22. MUERTOS QUE HABLAN, NOTAS ARDIENTES Y DEMONIOS PELIRROJOS.

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NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS

SÁBADO, 02 DE NOVIEMBRE DEL 2013

La mansión de Joseph Hoffman no ha cambiado mucho desde que me mudé a Londres, solo algunos detalles que Antonella remodeló o nuevos cuadros u obras de artes de compró. Sigue siendo regia, imponente y conservando ese toque misterioso de su dueño.

El mismo jueves por la noche Mitchell nos llevó a un hospital. Suturaron mi hombro por el corte del vidrio y vendaron mi costaron por el roce del disparo. A Quinn le desinfectaron sus heridas y a Adabella la desintoxicaron del alcohol y la leve droga que le aplicaron. Pat fue atendido anónimamente y le hicieron un lavado de estómago y a Dave le tuvieron que inmovilizar de nuevo el brazo. Isaak y Mitchell tuvieron un par de heridas no letales.

Ayer Joseph se enteró de nuestra aventura de Halloween y ordenó que estuviéramos aquí hoy mismo. Pat se quedó, pero Mitch, Isaak y Quinn vienen conmigo.

— ¿Qué mierda les pasa a todos ustedes? —vocifera enojado—. ¿A quién se le ocurrió que sería un buen plan ir allí? No me interrumpas, Mitchell. Pensé que serías el primero en negarte en los planes suicidas de Gemma e Isaak, y Quinn, mi niña, ¿por qué dejaste que tu mejor amiga fuera netamente sentimental e imprudente? No entiendo que pasó con ustedes.

Me siento como una niña regañada por haber hecho una travesura. Creo que cada uno de nosotros se siente así y joder, él tiene razón. Caímos en la trampa como niños. No lo pensamos ni nada. Fuimos directo a las fauces de Diosa y Reina.

Joseph habla de nuestras imprudencias y cuando siente que es suficiente amonestación, se dirige hacia Mitchell y le quita el sobre que el catrín me entregó antes de salir de ese horrible lugar. No lo hemos abierto porque Gabrielle nos delató ante mi tío y él nos prohibió abrirlo hasta estar aquí.

Mi tío rompe el sello y saca un teléfono con forro rosado y un pequeño sobre que lee en voz alta.

—Fuiste inteligente, esta es tu recompensa —recita y ve el teléfono en sus manos—. ¿Un teléfono? ¿Alguno me puede explicar qué significa esto?

—Ese es el teléfono de Bella —responde Isaak, mi tío enarca sus cejas y el alemán se dispone a contarle todo el cuento que investigó.

Mi tío enciende el teléfono y se lo entrega a Isaak para que lo revise. El Jodido Idiota murmura que no ve nada fuera de lo normal hasta que nota un chat de WhatsAap sin abrir. Es un número desconocido y allí hay un video. Isaak lo descarga y conecta el teléfono a una laptop que tío Joseph le entrega para que todos podamos verlo.

Veo en la pantalla la cabina de un avión. Vacía durante los primeros cinco segundos. Al tiempo entra un hombre que me cuidó, me amó y me enseñó a cocinar, Phillips Hoffman entra al avión atado por un catrín. Es sentado a una butaca y lo encadenan al respaldar. Luego el catrín baja, la puerta se cierra y el avión despega.

—Ya me tienes aquí, Su Majestad oh, perdón, Diosa. A veces se me olvida que esa Reina tuya solo es una súbdita. ¿Ya soltarás a la niña? Gemmy no te va servir ahora. Déjala en paz y arreglemos cuentas tú y yo.

— ¿Y quién dijo que yo quería a esa ladrona? Ella era la distracción que necesitábamos para llegar a ti... Ahora, dime, ¿Quién mató a Julián Hoffman?

—Yo no puedo creer que tú estés matando gente, secuestrando a una niña y desafiando la ley solo para saber quién mató al maldito de Julián. Ni siquiera porque mí tiempo está contado te lo diré, pero no fue Gael y no murió en vano: murió guardando un secreto más viejo que tú y yo—revela y deja una nota de misterio y prosigue—. El asesino sigue suelto, hermosa.

Los secretos de GemmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora