30. IMPERTINENTE.

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LONDRES, INGLATERRA.

MARTES, 17 DE DICIEMBRE DEL 2013

Camino por el pasillo de la casa que lleva a la biblioteca para ver si allí se encuentra mi rubia favorita, pero me detengo antes de abrir la puerta. Tío Joseph está dentro, la voz de tío Carl se escucha, por lo que debe estar en una videollamada y luego la abuela Diane habla.

—No soy estúpida, Carl —refuta la abuela—. Siempre he sabido quien es Diosa y no pretendo revelárselo a ustedes. No los pondré en peligro. Lo que su padre no les dijo, tampoco lo haré yo.

—Bueno, si tenemos en cuenta que apenas me estoy enterando del dichoso documento del abuelo Piers —reclama tío Carl—, no creía que no los iba a decir.

— ¿A quién proteges?

—Yo no te he enseñado a ser entrometido, Joseph Hoffman. Ya tú cargas con mierda bastante gruesa. Eso que hizo Piers contigo y Lucía, luego Phillips y sus grandiosas ideas... En fin, ¿Cómo se enteró Carl del documento? Era secreto. Ni él ni Violet se debían saberlo para evitar esas malditas peleas de preferencias.

—Lo encontró en mi oficina. Y mamá, Vio aún no sabe nada... sustancial. De hecho, no sabe nada más allá de lo necesario.

—Hablaré con... —baja su voz y pronuncia un nombre que no llego a escuchar—. Intentaré sacarla de allí.

— ¿Por qué la proteges?

—Porque la amo, Joseph —confiesa—. El amor te vuelve tonto y lo sabes. Por eso protejo a Diosa, ¿pero porque protejo a Reina...? eso es porque ella era buena y aun, dentro de todo ese disfraz, ella sigue siendo la misma, solo que el dolor y las heridas la convirtieron en alguien terrible. Así que me importa una mierda. Si lo descubren, será como Phillips quiso que fuera.

—Si los chicos no lograr encontrar esas pista que el abuelo dejó, ¿Qué haremos? Ellos son los indicados y los únicos que pueden hacerlo.

—Esperemos que lo logren —suelta la abuela—. Sino verdaderamente nos hundiremos en la mierda porque a pesar que Diosa solo quiere saber quién mató a Julian, Reina si quiere la empresa. Y mi amor marca el límite allí.

» Vi a Piers intentando redimirse por lo de los Laswick y creyó que la solución era hacerlos firmar a ti y a Luzu ese documento. Tonto viejo. Lo que tenía que hacer era aceptar su error y buscar el perdón de la familia que lastimó.

Sin querer empujo la puerta y es un movimiento bastante visible, por lo que finjo que estaba entrando a la biblioteca y me sorprendo cuando los veo. Mi tío se tensa, pero la abuela solo me mira con sospecha, le sonrío y digo que vine a buscar a Quinn, ella me responde, diciendo que mi rubia favorita no está en casa.





Matthew termina de leer la última palabra de la oración y le sonrío orgullosa del gran avance que lleva en la lectura.

Desde hace unas semanas atrás hemos practicado lectura y escritura puesto que noté las deficiencias que tenía en ambas áreas. Por lo que el mismo día que fuimos al pediatra, pasamos por una librería y compramos cuentos infantiles, no obstante él se antojó de traerse El Principito.

Cada noche leemos algunos párrafos antes de dormir.

—...Y si yo sé de una...flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi... planeta; si yo sé que un... cor-derillo puede... ani-aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es... no es importante?

El principito enrojeció y después continuó—leo—: Si alguien ama a una flor de la que solo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que las mire para ser dichoso.

Los secretos de GemmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora