27. ¿TÚ QUE QUIERES?

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LONDRES, INGLATERRA.

VIERNES, 15 DE NOVIEMBRE DEL 2013

—Tú, pequeño niño, tienes ideas muy ingeniosas.

Matthew sonríe y asiente mientras colocamos el gran cartel de cumpleaños para Isaak en su oficina.

— ¿No podemos comer un trozo de pastel?

— No, Matt. Es para Isaak.

Coloco el pastel que preparó mi querido primito sobre la base y alrededor, los distintos dulces alemanes que cocinó durante la noche y hoy en la mañana. Nuevamente observo el cartel y me doy cuenta del gran talento artístico de Matthew y Quinnie. Debo anotarlo en un taller mientras consigo que sea aceptado en algún colegio.

—Matthew, ¿te gustaría aprender alguna actividad?

—Eh... mamá me decía que soy bueno pintando. Me gustaría aprender a pintar o... Artes marciales.

—Empecemos con la pintura y si no te gusta, tomarás clases de Karate.

Visualizo mí alrededor y suspiro cuando todo está en orden.

Anoche en la cena, espontáneamente, comenté que Isaak cumplía año hoy y Pat propuso que le hiciéramos esta sorpresa, luego el hermoso niño de cabello rizado junto con Quinnie hicieron una gran pancarta y la abuela y el rubio hicieron un montón de dulces.

Yo solo miré como preparaban todo y cree una lista de lugares a donde ir. Sí, acepto que no soy la persona más creativa, de hecho, soy muy mala en cualquier actividad que incluya la palabra arte o creatividad.

Soy todo lo opuesto a Isaak. Él dibuja, canta, baila, escribe. Y quizás tiene muchas otras aptitudes artísticas. Yo solo... patiné en mi adolescencia.

Me acerco al niño cuando veo a través las persianas que cubren el cristal a Isaak saliendo del ascensor y viniendo hacia acá. Él abre la puerta de su oficina con la mirada puesta en su teléfono.

— ¡Feliz cumpleaños, Isaak! —gritamos.

Sus ojos verdes nos miran sorprendidos, luego al cartel en la pared y los dulces alemanes en la mesa, una hermosa sonrisa se escapa de sus labios y finalmente sale de la estupefacción y camina hacia nosotros y sin darse cuenta carga a Matthew.

—Estoy muy, muy sorprendido.

— ¿Me puedes poner en el piso? —pide Matthew, Isaak lo mira y asiente colocándolo en el suelo—. ¿Ya podemos comer pastel?

—No, pequeño leoncito. Deben cantarme la canción de cumpleaños.

El hermoso niño de cabello rizado comienza a cantar y luego me uno a él, cuando terminamos la canción Isaak se acerca a mí, me abraza por la cintura y sin previo aviso, me besa.

No, no me besa, es un roce de labios, pausado y a la misma vez, deseoso e intenso. Como un recuerdo. Es algo extraño lo que sucede porque luego se separa y me observa contrariado, esperando una reacción de mi parte.

El momento incomodo es evitado por los toques en su puerta. Isaak abre y quedo un poco sorprendida cuando noto a Brescia Kliesch, felicitándolo. Entonces recuerdo que esta es la empresa de arquitectura de su hermano. Durante unos minutos hablamos un poco y me invita a pasarme un día por su casa para ayudarlas con la boda. Finalmente se va e Isaak nos observa.

—Sé que la conoces porque la vi en tu fiesta, pero ¿cómo coincidiste con Bres?

—Patinábamos en la misma pista y hasta hace un mes estaba en la coreografía de la boda.

— ¿Tú ibas a estar en el baile súper sexy y caliente que ella me obligo a ver para Marcus? —susurra en mi oído para que Matt no lo escuche.

—Sí... supongo...—veo como Matt pasa uno de sus deditos por la crema del pastel y lo lleva a su boca, sonrío—. Eso no hace, Matthew.

Los secretos de GemmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora