De nuevo estaba ahí, ahora veía lo que realmente pasaba, estaba a su total y completo dominio me gustara o no. Ayer lo había descubierto y hoy lo había confirmado, no debí de haber escupido lo que me dio, fuera lo que fuera. La mejilla me punzaba, la cabeza sentía que me iba a explotar, el cabello me dolía por los galones y los nuevos moretones por el arrastre sabía que no tardarían en aparecer y dolerme. Estaba sola, en el piso, en ese cuarto oscuro de nuevo. No sabía con exactitud cómo debía de proceder ¿debería de pedirle perdón? ¿Debería de suplicar por piedad o que debería de hacer?
Opté por quedarme callada y esperar a que se le bajara el coraje, no sabía cuánto sería, pero esperaba que fuera pronto. Me paré para ir a la cama, todavía no traía los zapatos, pero estaban ahí tirados, los tomé y me los llevé en mano, no me los quería poner sabía que me iba a doler caminar con ellos, me recosté y traté de no llorar, pero en ese día ya había pasado mucho, y necesitaba hacerlo, en si ¿qué más podía hacer? Ahora tenía más tiempo que nunca.
Hundí mi cara al colchón, no sabía qué era lo que iba a pasar en mi estadía ahí y si es que sería como en la anterior ocasión, tenía que pensar, no hacerlo me llevó a donde estaba, tenía que armar un plan de verdad.
Erick quería obediencia pero no sumisión, le gustaba hasta cierto punto mi forma de ser, pero a él le gustaba tener el control de esas transformaciones, por eso el permiso de hablarle de usted. Sus reglas eran tan claras, lo sabía, pero tan difíciles de seguir. Pero tenía que hacerlo, porque quería salir de aquí, prefería estar arriba que aquí en este terrible lugar, escaparme no era una solución y sabía que las consecuencias podrían ser terribles. No era idiota, este hombre tenía influencias, dinero, podría evitar un juicio, desaparecer evidencias, desaparecerme a mí, que era lo que estaba haciend. Amigos... Solo tenía 1 y estaba viviendo en USA, hace meses que por su mudanza no sabía de ella y lo último que le dije fue mi viaje a Italia, esperaba que ella atara cabos y viera que algo andaba mal, pero antes que eso, tenía que ganarme la confianza de Erick, que viera que estaba arrepentida, que quería complacerlo, que no viera en mi un peligro, sino que viera que me controló, tenía que jugar bien mis cartas, tenía que vivir a base de apariencias para él, para que no dudará de mí, necesitaba comportarme conforme a su contrato.
Me senté en la cama, respiré y fui por los tacones, tenía que pensar que había recapacitado. Me acomodé el vestido y me puse frente a la puerta.
—Sé que no tengo cara para pedírselo Señor, pero de verdad necesito un pastilla para el dolor de cabeza, me está a punto de estallar, sé que fue mi culpa, pero no quiero estar mal para usted, no quiero enfermarme, no quiero tener que ir a que alguien me vea por esta tontería.
Regresé a la cama y traté de pensar mi plan, tendría que acatar sus reglas, aprendérmelas de memoria y complacerlo, tenía que sobrevivir y esa era la manera. Me recosté en la cama, pero no quería dormirme, sabía que por el golpe no debía de hacerlo, a menos que ya no quisiera despertar. Caminé por la habitación, necesitaba tranquilizarme, porque dentro de mí solo tenía miedo, tenía coraje, y ganas de llorar.
Me senté en un rincón de la habitación, miré al techo y suspiré. Soy Nicole Soza, una graduada hace 1 año y medio de Doctorado, tengo 30 años y mi nuevo jefe me tiene prisionera, y yo solo tengo una opción, seguirle el juego, es mi única arma de defensa si quiero salir de aquí, comportarme de acuerdo a lo que Erick me pide y esperar a que me saque de este lugar para cumplir con "mi misión de cautiverio". Darle un hijo. No tengo que olvidar eso, quien soy y que tengo que hacer de toda esta situación, él quiere algo, yo también. Mi libertad.
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Después de ese día, el no apareció, no pensaba que lo hiciera, así me había tratado días anteriores y ya no me extrañaba, ahora tenía que esperar a que apareciera, a que decidiera que era buen momento de verme y seguir con mi entrenamiento, y ahora sí tratar de no cometer ningún error, no podía permitírselo, ni uno solo más.
Mi vestido de flores ya estaba sucio, arrugado y todo feo, me quite los zapatos y los dejé con cuidado a un lado y me recosté viendo hacia la puerta, la habitación estaba oscura nuevamente, me paré a dar otra vuelta y cuando regresé, me encontré con un vaso de agua y una caja de Advil, las tomé y espere rezando que el dolor se me bajara, lo único que necesitaba era poder seguir con mi plan, tenía que poner todo mi empeño, pedía que me sacara de ahí.
No era el mejor momento para dormir, pero sinceramente lo necesitaba, esperaba que las pastillas me ayudaran para poder descansar y poner en mente todo para establecer las bases de mi plan.
Era extraño, traté de recordar todos los momentos que pasamos en la Universidad, y por más que trataba, no había nada que me hiciera suponer que Erick pudiera hacer algo como esto, habíamos cruzado palabras en modo jefe-trabajadora, pero nada más allá, a menos que hiciera cosas de las que yo no me había percatado. Me estaba afectando tener tanto tiempo libre, mi cabeza era una máquina terrible de formular ideas y a ese punto no sonaban todas tan descabelladas. Probablemente el miedo, la intuición y todo es que proyectaban ese lado de mí, pero no podía hacer nada más, no en aquella prisión, necesitaba urgentemente un libro, algo en que pensar que no fuera en mi situación, sino en la de alguien más, pero para eso necesitaba privilegios. Muchos, ahora era cosa de vida o muerte, tenía que hacerlo, necesitaba hacerlo.
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Atrapada ||Completa||
Mystery / ThrillerNOVELA EN EDICIÓN. Soy Nicole Soza, una graduada hace 1 año de Doctorado, tengo 30 años y mi nuevo jefe me tiene prisionera, y yo, solo tengo una opción, seguirle el juego, es mi única arma de defensa si quiero salir de aquí, comportarme de acuerdo...