28. SOMBRAS DEL PASADO.

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LONDRES, INGLATERRA.

JUEVES, 21 DE NOVIEMBRE DEL 2013.

Bajo del Porsche y noto que la decoración que la abuela Diane compró, está puesta en las columnas y también que hay una calabaza en la puerta de la mansión. Somos una familia norteamericana, celebrando una fiesta norteamericana en Reino Unido.

Ironías.

Nicholas Baker contempla la gran casa de Patrick y se detiene en los escalones de la entrada, observando el jardín de la mansión y a los pocos trabajadores que siguen merodeando el lugar.

— ¿Realmente no te sientes incómoda conmigo invadiendo tu vida?

Analizo la respuesta y acepto un poco de mi reticencia hacia él. Es extraño a veces y también una sensación nueva, pero no se siente incómodo. Así que comienzo a relatarle un poco sobre mamá siendo secuestrada a mis trece, mi crianza con tío Joseph y Antonella, dejo caer un poco de mi secuestro y mi llegada a Londres. Le digo todo esto con el punto de permitirle comprender que sí, yo lo necesité. Mucho. Muchas veces.

—No me preguntes si estoy bien con ello porque desee muchas veces ser como las otras niñas con un papá que la llevaba a la escuela, o con uno que intimidara a los chicos que se me acercaban en mi adolescencia, o con unos padres que se enorgullecieran y se entristecieran porque su pequeña niñita se iría a la universidad.

»Te necesité, Nicholas, pero no puedo juzgar la decisión que ustedes tomaron ni puedo cambiar el pasado, así que intentémoslo. Estoy bien contigo aquí.

—Fue una decisión egoísta y pido perdón por eso. Eres una gran mujer, Gemma.

—Mamá lo fue antes que yo.

Y el primer signo de mi cercanía hacia él se convierte en un abrazo. Admito que estoy un poco molesta, pero reitero que no puedo cambiar el pasado por lo que quiero averiguar cómo seguir en el presente. Él es papá y ahora, en este momento, lo necesito más que nunca.

En medio del abrazo Nicholas aclara que él fue encarcelado a mis seis. No a los cuatro como yo supongo, por eso le relato mi último recuerdo con él. Es borroso, pero tengo claro que estábamos en un cementerio y mamá lloraba. Él explica que era el aniversario de muerte de alguien importante.

Somos interrumpidos porque la puerta de la casa es abierta y mi genio tecnológico nos observa y ríe cómplice. Yo conozco esa sonrisa. Detrás viene Quinn.

—Hola —saluda llegando a nosotros y abrazándome por la cintura—. Isaak ya está aquí y parece un poco nervioso..., solo un poco nada más.

—Dave Miller ¿Qué le has estado diciendo a Isaak? —mi amigo ríe y se coloca frente a mí, junto a Nicholas.

—Puede que le conté esa vez que conocí a los padres de Caroline y...

—Y Gregg exageró todo como buen escritor que quería ser —inquiere mi rubia favorita y Gregg sale de la casa—. Hola, señor Nicholas. Soy Quinn.

— ¿Qué le contaste, Gregg?

—Una historia —señala divertido—. Deberías entrar antes que te quedes sin novio sin siquiera serlo.

—Oh...—susurran Quinn y Dave.

—Si haces ese oh, Greggory McCarthy, te daré un golpe.

— ¿Dónde queda la sutileza de estas chicas?

—Alborotan el maldito avispero y dejan que otro soluciones su jodida mierda —reclama Patrick y luego ve a Nicholas—. Se supone que si estabas casado con mi tía Lucía eres de mi grandiosa familia.

Los secretos de GemmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora