CAPÍTULO 9

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Y Beckett alzó la pistola...

Brian no había reparado en la presencia de la inspectora hasta que escuchó como llamaba a su idolatrado escritor y corría hacia ellos con la pistola en alto. Pero no se lo iba a arrebatar, Castle era suyo. No sabía como, pero él no se iría de allí sin Richard Castle en el asiento de copiloto.

- ¡Quieto! - gritó Beckett aminorando la marcha cuando llegó a su altura -.

Pero Brian hizo caso omiso a la orden de la inspectora y colocó la pistola en la parte baja de la espalda de Castle. En los riñones. Podría ser una muerte dolorosa y la inspectora lo sabría, por lo que no le quedaría más remedio que dejarle huir con Castle. "Sí, eso es, es un buen plan", pensó Brian.

- Si quiere que siga con vida... Déjenos irnos, inspectora. No tengo nada contra usted... No se meta donde nadie le llama.

Castle no sonreía, no había ni rastro de ese hombre socarrón. Solo miraba a Beckett con el pánico dibujado en su rostro suplicándole con la mirada que también le sacase de esta. Y se extrañó de su firmeza, del valor de esa inspectora, delgaducha, alta y hermosa, que estaba apuntando a un psicópata que le sacaba cuatro cabezas y era ocho veces más ancho que ella, pero al que no le parecía tener ni pizca de miedo a pesar de estar herida.

Beckett pensaba como actuar mientras Brian daba pequeños pasos hacia el coche. No podía disparar ya que podría herir a Castle, ni tampoco una lucha cuerpo a cuerpo ya que ese hombre mantenía una pistola en las lumbares del escritor que si se accionaba le mataría.

- ¡Eh, tío! - exclamó de pronto Castle - ¡me estoy haciendo pis!

Beckett no podía creer lo que estaba oyendo y elevó las cejas sorpendida. ¿Este era todo el ingenio del que disponía Castle para escapar? Así no la estaba ayudando. Pero cuál fue su sorpresa cuando de golpe, en ese breve segundo en que Brian bajó la guardia ante semejante estúpidas palabras, Castle se giró propinándole una patada en sus partes bajas que le hizo retroceder unos cuantos pasos.

- ¡Toma esa! - Castle alzó los puños, pero al ver su cara corrió muerto de miedo -.

- Hijo de puta...

Y Beckett disparó al asesino en la pierna antes de que él lo hiciera a la cabeza de Castle que había corrido a cobijarse detrás de ella. Una herida limpia, suficiente para detenerle y que no hiciera más daño.

- Quieto... - susurró Beckett acercándose a él y propinándole un patada a la pistola para alejarla de su alcance- está usted detenido...

Pero Brian, a pesar de la herida de bala, se revolvió con gran agilidad para su fornido cuerpo y se abalanzó sobre Kate haciéndola caer al suelo y golpeándola con el puño en el labio.

- Castle eres mío...
- Castle... Al coche... Huye... - dijo Kate tratando de liberarse del cuerpo de ese hombre sobre ella - pide refuerzos...

Castle miró al coche y luego a Beckett de manera continua como si se tratase de un partido. Ese tío era enorme y ella podría salir herida. No sabía que hacer. Y entonces hizo lo más estrambótico que se le ocurrió.

- ¡SOCORROOOOOO! - gritó con voz de pito en dirección a la calle -.

Brian levantó la mirada hacia él y Kate aprovechó ese segundo para hacerle una llave espectacular, lanzarle al suelo y librarse de su sujeción. Pero Brian se levantó rápido y echó a correr por el callejón.

- Castle, refuerzos.... Vete al coche y cierra - y echó a correr detrás del asesino -.

Castle se preguntó como podía correr en tacones y como alguien tan femenina podía golpear así a un tipo fornido como Brian. Qué agilidad, qué fuerza, qué valentía, qué tía. ¿De dónde ha salido esta mujer?, pensó Castle con la boca abierta.

Hechizado y preocupado por ella, hizo caso omiso a su orden y siguió sus pasos por el callejón. Beckett apoyó su espalda contra la pared y mantuvo la pistola en alto mientras caminaba despacio en dirección al ruido. Tenía que ser él, veía rastros de sangre por el suelo, no podría ir muy lejos. Pero de pronto escuchó un ruido tras ella, se giró rápido apuntando y se encontró con Castle que había levantado las manos y le dedicaba una sonrisa nerviosa.

- ¿Castle? - frunció los labios - ¿qué te acabo de decir? Vete... - susurró Beckett -.

Pero Castle no tenía intención de hacerlo e iba a rechistar. Beckett le observaba con ganas de matarle. Y en ese breve instante de despiste por parte de la inspectora, Brian escapó. El escritor le había ayudado a huir inconscientemente con esa interrupción, si no ella le habría atrapado, pensó Brian.

- Mierda... - susurró Beckett al verle a lo lejos correr cojeando - ¡joder!

Corrió detrás del sospechoso y trató de disparar, pero podría fallar y matarle, o peor, herir a alguien que pasase repentinamente por la calle. El hombre se metió con gesto triunfal en el coche, ahí en la calle, lejos del callejón estaba a salvo. Y lo sabía. Beckett soltó un grito frustado. Y Brian escapó.

Sacó su móvil.

- Aquí Beckett. Sospechoso huido. Coche amarillo. Dirección Central Park.

Colgó y se giró para encarar a Castle y reñirle por no acatar esa orden que les costó la huida del sospechoso. Pero no pudo. Imposible. Ahí estaba Castle con el flequillo revuelto y una sonrisa adorable que buscaba su perdón. Y además sus ojitos azules estaban achinados de una manera entre tierna y atractiva.

- Katie... - Castle usó ese apelativo con el fin de aliviar asperezas entre ellos por haber metido la pata yendo tras ella mientras le sonreía inocente - estás sangrando... - susurró mientras se acercaba y le tocaba con cuidado con su pañuelo blanco en la herida del labio -.

Beckett se quedó paralizada. Katie. Le había llamado Katie. ¿Por qué le había llamado así? ¿Quién se cree él? Bueno él no tiene la culpa de nada, no sabe que significa eso para ella. Bueno pero da igual. ¿Y esa confianza?

Y una lágrima traicionera brotó de los ojos de Beckett. Y Castle, como buen observador, vio el dolor en los ojos más preciosos del mundo. Verde avellana estaba llorando.

¿Qué os pareció? ¿Qué pasará? Tachán... Continuará.

Enlazados (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora