50. ROTA.

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NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.

JUEVES, 03 DE ABRIL DEL 2014.

Fueron tres días los que necesité para recomponerme lo suficiente del dolor que aún me asfixia. Tres días que pasé literalmente enferma, con vómitos, náuseas, dolores de cabeza y mucha sensibilidad a flor de piel. Roger dijo que quizá estaba somatizando el dolor y por eso no me pidió exámenes ni recetó ningún medicamento.

Afortunadamente mis primos dejaron de ignorarme y por mediaciones de Quinnie volvimos a la Mansión de Patrick, más que todo para que Matt no se sintiera solo en nuestra casa.

El chofer de tío Joseph se detiene frente al alto edificio, sede de Hoffman Inc., y baja para abrirme la puerta, pero le indico que espere pues recibo un correo electrónico que no esperaba, una respuesta que me sorprende porque su decisión siempre fue firme con respecto a esto.

Tecleo rápidamente la confirmación que requiere y allí si decido enfrentarme con el mundo. No le he leído las noticias y las notificaciones que normalmente llegan a mi teléfono son bloqueadas automáticamente, no obstante, salir de la mansión fue caótico porque los periodistas están a la espera de mis declaraciones. Declaraciones que no daré. No convertiré el asesinato de... no convertiré su muerte en un asunto mediático.

Poner un pie en la acera requiere de mi absoluta confianza, salir del auto se lleva toda mi seguridad y entrar a la empresa necesita de mi autocontrol y autoestima. Todo el mundo esperó que me derrumbara, cayera en una cama y que nunca más volviera a levantarme. Es lo que quiero hacer, pero no es lo que debo. No puedo echarme a morir a pesar que sobrevivir es un suplicio, una tortura comparable con las de Jacob.

Así que cuando decidí que volaría a Nueva York para reunirme con la Junta Directiva y decidir el próximo paso, mis primos me miraron como si estuviera loca y tía Violet insistió en que debía recuperarme, incluso se ofreció a viajar por mí. Pues no. No puedo dejar que me traten como una muñeca rota.

Rota. Rota estoy. Hay grietas, fisuras y parches en muchos lugares de mi ser, de mi alma y de mi corazón. Dagas, flechas y astillas que dejaron heridas sangrantes. Nadie es capaz de imaginar que lo intangible puede romperte tanto como una bala perforando un corazón, pero cada día me levanto y junto cada pieza, las uno con determinación y con la esperanza de libertad.

Hago mi entrada a mi empresa y no presto atención a las miradas curiosas o a los susurros de los trabajadores. No intento socializar ni verme amigable. Mi personalidad efusiva terminó de irse cuando descubrí que toda mi vida he sido engañada por las personas que amo, cuando Jacob puso sus labios sobre los míos amenazándome con comete atroces actos contra Adabella y Quinn, cuando Diosa en su versión de persona intachable frente a la sociedad, pensó que yo era tonta, ingenua y una ladrona.

Yo no le robé nada nadie. Yo obtuve una dádiva maldita.

Ahora siento esta cosa creciendo dentro de mí. Un odio inabarcable, que quiere arrasar con todos los Hoffman culpables de mi presente. Culpables de la muerte de Isaak, del secuestro de mi mamá, del dolor que padecieron los Laswick, de mi infelicidad.

Quiero. Quiero dejar de ser la protagonista buena de esta historia y permitir que la desgracia nos embargue, pero no lo haré. Mis primos no tienen la culpa de nuestros antepasados.

La reunión surge con muchos contratiempos, con muchas quejas y reclamos. Así que dejo que Chris, Stefany, Kiara y Patrick asuman la responsabilidad. Me lavo las manos completamente porque esta empresa es su futuro, no el mío. Yo me vengaré y luego me despediré de todo. No quiero acciones manchadas de sangre, no quiero una propiedad construida entre mentiras.

Tal vez ellos piensen que soy una ingrata y lo acepto, no me interesa su opinión.

Cuando todo termina, mis primos llevan a cabo sus conclusiones y me las entregan. Las tomos, evalúo y se las doy a papá. Él es momentáneamente el presidente de la empresa y quien, se supone, dirige todo. Hoy no fue así. Y en poco tiempo dejará de ser así porque la persona que verdaderamente debería asumir ese cargo, va a obtenerlo, tan legalmente como yo.

Los secretos de GemmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora