minutos después que con rostro agitado y una alegría reconocible a kilómetros, me saludan y proceden a sentarse frente a mí.
— ¿Qué tal todo, Gemmy? —saluda Sophie.
Ella estuvo enferma durante un par de semanas, casi un mes y por lo tanto no la vimos en la clínica hasta la semana pasada que regresó a trabajar. Su aspecto era terrible, estaba ojerosa, adelgazó un poco y se agitaba fácilmente, no obstante se ha mejorado bastante. Soph no explicó lo que tenía, solo dijo que era un problema gástrico.
Corto un trozo de tarta y la llevo a mi boca después de responderle. Ean recibe una llamada y se disculpa un momento, dejándonos solas. Ella me mira dudosa y voltea a mirar a su novio alejándose, luego habla con remordimiento.
— ¿Qué te está sucediendo, Gemmy? —frunzo el ceño, sin comprender, entonces ella saca el motivo de esta reunión: un sobre negro con rojo—. Yo... Aclaro que de verdad lo lamento, pero ayer cuando lo encontré lo abrí si premeditarlo. Fue sin querer. No quiero entrometerme en tus asuntos, solo quiero saber si puedo ayudarte.
Dudo. Dudo mucho si puedo contarle o no, así que elijo una salida diplomática y esquiva que no funciona porque ella sigue ofreciendo su ayuda y apoyo.
—Son asuntos familiares, Soph, lo estamos controlando para que no salga a la luz ni que la prensa se entere así que no lo comentes con nadie, por favor...
—No lo dudes, Gemmy —me interrumpe—. ¿Todo bien? ¿Qué significa eso de ladrona? ¿O el asesino de tu familia? ¿Y esa decisión que tienes que tomar? Si crees que puedes confiar en mí y contarme, estaré dispuesta a ayudarte. A veces hay penas tan grandes que son mejor descargarlas con aquellos que no están involucrados. Supongo que no puedes decírselo a tu familia porque creerían que eres débil o que la situación te hace daño... Viví algo así una vez.
Parpadeo descubriendo que sus palabras reflejan lo que siento. No puedo decirles nada a mis tíos o primos porque todos están esperando que yo, la futura dueña y jefa de Hoffman Inc., pueda con todo y asuma toda la locura del abuelo. Incluso Piers —que no me conoció— y Phillips asumieron que yo podría y por eso descargaron el peso del tapiz sobre mí. Mamá también lo infirió.
Cometo una acción totalmente imprudente y espontanea cuando empiezo a confesar que estoy agotada, cansada y solo quiero detener el tiempo. Le cuento como pocos meses han trastornado mi equilibrada, feliz y bonita vida. Dejo que fluya todo lo que siento sobre las llegadas y encuentros de Isaak, Patrick, Nicholas, Damián, Los Baker... A veces es mucho.
—Yo no sé, Sophie. Mamá desapareció un día, fue secuestrada y ahora todo gira en lo que ella dejó, escribió o hizo. En lo que me dijo. Y el abuelo también murió y dejó una maraña de acertijos y códigos. Estoy enloqueciendo y a veces ni siquiera Isaak logra controlar eso —respiro y la miro de nuevo—. Temo perder el control y lastimar a los que amo.
En ese momento aparece Ean y enarca sus cejas porque ella se queda callada y cuando cuestiona que sucede, Sophie le responde evasiva. El pelirrojo nos explica que Helena ha pasado una semana llorosa en su apartamento. Ella vive sola.
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Los secretos de Gemma
RomanceLa familia Hoffman ciertamente no está libre de secretos. No, de ninguna forma lo están. Hay demasiadas historias tejidas entre ellos, muchos misterios por develar, pero nadie se ha preocupado por ellos. Nadie se ha preocupado por el pasado oculto b...