[12] Compañeros Y Rivales

1.3K 86 5
                                    


♔ CAPITULO XII ♔ 





4:20 p.m.

Narra Yui

Al volver a la posada, Shizu no dejaba de preguntarme si estaba bien o no, también me dijo varias cosas interesantes sobre el museo que visitamos...

—¡Por eso habían varias personas ahí!

—Si, a pesar de que era abierto a todo el público, solo trajeron a aquellos que eran clase media o alta, todos ahí tenían dinero, inclusive nosotras—me dio un vistazo rápido—lo que no entiendo es por qué dejaban entrar también a personas normales...

—Tal vez para disimular la fachada...—hice una pausa al notar algo—Shizu-chan ¿acaso tu no lo eres?

—Pues,...bueno,...sobre eso...

—¿No me lo quieres decir? Tampoco me dijiste quien era ese chico al que le hablaste.

—Mmm...—suspiró—Bueno, la cosa es que mis padres son ricos, así que mensualmente me mandan una cantidad de dinero sumamente grande

—¡Guau!, ¡Eso es increíble!, Por eso fuiste invitada,...¿Mm? ¿Pero entonces por qué trabajas?

—¡Pues porque no uso el dinero de mis padres!—hizo una pausa para calmarse—Pero supongo que me investigaron antes de entrar—apretaba los puños—!Ese desgraciado de mi jefe me mintió, le pedí que no revelará mi identidad a nadie!

Eso fue todo lo que supe, no menciono nada más de aquel chico ni de sus padres...

(...)


Domingo 14 de Mayo

9:26 p.m.

Narrador Normal

Al día siguiente las chicas volvieron a sus tareas normales, desde la mañana hasta el atardecer estaban atendiendo a los clientes, hasta que llegado la noche paso algo inesperado..

—¡Yo! ¡Chichinashi!—se presentó un pelirrojo con uniforme en la entrada, junto con algunos chicos más.

—¡¿Ayato-kun?! ¿Que haces aquí?—le sorprendió mientras limpiaba una de las mesas

Unos soldados le acompañaban en la puerta, uno pelinegro de ojos oscuros llamado Sebastián y otro rubio de ojos verdes de nombre Albert.

Ambos eran parte del escuadrón de Ayato, y sus dos mejores hombres de confianza.

—¿Nos querías traer aquí?—Sebastián dio una mirada rápida mientras se adentraba al restaurante—¡bueno gracias por la amabilidad! Nos invitarás unos tragos ¡¿verdad capitán?!

Albert le dio un golpe fuerte en la cabeza a Sebastián.

—¡Oye! ¡¿Por qué hiciste eso?!—cuestiono adolorido

—No deberías hablarle así al Capitán—exhorto Albert

—¡Que importa, somos compañeros!—repuso el pelinegro

—¿Desde cuando lo somos?—Ayato no se quedó atrás y también entro en la discusión.

—¡No seas así de frio con nosotros Capitán! Somos buenos camaradas, ¡¿verdad?!—le miro con ojos de cachorro

—Uhg...—puso una cara asqueada el ojiverde

—¡Eres muy malo!

—¡Es porque tú eres muy molesto!—el rubio jalaba una oreja a su compañero para que se callase.

『MI PROPIEDAD PRIVADA』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora