Capítulo 7

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"Scott"

Llegar a la casa había sido una muy mala vuelta, todos están de mal humor, extrañaba aquella sensación de diversión y paz que me traían los niños, realmente los extrañaba cuando no estábamos juntos por mucho rato y esto podía sentirse muy exagerado pero he estado desde hace un mes y me he sentido más que íntima con ellos. Los niños necesitan de alguien desde ese momento y me pone feliz estar ahí, para ellos y con ellos. Realmente les estaba tomando cariño a los niños, más de lo que se podía llegar a creer.

Alex estaba comportándose como el digno niñato que era y Scott no ayudaba en nada, realmente en nada.

—¿¡Qué te costaba contestar una llamada Analía!? —dijo Alex molesto—. Casi se me explota la vejiga.

Lo miré con ganas de arrancarle la cabeza, ¿era mi culpa que se olvidase de sus llaves? El tonto era él, no yo.

—¿Es mi culpa que olvides tus llaves? —dije, ignorando su molestia— pendejo.

Resopló molesto y se largó rápido a la cocina; —Te he pedido un favor, nada más, sino podías me lo decías —dijo Alex a lo lejos— ¿es tan difícil responder el móvil Anna?

Me encaminé rápido a la cocina pero gran parte de mí se dio cuenta de que no valía la pena, y menos cuando es Scott es quien estuvo ayudándolo a cabrearse conmigo. Me acerqué a Alex y toqué su espalda mientras le decía que lo sentía aunque realmente no lo hacía. Mi celular nunca lo uso si no es para atender llamadas de papá o Matt, no llamadas de alguien que podría haber orinado detrás de un árbol si tan poco se aguantaba o de alguien que me hubiese esperado en su casa si tan enfadado estaba porque tardé, esas no eran emergencias reales.

Subí rápido a mi habitación y dejé mi cuerpo caer en la cama. Por más cosas que pasaran hoy, la felicidad que sentía no se iría. Hoy después de tanto me sentí realmente apegada a los cuatro cuando normalmente mi apego solo estaba con Tommy, había sido un día fantástico y nada lo iba a arruinar. Scott tardó poco en subir y tirarse sobre mí como si yo no estuviese ahí.

—Estás bastante feliz para ser tu después de una pelea —dijo Scott— demasiado para ser realidad.

Lo quité enseguida y fui yo la que se puso sobre él, Scott hizo una cara tan rara, era como si de estuviesen dando algo que realmente quería y no se lo esperaba ahora, una sorpresa. Llevo sus manos a mis piernas haciéndolas abrir y dejandolas cada una en un costado y gracias a ello logré sentarme en su abdomen.

—Comí carne en un lugar muy fino Scott, y me está yendo bien, muy bien con los niños. —dije contenta— ustedes, amargados, no arruinaran mi día.

Me dejé caer sobre él y me acomode para que mi cabeza quedara sobre su pecho. Escucharlo respirar, escuchar lo rápido que iba su corazón y sentir el calor de su cuerpo eran las cosas más relajantes que había y realmente me sentí cómoda con él, me sentía cómoda a su lado. Llevó su mano izquierda a mí cabello y comenzó a reír al notar que por más que intentara, mi cabello no se podía acicalar pero aún así su mano siguió sobre mí, solo que ahora sobre mi espalda, moviéndose lenta y delicadamente. Podría jurar que me dormí pero parte de mí aún seguía consiente, podía sentir su mano e incluso cuando Alex entró a mi cuarto a hacer... a hacer algo.

Cuando desperté estaba tapada y me faltaban los zapatos, ya no entraba más esa cálida luz y mucho menos calor, entraba una luz fría y un viento helado por la ventana. Esta había sido mi mayor siesta en tiempo. Me intenté componer rápido pero un fuerte mareo me atacó rápidamente dejandome sentada a los pies de la cama simplemente mirando al suelo. Cuando mi cabeza dejó de pesar me levanté lentamente y me encaminé hacia abajo.

Babysitter || COMPLETA Y EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora