26. IMPRUDENCIA ESPONTÁNEA

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Bajo de mi auto con Matthew, aferrándose a mi mano y admirando la costosa mansión de Patrick. No fui capaz de despedirme de él luego de llevarlo a comer. No podía hacer la buena acción de un día y dejarlo a su suerte. Simplemente pensar en lo mucho que Madge dio por él, en todo lo que este niño ha sufrido... eso me parte el corazón.

— ¿Crees que le agrade a tu familia?

Asiento hacia el niño mientras abro la puerta de la casa, dejando que la algarabía normal nos invada. Las voces de mis amigos se hacen presentes, especialmente la discusión entre Quinn y Dave y la llamada que mantiene Pat.

— ¿Es en serio? —Espeta Dave— ¿Estás hablando en serio, Quinn? ¿No considerabas importante que me enterara que Noah y Hannah están desaparecidas?

— ¡Joder! —Exclama Patrick caminando en círculos—. Yo no controlo el maldito internet, ni tampoco sé cómo un jodido hacker logro ingresar al jodido e inútil sistema de seguridad de Bárbara. Es una jodida mierda que malditamente resolveremos, Gabrielle. Confío en ti.

— ¿Ellos son tu familia? —la tierna y temblorosa voz de Matthew llama la atención de los fenómenos y ante las miradas de ellos, él decide esconderse detrás de mí.

— ¿Qué es... eso? —pregunta Isaak.

—Es un niño, Isaak.

—Hola —le murmura Pat agachándose frente a Matthew—, ¿cómo te llamas?

—Me llamo... Matthew, ¿y tú, cómo te llamas?

— ¿Yo? —pregunta Pat señalándose—. Mis amigos me dicen Pat y jo... perdón, y me gustaría verte.

— ¿Tú también quieres ser mi amigo, como la Srta. Gemma? —pregunta Matthew saliendo de su escondites.

—Solo si tú quieres.

—Me agradas, Pat, Súper Pat. Pero debes prometerlo como lo hizo la Srta. Gemma.

— ¿Y cómo lo hizo mi prima?

—Ella prometió que no me llevaría con las mujeres malas, ¿tú me llevarás con ellas? —Pat levanta su mirada y la conecta conmigo, asiento con mis labios en una fina línea.

—No, yo no te llevare con ellas porque somos amigos y los amigos se cuidan.

Ellos mantienen su conversación y Patrick decide prometérselo de la misma manera que el abuelo le enseñó a sus nietos: Por los colores y por la vida. Según Phillips Hoffman, prometimos por tales sustantivos porque ambos eran eternos. Y así debe ser una promesa, eterna.

Matt susurra que su color favorito es el verde, como los ojos de Isaak, pero que él lo mira feo y no le agrada. Una pequeña sonrisa desea escapar pero la contengo. Luego cada uno de mis amigos se acerca a Matthew y conversan con él. Casi todos reciben un apodo como Patrick, exceptuando a Isaak. La abuela decide que lo alejará un momento de nosotros y se lo lleva.

— ¿Gemmy? Súper Pat, G, Di y Súper Queen queremos hablar contigo —murmura, luego los ojos azules de Quinn se desvían hacia Isaak y una sonrisa se forma en sus labios—. Ah... y Isaak también.

—En un momento voy, Quinn.

Le pregunto a Matthew si estará bien con la abuela y asiente, camino hasta la cocina y cierro la puerta detrás de mí.

— ¿Qué piensas hacer con eso? —inquiere Isaak.

—No es un eso, es un niño, Isaak. Un niño —replico.

— ¿Qué piensas hacer con el niño?

—No lo sé.

— ¿No lo sabes? ¿No lo sabe? —Murmura riéndose sin ninguna pizca de humor— ¿No malditamente lo sabes? ¿Es una broma, no?

Los secretos de GemmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora