Querido príncipe,
deja de salvarme y empeza a salvarte
a vos mismo.
Deja tus viajes a las estrellas, deja el
humo que te asfixia, deja de lado todos
esos objetos punzantes que te dañan,
pero según tu, reparan.
Te cortaste en pedacitos, te estas
viendo morir a los diecisiete y ni siquiera
te importa. Salí del palacio por una vez
en tu vida ¡principe, corre! Esas espadas
pesan demasiado amor mio, soltalas.
Esa corona esta oxidada, esa cabeza
esta cansada de atascarse con tantos
pensamientos, deja de pensar,
estoy afuera para darte la mano;soy la
cabello despeinado, la de las ojeras,
la de la ropa rara, soy aquella que te
está sonriendo aunque estés lejos,
y aunque ni siquiera me veas,
y aunque nunca me vayas a ver.
Salí del palacio principe, estás
muriendo.