[37] Él Hermano Molesto Llegó

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♔ CAPITULO XXXVII ♔




Sus ojos estaban pegados a aquella figura, ella descansaba sobre la cama en la que él mismo durmió tantas noches, su dulce aroma ahora se impregnaba en esas sábanas, su cabeza descansaba sobre una almohada algo mullida, era una pena que sus párpados cerrados no dejarán ver sus encantadores ojos color rosa, pero incluso dormida tenía ese encanto único que la hacía ser ella, que la hacía ser Yui.

Narra Subaru

Sus pestañas son largas, y con la luz del sol cayendo sobre su piel se ve incluso más hermosa, espera, ¡¿Que?!, ¡¿Acabo de llamarla hermosa?!, Ugh...., ciertamente algo raro me está pasando, la he visto ya varios días seguidos y nunca me sentí nervioso por su presencia, pero estando tan quieta, con el cuerpo inmóvil y escuchando su leve respiración de alguna manera me hace sentir intranquilo.

Su dorado cabello le cae por los hombros, se ve tan indefensa, se durmió con una expresión calmada, bueno es entendible después que hice que se dañará de ese modo, no tengo perdón por hacerle eso a ella, además la hice escuchar mi historia, nunca antes me había abierto tanto con una persona, soy muy desconfiado, y no soy muy bueno hablando con las mujeres, las del castillo eran muy pegadizas a mí, y cuando estaba afuera eran algo lanzadas conmigo por la apariencia con la cual nací, siempre me disgustaron, así que las alejaba de mí.

Yui era diferente, desde el primer momento que la vi me provocó una sensación diferente, tal vez sea esa aura apagada o lo poco que uno puede saber de ella cuando la conoces, no la comprendía del todo, y eso era algo muy tedioso de pensar, sin embargo estaba equivocado, la veía pero quería ignorarlo, su forma de ser me atrapó, puede que solo haya visto el reflejo de mi madre en ella, pero nunca pude odiarla, en algún momento llegué a detestar la forma en que se preocupaba por mí, no lo entendía, aún así en el fondo, algo cálido me abrazaba, sinceramente estoy muy confundido, y todo es culpa de esta mujer, ingenua y entrometida, quien no sale de mis pensamientos aunque quiera que desaparezcan, todo, siempre, es ella, la que me hace este mal.

Narrador Normal

Como guiado por el viento, una brisa de calor se paseó por la habitación, Subaru sentía calor, pero la causa no era la del verano, era su inentendible corazón quien buscaba desesperado el contacto con Yui.

Después de mirarla por muchos minutos, con algo de inseguridad, acarició el cabello de la muchacha, sus manos no estaban aún saciadas, su alma, aunque temerosa, deseaba unirse a ella, sus ojos ansiosos fijaron su objetivo en su rostro cansado, más concretamente hablando en sus labios algo abiertos, el color caramelo que se extendía en ellos era más que suficiente para querer probarlos, inconscientemente se fue acercando a Yui, su mente se había detenido, su cuerpo lo guiaba a estar junto a ella, tan cerca, a unos milímetros, cerrando la brecha que los separaba, Subaru posó sin pena sus labios sobre la aún dormida Komori, tomó aire y los recorrió más profundamente, como si deseara nunca separarse, este contacto superficial era lo más lejos que había llegado a hacer con alguien, se separó sonrojado con una mezcla de vergüenza y felicidad, sabía que algo estaba mal con él, no era normal aprovecharse de alguien dormido, era inmoral y cobarde, ahora mismo se odiaba más que nadie, pero, aún con toda su moral decida, aquel patético acto de amor era demasiado para él, se preguntaba si podría volver a intentarlo, tal vez si ella despertara sería diferente, la asustaría nuevamente, y está vez no sabría cómo disculparse, sin embargo, las dudas seguían rondando en Subaru, si ya la beso una vez, podría hacerlo otra, ¿No?.

『MI PROPIEDAD PRIVADA』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora