Capítulo 34

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"Tensión" Parte uno

Habría que describir el amor como un sacrificio. Porque realmente amas a alguien cuando sacrificas el dormir hasta tarde un lunes. Pero los niños son los niños y yo soy su manita. Simplemente no puedo fallarles.

Me duché y vestí como una chica con clase, ese jardín es costoso y esos niños son costosos, no quiero que piensen que soy un vagabundo por los trapos que uso, aunque esos trapos son realmente cómodos. Desayuné decentemente por primera vez en mi vida y decidí afrontar el hecho de verle la cara a Matt a esta hora. Cuando tiene los ojos hinchados, al igual que sus labios y solo huele a café. ¿Por qué me encanta torturarme?

Después de congelarme durante cinco minutos frente a su puerta sin saber si tocar o no, tres golpecitos fueron suficientes para sentir unas pisadas venir hacia la puerta, pero ¿por qué solo pisadas?

—¿Anna? —dijo Matt, abriendo la puerta con cara de dormido.

—¿Hoy es lunes? —pregunté dudosa.

—Sí, es lunes a las seis de la mañana —dijo haciendo señas para que entrara. Una risa se escapó de mí. ¡Qué idiota! Mierda. ¿Por qué me desperté tan temprano? No quiero pasar, no quiero estar más tiempo del suficiente con Matt. Para no ser descortés y evitar entrar en hipotermia, entré. La casa era un caos. Como si hubiesen tirado cuatro bombas en una juguetería. Además, olía como si algo se hubiese quemado. ¿La chica nueva que contrató trabaja en este chiquero? De seguro deben de estar tan ocupados revolcándose como cerdos que no le prestan atención a los niños. Es decir, no tengo pruebas de eso, pero tampoco dudas. Instinto maternal o algo así.

—¿Quieres desayunar? —preguntó Matt, con su voz ronca. Mmm, delicioso.

—Oh no, ya desayuné —dije divertida, ¿por qué todo me excita?

Escuché la risita de Matt de fondo y Dios. Que sexy. Todo lo de él es sexy. Bueno, desbloquee un nuevo nivel de babosa.

—¿Te molesta si voy a ducharme? —dijo acercándose al sofá. Mierda. Negué rápido con la cabeza y cambié de postura. Sé que tenía intención de tocar mi hombro. Pero bastante es estar sentada sobre el sofá donde me echó como para permitirle tocarme. No. Hay límites. La tensión se sintió enseguida y por suerte, disminuyó mientras se alejaba. Dios, gracias.

Deseo levantar cada juguete y llevarlo a su caja, luego limpiar bien el piso y por último preparar el desayuno era demasiado. ¿Qué tan difícil es mantener una casa de niños limpia? Mi teoría de que tiene sexo con la nueva niñera se reafirma, además ¿quién, un domingo a la noche, cuida a los niños con el padre en la casa? Sí, lo estoy espiando, pero no es de psicópata. Simplemente salí a tirar la basura y ella estaba en su patio muy sonriente. ¡Que maldito! Y no, no son celos, es furia. O tal vez si sienta un poco de celos.

—¿Papi? —sentí mientras la puerta del cuarto de los niños se abría. Tabs salía en pijama y totalmente despeinada. Sin pensarlo me paré y la tomé a upa. La extraño tanto, al igual que sus hermanos. Me abrazó enseguida y una gran angustia recorrió mi cuerpo. En injusto que me esté perdiendo todo esto solo porque su padre considera que no estoy lista para no sé qué.

—¿Anna? —dijo con voz de dormida.

—Hola cariño —dije mientras me dirigía al sofá con la niña en brazos. Me recosté sobre este y tome la manta que siempre está ahí y nos tapé. Extraño esto, el poder estar con ellos cuando despiertan. Me estoy perdiendo todo su crecimiento ¡me da igual lo que piense Matt! He pasado meses con ellos, cada día fue un avance y ahora solo retrocedemos.

Luego de un rato ambas quedamos dormidas.

—¿Anna? —dijo alguien, muy de cerca. Dios ¿quién despierta así a otra persona? Abrí lentamente los ojos y ahí estaba. Su pelo mojado, al igual que su barba y esos ojos color miel brillaban. Todo en mí se revolvió y mi pecho dolía como si me hubiesen apuñalado. Realmente lo extraño.

Babysitter || COMPLETA Y EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora