LONDRES, INGLATERRA.
VIERNES, 15 DE NOVIEMBRE DEL 2013
—Tú, pequeño niño, tienes ideas muy ingeniosas.
Matthew sonríe y asiente mientras colocamos el gran cartel de cumpleaños para Isaak en su oficina.
— ¿No podemos comer un trozo de pastel?
— No, Matt. Es para Isaak.
Coloco el pastel que preparó mi querido primito sobre la base y alrededor, los distintos dulces alemanes que cocinó durante la noche y hoy en la mañana. Nuevamente observo el cartel y me doy cuenta del gran talento artístico de Matthew y Quinnie. Debo anotarlo en un taller mientras consigo que sea aceptado en algún colegio.
—Matthew, ¿te gustaría aprender alguna actividad?
—Eh... mamá me decía que soy bueno pintando. Me gustaría aprender a pintar o... Artes marciales.
—Empecemos con la pintura y si no te gusta, tomarás clases de Karate.
Visualizo mí alrededor y suspiro cuando todo está en orden.
Anoche en la cena, espontáneamente, comenté que Isaak cumplía año hoy y Pat propuso que le hiciéramos esta sorpresa, luego el hermoso niño de cabello rizado junto con Quinnie hicieron una gran pancarta y la abuela y el rubio hicieron un montón de dulces.
Yo solo miré como preparaban todo y cree una lista de lugares a donde ir. Sí, acepto que no soy la persona más creativa, de hecho, soy muy mala en cualquier actividad que incluya la palabra arte o creatividad.
Soy todo lo opuesto a Isaak. Él dibuja, canta, baila, escribe. Y quizás tiene muchas otras aptitudes artísticas. Yo solo... patiné en mi adolescencia.
Me acerco al niño cuando veo a través las persianas que cubren el cristal a Isaak saliendo del ascensor y viniendo hacia acá. Él abre la puerta de su oficina con la mirada puesta en su teléfono.
— ¡Feliz cumpleaños, Isaak! —gritamos.
Sus ojos verdes nos miran sorprendidos, luego al cartel en la pared y los dulces alemanes en la mesa, una hermosa sonrisa se escapa de sus labios y finalmente sale de la estupefacción y camina hacia nosotros y sin darse cuenta carga a Matthew.
—Estoy muy, muy sorprendido.
— ¿Me puedes poner en el piso? —pide Matthew, Isaak lo mira y asiente colocándolo en el suelo—. ¿Ya podemos comer pastel?
—No, pequeño leoncito. Deben cantarme la canción de cumpleaños.
El hermoso niño de cabello rizado comienza a cantar y luego me uno a él, cuando terminamos la canción Isaak se acerca a mí, me abraza por la cintura y sin previo aviso, me besa.
No, no me besa, es un roce de labios, pausado y a la misma vez, deseoso e intenso. Como un recuerdo. Es algo extraño lo que sucede porque luego se separa y me observa contrariado, esperando una reacción de mi parte.
El momento incomodo es evitado por los toques en su puerta. Isaak abre y quedo un poco sorprendida cuando noto a Brescia Kliesch, felicitándolo. Entonces recuerdo que esta es la empresa de arquitectura de su hermano. Durante unos minutos hablamos un poco y me invita a pasarme un día por su casa para ayudarlas con la boda. Finalmente se va e Isaak nos observa.
—Sé que la conoces porque la vi en tu fiesta, pero ¿cómo coincidiste con Bres?
—Patinábamos en la misma pista y hasta hace un mes estaba en la coreografía de la boda.
— ¿Tú ibas a estar en el baile súper sexy y caliente que ella me obligo a ver para Marcus? —susurra en mi oído para que Matt no lo escuche.
—Sí... supongo...—veo como Matt pasa uno de sus deditos por la crema del pastel y lo lleva a su boca, sonrío—. Eso no hace, Matthew.
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Los secretos de Gemma
Roman d'amourLa familia Hoffman ciertamente no está libre de secretos. No, de ninguna forma lo están. Hay demasiadas historias tejidas entre ellos, muchos misterios por develar, pero nadie se ha preocupado por ellos. Nadie se ha preocupado por el pasado oculto b...