13 de Septiembre de 2013.

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Los días han pasado, Efrén ha ido y venido al igual que Erick, aunque no ha estado muy conversador conmigo, no sé qué le sucede y no tengo ganas de preguntárselo, aunque hablar es lo último que le puede pasar en la cabeza a este hombre, él es un completo misterio, lo mismo que él hecho de saber dónde estoy, tirada aquí en el piso, amordazada y debajo del escritorio de Erick, con esposas que me impiden moverme, pero más que eso una amenaza que no quiero se haga realidad. No sé si Erick no tuvo otra opción de hacer esto por la visita que tiene frente a mi o porque simplemente quiere que comprenda su control.

Me dijo que no puedo moverme, que el radio de esta maldita pulsera es de menos de un metro y me da miedo hacerlo, además hay alguien aquí con el que Erick está hablando. Por un segundo pensé que podía ser mi ayuda, pero comprendí muy pronto que eso no iba a suceder, primero por como estoy y segundo porque es claramente amigo de Erick, en conclusión rápida, a mí no me va a ayudar.

Están hablando de trabajo, pero no de la Universidad, sino de negocios aparentemente de Erick, ahora comprendo de donde tiene tanto dinero y poder, conocí en ese momento más de él que en todo este tiempo. Tiene en su poder varias empresas, una de zapatos, otra de vinos, ahora entiendo su amor por ellos, acciones en un banco, además de inversiones en diferentes empresas, y además en un restaurant. Dios, un restaurante, ¿Será al que me llevó en mi cumpleaños? Así todo tendría sentido, el por qué puede hacer ciertas cosas y nada trasciende.

Han estado bastante tiempo hablando, mis piernas se han acalambrado y he tenido que cambiar de posición para intentar calmarlas. Erick ha jalado de mi cabello en varias ocasiones para que me quede quieta o para que no haga ni un solo ruido. Los tacones no ayudan, mucho menos el estúpido vestido que me hizo poner. Me estoy cansando, quisiera solo irme al cuarto y evitar todo esto. Soy como un perrito esperando a que su dueño deje de hacer cosas para jugar con él o sacarlo a pasear, solo a la espera de atención, porque me saque de aquí.

Su amigo se ha ido, Erick lo acompañó a la salida, pero yo sigo aquí, escucho que la puerta se cierra, sus pasos por la casa, ¿Será que viene para acá? Tarda un poco pero lo hace, trae una copa de vino. Sacó el control del bolsillo de su pantalón y mi pulsera deja de parpadear, creo que es la primera vez que la veo desactivada, aunque pensé que lo hizo antes de ir a acompañar a su amigo, porque se alejó de mí y esta no se activó, aunque en sí yo no entiendo como lo maneja.

Erick se sienta, no hace nada más, me observa y yo pido piedad, necesito salir de este agujerito, estoy cansada, humillada y salivando demasiado por esta mordaza, él solo me observa, no sé qué espera, no sé qué quiere, no sé si quiero darle algo más.

—Hay momentos en los que posiciones como esa me hacen fantasear demasiado, y aunque me hubiera encantado estar dentro de tu boca, mi autocontrol pudo más. Pero él ya no está aquí pero tú y yo sí. Sé que mis idas y venidas te han dejado demasiado sola, supongo que haciendo demasiadas preguntas, o comentarios, y si puedo suponer bien, como sé que lo hago, dichas palabras no fueron las más apropiadas ¿correcto?

Yo lo miré confusa, no podía aceptar que le dije más de una palabrota en mi mente, y sí algunas en voz, y sus cámaras, por supuesto que lo averiguó ¿entonces para que quiere que lo acepte en su cara?

—No, no Nicole, no me mires de esa manera, que ambos sabemos de lo que estoy hablando, y como sé que odias esto, y que no me importa porque a mí no, estaré dentro de tu boca, ¿me entendiste?

Asentí sin mirarlo, no, no otra vez por favor, no, ¿cómo puede gustarle esto? ¿Cómo puede si quiera disfrutar el horroroso momento por el que me hace pasar?

—Nicole, Nicole, ¿todavía no te das cuenta que vigilo todos y cada uno de tus movimientos? ¿Qué literalmente tengo el control de tu vida en mis manos? ¿Por qué te portas así conmigo? Si yo te doy todo lo que una mujer puede desear, y además ya no tienes que tener un horario de trabajo y demás responsabilidades.

Erick se calló, no dijo nada más, solo se sentó frente a mí, abrió sus piernas y siguió tomando de su vino, me ordenó mover las piernas, yo no entendía del todo, así que él las movió por mí, y me puso en la posición que él deseaba, me acarició el cabello un par de veces, las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos, Erick me seguía acariciando el cabello y me limpiaba las lágrimas, sabía que no debía llorar, porque de esa manera ganaba terreno o mejor dicho, más terreno de mi vida, pero era algo que me daba repulsión que por más que me haya obligado en anteriores ocasiones, no podía sobrellevarlo todavía. Me duele que me orille a hacer algo que tanto odio solo por 5 minutos de placer. Todavía más dolor del que ya me está ocasionando diariamente.

Erick retiro la mordaza, le supliqué en cuanto pude hablar, pero no logré nada, estaba en posición, a la espera de su miembro en mi boca, sin manos, en un lugar terrible, y sin mayores recursos, menos que nunca.

No lo dudó, en cuanto su pene estuvo fuera de sus pantalones, dio dirección completa hacía mí, Él hacía que estuviera dentro y fuera, dentro y fuera, una y otra, y otra vez, apenas y podía respirar, las lágrimas seguían derramándose pero él no cesaba, el ritmo no se detenía, era cada vez más rápido, ya no podía, no podía, y lo sentí, se corrió en mi boca, lo hizo. Solo escuché su orden.

—Trágatelo Nicole.

No sabía que debía hacer, quería vomitar, así que como una gran ayuda de su parte, Erick me tomó del pelo e hizo mi cabeza hacia atrás, me obligó a respirar distinto y a abrir la boca, la mordaza entró directamente, lo tragué, hasta la última gota que tenía en mi boca, no pude decir que no, no pude vomitar. Seguía llorando, y además comprendí que no tenía intenciones de sacarme de ahí, por lo menos no por ese día. Había que sobrevivir a un nuevo súper día en compañía con Erick. Esto es algo patético, algo desastroso.

Sucedió tal y como lo había pensado, Erick no me sacó de ahí en todo el día. La comida entró y salió, el me dio de comer en la boca, pero en ningún momento intentó sacarme de ahí. Trabajó casi todo el día, podía verlo en el reloj que llevaba consigo, pasaron demasiadas horas, y otras dos felaciones, al final del día me sentía completamente indefensa, no tenía fuerzas para poder pelear o si quiera hacer las cosas diferentes a como Erick me pidió. Me estaba ganando todas las batallas, y yo ya no sabía cómo pelear.



Atrapada ||Completa||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora