Shawn POVs
-me cago en todo no tenían otro momento para hacerlo. -me dije a mi mismo en voz alta intentando desconectar mi mente de lo que estaba pasando en la habitación de al lado entre María y Nash.
Coloque la almohada sobre mi.
Indignante que ya no pueda dormir ni en mi propia casa.
[...]
-Que cara traes, ¿no te sentó bien el beber?- dijo el oji-Azul mientras se apoyaba en la escalera esperando a que yo bajara.
-Tendría mejor cara si en vez de montárselo en la habitación de al lado, os callarais la jodida boca. -rode los ojos- Que asco de verdad. -bufé.
La cara de nash cambio por completo.
-No digas nada, -se acercó a mi- por favor, no quiero estropear las cosas.
Esto acababa de empezar y yo ya podía ver el problema que se iba a liar desde aquí.
-Vale, pero solo te pido una cosa, no te vuelvas a pillar.-entre en la cocina- si te veo no me acuerdo y seguimos siendo amigos. -el asintió- Y créeme que te lo digo por tu bien Nash.
Esta vez fue él el que bufó, como si le estuviera diciendo esto por aburrimiento.
-No quiero que te rompa el corazón otra vez. -abrí el frigorífico.
-No hay nada.- el ya había mirado antes obviamente.
-Pues id a comprar, yo me voy, no se si estaré aquí para la hora de comer.
Apareció María, ya vestida, maquillada, y lista para salir de casa.
Nash y yo nos miramos extrañados.
Ella nos mostró una sonrisa y se colocó sus gafas de sol.
María POVs
Casi un mes desde que no ponía un pie por casa, no se si ha sido bueno o malo, tampoco quiero pensarlo mucho.
Subí mis gafas de sol a mi cabeza, apartando unos cuantos mechones de mi cara mientras abría las cortinas del salón.Estaba recogiendo mi pelo en una cola, cuando vi algo brillar en el posa brazos del sofá, volví a colocar mis gafas de sol sobre mi cabeza y me acerqué.
"No estabas en casa, supongo que ya nada es igual, no lo sé, sólo quiero que seas feliz, no hago esto porque quiera que me llames, tenlo claro, sólo quería que supieras que para mí, nada ha cambiado.
Te quiero,
Matthew"Justo encima de ese post-it estaba la llave de casa que siempre tenía escondida bajo el banco del porche.
Sentí como un ácido subía por mi garganta, y yo simplemente corrí había el baño, me senté en el suelo frente el wc, y vomité, como si toda la culpa que acababa de sentir se pudiera ir tan fácilmente.
Me repetí unas diez veces que no pasaba nada frente al espejo, que tú también puedes hacer lo que te dé la gana, y que esa nota era otra de las muchas veces que te ha hecho sentir mal a costa de su felicidad, o lo que cojones quisiera.
Me senté en el suelo, como siempre.
Y no pude evitar preguntarme de donde vino todo esto, como pasamos a estar así, a destruirnos, a dejar que la gente se metiera en medio, como habíamos sido tan tontos.
Le echaba de menos, mucho, demasiado diría yo, no había día en el que su nombre no cruzara mi mente, a pesar de intentar todo lo contrario.Mire mi teléfono, de verdad que deseaba llamarlo, oír su voz, saber que está bien, pero todo eso desaparecía en el momento en que recordaba lo gilipollas que ha sido este tiempo que hemos roto. Así que decidí llamar a quien me hace razonar y me dice las cosas mejor que nadie a pesar de que me duela oírlo.