Capítulo 28

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"Noche vieja"

Mis padres jamás llegaron para Nochevieja. No es que los necesite o algo pero es raro pasar el inicio de año con Nicholas, su hija y la familia de Scott. No es incómodo… bueno, un poco sí, pero al no estar Matt cerca me hubiese gustado tener a mi familia. ¿Será que estoy perdiendo mi adolescencia y transformando en una anciana que le tiene miedo a la soledad? Tengo tan solo veintiún años, no quiero preocuparme por la soledad a esta altura de mi vida, aunque

—¡Eres la peor cocinera de la historia! —gritó Scott entre risas. Lo mire enojada pero divertida mientras limpiaba el desastre que había hecho sobre la mesa. Realmente soy mala cocinera. 

—Mi mami cocina muy rico —dijo la pequeña. Hace años no ve a su madre y según Nicholas en los días festivos la extraña más de lo usual. Es increíble la capacidad de recordar cosas que tienen los niños. 

—Yo cocino muy rico —replicó Scott— ahora comeremos la mejor pasta del mundo, pero tú —dijo y señaló a la pequeña— llévate a Anna lejos de la cocina. No es lo suyo. 

La casa era un caos. En menos de media hora la cocina se llenó de hombres que beben mucho humo y compiten por quién cocina mejor. 

La sala era una especie de juguetería, todo desbordaba de juguetes, niños jugando con consolas y bebés chillando porque sus madres estaban muy distraídas arreglándose como para probar su comida de mentira. 
A todo esto, la silla en la que estoy sentada parece ser el único lugar pacíficos de la casa.

—Lamento el día en el que aceptamos que mi suegra fuese a pasar una linda nochevieja a las montañas —dijo una de las chicas. 

—¡Sí! —exclamó Keke— Ava es la única persona en esta casa que tiene sexo más de dos veces por semana. Como la envidio. 

Intenté no reírme pero fue imposible. Es que así era realmente. Ava era la persona con mayor actividad sexual de éste hogar. 

—Y tu... —dijo Keke, mirándome— ¿cómo llevas la vida de madrastra? 

Uff… nadie nunca me llamó así. Se sentía raro. Muy raro. 

—No la escuches cariño, el vino la está afectando demasiado —dijo Jennifer, intentando suavizar la situación. Por lo visto mi cara de shock fue muy evidente.

Tomando por sentado lo que dijo Jennifer decidí no responder, aunque mucho no afectó ya que las chicas siguieron en su mundo hablando de lo que se pondrían ésta noche y planes sexuales cuando se durmieran los niños. 
¿Ésta es la vida que quiero para mi tan corta edad? 
No quiero pensar en eso. Quiero a Matt y a los niños. Eso sí lo quiero. 

La cena ya estaba por quedar lista. Estaba un poco triste al no poder comunicarme con Matt en toda la tarde más que por unos textos, pero hoy tomarían un paseo por Central Park ya que es muy lindo en Nochevieja y no quería aburrirlos con mis historias. 

Me puse unos jeans apretados y un buzo de lana blanco. No me motiva mucho sentirme como salchicha en microondas a punto de explotar pero el año hay que recibirlo bien. O intentarlo al menos. 
Scott se veía muy lindo. La verdad el invierno le favorece con todos sus tatuaje, se ven más cuidados o sanos. 
Mientras intentaba maquillarme mi madre llamó tres veces. Literalmente tres veces.

—¿Qué pasó mamá? —dije contestando rendida a la cuarta llamada. 

—¡Qué humores! Sólo quería saber cómo está mi pequeña… 

—Bien, muy bien en realidad —dije un poco molesta. 

—Cariño… sabes que no fuimos porque no queríamos dejar sola a tu abue…

—Sí mamá, comprendo. Pasen bien y diviértanse. Nos vemos pronto. —dije y corté la llamada. Wow, eso fue muy rudo de mi parte. Pero yo también soy su familia y debería priorizarme. 

—¡Tres… dos… uno! ¡Feliz año nuevo! —gritamos todos al oír las campanas de los vecinos agitarse. Besos y abrazos recorrieron este mágico momento. Todos aquí nos queremos, el amor abunda y no me siento para nada sola, todo lo contrario. 

Minutos después envié un mensaje a Matt y mi mamá; "Los quiero, feliz año nuevo!"

—A ver —dijo Scott, imponiendo orden ya ebrio a tan sólo la 01:30 p.m— los niños ¡a la cama! Yo quiero disfrutar con mi familia sin preocuparme que un pequeño se parta un diente. No se enojen sobrinos, los quiero. Pero el adulto aquí soy yo y como no está la yaya mando yo, así que ¡a la cama!

Una enorme discusión se armo. Los pequeños se negaban a ir a la cama pero sus papás son muy firmes con su palabras y, en cuestión de media hora los adultos estábamos en paz. Disfrutando del increíble silencio. No queríamos nada más.

—Pues para mi —dijo Luka arrastrando las palabras— ¡hay que hacer una fiesta hombre! Los niños una vez dormido' no hay quien los despierte. 

Todos nos reímos, de verdad los hombres de esta familia son muy débiles ante el alcohol. 

—Juguemos a las cartas —propuso Jennifer— hay mucho vino, no puede salir mal una buena partida de blackjack con grandes apuestas. 

Uh, eso me gusta, soy buena para el juego y el alcohol. Además, no implica moverme. Estoy segura que si me paro el alcohol se me sube a la cabeza y termino rodando en el piso de la cocina. 

—¿En serio jugaremos a las cartas? —dijo Josh enfadado. 

—¿Y tú qué propones? —refutó Jennifer. 

—Pues no sé —dijo bebiendo de su cerveza— si juego a las cartas seguramente me duerma, como la mitad aquí. 

Oh no. Ahora no eran niños los que gritaban. Eran adultos borrachos discutiendo de la diversión de los juegos de mesa. 

Las palabras de Josh y Scott parecían tener una especie de eco o efecto rebote de mi cabeza. No podía parar de pensar en ellas. No sé como la discusión terminó en que tener hijos arruina tu vida. 
¿Tener hijos realmente arruina tu vida? Es decir, son jóvenes, tal vez no entiendan el hecho de formar una familia pero a esta altura de la discusión, yo tampoco. Mi teléfono vibró, ya por tercera vez. Sabía que era Matt, pero no quería responder. Me sentía incómoda y no sé porqué. Algo en este momento no me cierra pero seguramente sea el alcohol. O eso espero.

×××

Aloo, un capítulo medio corto para lo que acostumbro pero es para ir de a poco acostumbrandome de nuevo a escribir.  

Los leo! Recuerden votar y compartir, pero sobre todo comentar!! Amo leerlos. 

Saludoos mañana viene la segunda parte.

Babysitter || COMPLETA Y EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora