Y en todo este tiempo que ha pasado ya, sigo sin poder explicarte todo lo que haces en mi, todo lo que siento hacia ti. Como me haces sentir, no tengo palabras para describir la fantástica sensación de tenerte dentro de mi, de ver como se inunda mi vagina al compas con tu cuerpo, con cada uno de nuestros movimientos... Sentirme en el cielo al recorrer cada centímetro de tu cuerpo con mis manos como ayer, ver como tus músculos se tensas cada vez que entras y sales de mi. No puedo parar de pensar en cómo tu cuerpo se movía a la misma vez que mis caderas se levantaban. En como nos hundimos por completo. En como hundía mis manos en tu pelo y mis uñas se clavan en tu espalda a la vez que tú entrabas en mi. Como el sudor resbalaba por nuestros cuerpos. Ardiamos en fuego desnudos... El momento en sí era todo fuego, todo nuestro y Dios, amo estar ardiendo mientras estas dentro de mi. Estamos en el cielo, o más bien en el infierno, ya que eres el dueño de todos mis subsuelos.
Eres el príncipe de todos mis cuentos de hadas, por ser el padre de mis hijos en todas las vidas futuras, que podemos llegar a ser un maldito desastre, pero dime que desastre es tan bonito y perfecto como lo somos nosotros. Son como los sueños de una Barbie, a pesar de que ella sea de plástico y sigue tan enamorada como el primer día de Ken. Como Barbie con su Ken, como Hache con Babi, como Clay con Hannah, somos el uno para el otro, almas gemelas, unidas por el puñetero hilo rojo del destino; como Hardin y Tessa. Dos almas gemelas, unidas para siempre a pesar de todas las mierdas que han tenido, sus cuerpos se conocen entre sí, como a pesar de todas las peleas vuelven a unirse como sí.
Tú y yo somos todos, todo más bien. Algo que no se ve, solo se siente, como el fuego y el hielo. Porque de la nada te convertiste en mi todo. Porque para ser simples desconocidos, joder como nos conocemos. Porque la muerte ni nada podré con nosotros. Porque somos piratas con nuestro tesoro más valioso, y de nuevo, lo somos y lo seremos todo, por y para siempre.