Capítulo 24 parte I

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"Montañas"

Matt estaba ansioso. Hacía mucho que planeó su fiesta de cumpleaños y por nada en el mundo quería pasarme algún detalle por alto. En cambio yo estaba en un limbo entre la gripe y la buena vida. Mamá me dio cerca de cuatro tazas de té y a pesar de que sí, me sentía mejor, el día sería eterno.

Antes de las dos de la tarde salí hacia el centro comercial en busca del pastel que encargué para Matt más su regalo. Literalmente me costó gran parte de mi sueldo ahorrado para el coche pero era un regalo digno para Matt y valdría la pena todo mi tiempo y dinero gastados.

El centro comercial se encontraba abarrotado y era sumamente estresante aunque despertó la curiosidad en mí. La gente, aún, no se acostumbra a la gente como yo... negra. Es increíble la cara de algunos niños al verme, me miran como fascinados, extrañados y aunque no debería fijarme en eso es inevitable. ¿Por qué siguen criando niños blancos y no simplemente niños? Sé que mi aspecto no es para nada alienado y sí, puede que llame la atención, pero va más allá de eso. Va en que una mujer, negra, no se encuentra alienada y eso les llama la atención. Pobre gente.

Colas eternas, cinco mensajes de Matt quejándose de que no sabe dónde estoy el día de su cumpleaños y un mensaje de los chicos confirmando que el regalo ya estaba listo para poder salir gloriosa con un enorme pastel para esperar un taxi. O algo que me pudiese llevar en menos de una hora a mi casa. Un taxista paró frente a mi como si me estuviese leyendo la mente, gracias Dios.

Me subí rápidamente pero con cuidado, si algo en este pastel se daña soy capaz de matar a alguien.

-¿Aurora? -dije suavemente. Cuanto más piedad tuviese era más difícil negarse salir de Denver. El taxista sonrió -seguramente pensando en todo el dinero que se llevaría solo por un viaje- y se puso en marcha.

Me sentía mejor, se podría decir que la gripe era técnicamente invisible pero aún así estaba un poco tocadita por ella.

-¿Su esposo? -dijo al ver el nombre en la caja del pastel. Menudo chusma. Aún así sonreí. Ojalá.

-Mi jefe -dije aún contenta.

El hombre rió ante mi declaración.

-Cuánto valor hay que tener para salir con la persona que te da trabajo -dijo ignorando-afirmando todo. La verdad era que me molestaba. Matt era más que mi jefe y no fue la típico relación jefe-asistente donde siempre sale perdiendo uno. Fuimos ambos buscando esto en el tiempo libre de nuestros trabajos.

-Ah, ¿sí? -respondí sin interés.

El hombre sonrió y no dijo más nada. Por suerte.

Al llegar a casa corrí hasta la entrada. En verdad no quería cruzarme con Matt y que este viera la sorpresa. Entré casi que corriendo para encontrarme con un camino de autitos perfectamente armando desde la sala hasta la cocina. Tommy. Miré hacía la sala y ahí estaban. Todos. Literalmente todos. Matt me miró sonriente y mi madre con cara de "lo siento" se acercó hacia mí.

-¡Manita! -sentí desde lejos. Tommy se acercó a mi corriendo y me abrazo las piernas feliz. Solté el pastel con una de las manos y lo apreté a mi, mi pequeño.

-¿Cómo te sientes? -dijo mamá quitándome la caja de las manos para ocultarla rápido de Matt. Tomé a Tommy en brazos y fui con ella hacia la cocina. Moría por ver las reacciones y mi madre es sumamente exagerada, así que lo necesitaba. Quitó la tapa de la caja y dejó expuestos los diversos colores, se veía precioso y estaba feliz. Mamá me miró sonriente y besó mi mejilla. Tapó rápidamente y metio el pastel en el refri. Tommy había quedado distraído en otras cosas y por primera vez lo agradecí, era una sorpresa para la familia Beek, técnicamente. Pasando sobre el camino de autos me acerqué a la sala y bajé inmediatamente a Tommy. El calor de la sala contrastó ante el frío que traía mi cuerpo del exterior, haciéndome marear al instante. Mi hermano me sostuvo rápidamente y quitó mi abrigo para antes de que yo abriese los ojos. Ahí va el exagerado.

Babysitter || COMPLETA Y EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora