Siempre supe que ella era la mujer de mi vida.
A lo largo de los años pisé tantos aeropuertos como casas y tuve compañeros que nunca fueron amigos; un alrededor de veinte países que me hicieron no apegarme a nadie.
Mi único desliz fue Gemma, esa niña con ojos cafés y su pequeña boca rosada, esa adolescente herida, pero fuerte ante el mundo. Mi único desliz fue Gemma Baker y aunque ahora no está conmigo porque es la mujer que me odia, lo estará.
Y siempre cumplo lo que prometo.
¿Qué tan masoquista te hace amar a la persona que te odia?
Mucho, quizá. Pero amarla es la experiencia más sublime que he vivido, y es lo que hace que lo inconcluso de nuestro pasado, no sea tan doloroso para mí. Y aunque tengo miedo de volver a verla, sé que tengo que contarle la verdad y decirle que no fui yo.
¿Qué tan difícil puede ser conquistar a la mujer de quien llevo años, enamorado?
Mucho. Pero sacaré toda la artillería pesada para lograrlo, porque cuando realmente me importa algo, lucho por ello sin descanso y Gemma me importa.
Demasiado.
¿Por qué hacerlo fácil, no?
Y sin querer aparecí en el momento oportuno, cuando todo el libro sin final que habíamos escrito es abierto y remueve viejos temores y heridas. Entonces, yo estoy aquí y estaré para sostenerle, porque luego de la verdad que ella necesita saber, su vida cambiará tanto, que en algún momento se derrumbará y quiero ser yo quien la ayude a reconstruirse.
¿Quién diría que mi oportunidad vendría disfrazada de un diplomático trato de tres días?
¿A que estoy dispuesto?
A todo.
Y convertiré esos tres días en muchos más, y ya no podremos parar. Moriremos por besarnos a cada instante, por tocar nuestras pieles, por sentir nuestras respiraciones agitadas y por decirnos esas palabras que enloquecen el corazón del otro.
Decirnos que nos amamos.
Y más que morir por decirle que la amo, moriré por decirle lo perfecta que es, por escuchar esos ruiditos que me fascinan, por escuchar sus raros conceptos psicológicos, por escucharla retarme, por ver sus mejillas sonrojadas y sobre todo por ver como da todo por proteger a su familia.
Ahora Gemma Baker no es solo mi desliz, ahora es la mujer en la que en algún momento llevará mi apellido junto su nombre.
Estamos cayendo uno por el otro y con mucho gusto me dejaría atrapar.
No nos detendremos ante el miedo y las personas que intentan separarnos.
Lucharemos y cuando caiga seré yo... Seré yo quien la sostenga.
Ella, ellos... nosotros.
Los amo.
***
En multimedia: Kiss me, la canción de los protagonistas.

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Los secretos de Gemma
RomansLa familia Hoffman ciertamente no está libre de secretos. No, de ninguna forma lo están. Hay demasiadas historias tejidas entre ellos, muchos misterios por develar, pero nadie se ha preocupado por ellos. Nadie se ha preocupado por el pasado oculto b...