『MI PROPIEDAD PRIVADA』

[39] Guardaespaldas

♔ CAPITULO XXXIX ♔

Narra Azusa

"Trata de convencerlo, para que mas adelante pueda aceptarlo"

Esas fueron las palabras de Karl Heinz-sama con respecto a Kanato-sama

Y por eso estoy aquí hoy, yo lo debía persuadir incluso si fuera difícil. Bueno comparado con enfrentar a un asesino a sueldo o a una manada de lobos hambrientos, esto no se comparaba para nada.

Su museo, poco antes de ser abierto ya había recibido atención del publico, es decir, la noticia de su apertura ya estaba siendo corrida por los mas importantes políticos y nobles residentes del país, e incluso tengo entendido que su popularidad creció en el extranjero después de ser inaugurado.

Kanato-sama desde pequeño tenia un envidiable talento, que, ya sea para bien o para mal, embelesaba hasta la mas insensible de las personas, bastaba que dejara correr el arte por sus manos en un lienzo, para considerarlo un patrimonio nacional .

Y era exactamente esa clase de habilidades que uno esperaba de la familia real, aunque su inspiración era mas que todo una forma áspera de escapar de la realidad que desde chico lo aprisionaba, podía ser visto como un hobby para cualquier otra persona, pero Kanato-sama lo consideraba una salvación, de su mundo y de si mismo.

Antes de ser oficialmente guardaespaldas de Karl Heinz-sama, fui un ayudante de Kanato-sama, algo parecido a un guardián pero con menos libertades, pues al mismo príncipe no le gustaba mi presencia, por diversos motivos termino repudiandome, e incluso ahora para mi es un gran misterio el por que no le caigo del todo bien, a pesar de esto, tampoco me odia, es una relación de tolerancia e indiferencia muy extraña.

Hoy se supone tendría que volver a verlo para comunicarle los deseos de mi Rey, pero como suele pasar, Kanato-sama se comporta muy inestable al tener que cumplir favores ajenos, sobre todo, si tiene alguna relación con su propio padre.

La tarde era perfecta para encontrarlo, era bien sabido que el nunca se ajustaba a un horario fijo, y tampoco solía quedarse mucho tiempo en su museo, por que a pesar de ser suyo, odiaba la atención del publico, y sobre todo las multitudes que podía llegar a ocasionar si era visto.

Lo encontré, en su oficina retirando algunos papeles, y no pude pensar en mejor momento para hablarle, sin embargo, como si hubiese visto a un enemigo, huyo a toda prisa de mi, no quiso escuchar ninguna de mis explicaciones, se negaba rotundamente a ser presto de alguna de las acciones que su padre podría querer.

-¡No me importa, ahora vete ahora mismo!-se giro para acabar la charla

Pense que ya no había forma de hacerlo aceptar la propuesta, pero fue entonces cuando algo fuera mis planes ocurrió

-Ella....es....-enmudecí sorprendido de verla junto a Subaru-sama y Raito-sama

Ya la había visto antes, junto con Shuu-sama. Esa chica, de bellos ojos y mirada sumamente pura

(...)

-¡¿Que hacen ustedes dos aquí junto a ella?!-Kanato quien antes planeaba irse, ahora se acercaba a ellos

-Kanato-kun...-fue lo único que menciono la asombrada rubia

-¿Tu también la conocías Kanato?-el albino pregunto curioso