Ahí va mi corazón en un pequeño barco de papel navegando sin rumbo por aguas tranquilas y disfrutando del clima.
Ahí va mi corazón en un pequeño barco de papel adentrándose en una peligrosa y a la vez hermosa tormenta. Se enamoró de sus rayos y truenos, le fascinaron las rocas que amenazaban con romperle en mil pedazos, y tal fue su amor que decidió soltar el timón y dejarse llevar por las olas de ese furioso mar.
Ahí va mi corazón en un pequeño barco de papel que se deshace poco a poco en medio de la tormenta, una tormenta que irónicamente le causa tranquilidad. Tiene la oportunidad de tomar el timón e irse lejos para no volver, regresar a las tranquilas aguas en las cuales navegaba antes, pero decide quedarse y admirar como el mar que tanto adora lo ahoga; porque al fin y al cabo, irse en la dirección correcta también duele si no es lo que el corazón desea.