CAPÍTULO 40

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Autora: ¡¡¡¡AZÚCAR!!!! ¡¡¡EMOCIÓN!!!! Y el próximo, ya veréis.... Espero que os guste. ¡GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!

***

"Tu madre está viva, Kate".

Beckett se había quedado paralizada en esas palabras que había pronunciado Castle. El mundo había dejado de girar a su alrededor. Sus piernas comenzaron a temblar mientras el pulso se le aceleraba con demasiada velocidad, estaba sudando del nerviosismo, y temía caerse al suelo de un momento a otro, pero Rick en seguida la tomó de la cintura para darle aliento. No supo responder a la protección de Castle ni a las cariñosas palabras de su mejor amiga, no las oía, no les sentía, sabía que ambos estaban a su lado, pero lejos, ella seguía petrificada frente a la puerta de la sala de autopsias sin ser capaz de traspasarla.  

"Tu madre está viva, Kate".

Esas palabras seguían taladrando la mente de la inspectora con demasiada fuerza, haciéndola pequeña, robándose su fuerza. Estaba cada vez más pálida, cada vez más lejos de la realidad, pero seguía luchando por mover un pie que le llevase junto a su madre. Toda la vida rezándole a su tumba, y ahora que la tenía tras una puerta, era incapaz de correr junto a ella y abrazar todos estos años que les habían robado a ambas. 

- Kate... - Castle le acarició la cintura sin soltarla. 

- Puedo hacerlo - respondió ella sin necesidad de ninguna pregunta. 

La testarudez no se había ido de su cuerpo. Lanie y Castle se miraron cómplices al notar el detalle, Kate estaba muy asustada, pero seguía siendo ella en todo su esplendor. 

- Puedo... - repitió ella tragando saliva. 

Beckett salió de su estado de colapso, les miró un segundo y cerrando los ojos empujó la puerta con todas sus fuerzas. 

Johanna levantó la vista hacia su hija y sintió su respiración detenerse en ese instante. Kate, por su parte, clavó la mirada en los ojos de su madre, que eran sin duda los suyos, los que veía cada mañana frente al espejo. 

Silencio. El más profundo silencio. 

Castle, Lanie, Espo y Ryan se dedicaron miradas cómplices, tratando de tranquilizarse unos a otros. Esa situación era terriblemente extraña y complicada. 

- Katie... - susurró Johanna totalmente en shock mientras se trataba de levantar con esfuerzo de la camilla, pero Lanie se acercó corriendo para impedírselo, era peligroso. 

Beckett seguía sumida en el más profundo de los silencios. Castle reparó en lo pálida que estaba, mucho más aún que en el pasillo, nunca la había visto así. 

- Katie, mi amor, soy yo... soy mamá - susurró Johanna atemorizada por la posible reacción de su hija, ya que seguía sin abrir la boca. 

De repente, Kate, para asombro de todos los allí presentes, sonrió con la mayor sonrisa que se le había visto nunca en la vida. Castle se quedó prendando de esa luz, cegado por completo, si esa mujer era preciosa las veinticuatro horas del día, ahora era un ángel bajado del cielo. Nunca en su vida había visto sonrisa igual. Espo también debió de pensar lo mismo porque le pegó un codazo cómplice a su compañero Ryan y ambos sonrieron felices, contagiados por la felicidad de su amiga.

- Mamá... - susurró Beckett apenas sin voz, emocionada - mamá... eres tú... de verdad...

- Sí, mi pequeña, soy yo... - respondió Johanna con dulzura - eres preciosa mi vida, estás preciosa... Estoy tan orgullosa de ti, de la mujer en la que te has convertido...

- Mamá... Papá... - andaba tímidamente hacia ella pero las lágrimas la frenaron. 

- Lo sé, mi vida... Sé que ya no está... - tragó saliva, el corazón se le quebraba pensando que nunca más podría ver al amor de su vida y padre de su hija. 

Beckett comenzó a llorar a mares, presa del recuerdo de su padre, de la presencia de su madre, de todos los acontecimientos tan impactantes que estaban sucediendo en tan pocos minutos. No podía más. Estalló. Tenía que soltarlo por algún lado. Por muy fuerte que fuera Katherine Beckett, también era humana. El cuerpo le temblaba, así como la comisura de sus labios. Parecía una niña pequeña muerta de miedo, con los brazos cruzados agarrándose a si misma y plantada allí en medio de la sala. 

- No, déjame - se quejó Johanna cuando Lanie trató de retenerla, pero finalmente se levantó agarrando su herida con la mano izquierda. 

Beckett seguía llorando mirando al suelo cuando su madre le cogió de las manos y le besó la frente con ternura. 

- No llores, mi niña... - susurró tratando de aguantarse las lágrimas. 

- Mamá... - trató de decir Beckett, pero era incapaz de hablar. 

- Perdóname, mi vida - le colocó el pelo detrás de la oreja y trató de borrar con su dedo gordo las lágrimas de los ojos de su hija. 

- No... Yo... Mamá... No sé... No sé que has hecho, pero yo... 

- Tienes derecho a estar enfadada conmigo, a odiarme, a no querer verme nunca más en la vida, Katie...

Beckett levantó la vista de golpe y frunció el ceño mientras se secaba las lágrimas con el dorso de su mano. 

- Mamá, me da igual lo que hayas hecho... Yo no te odio - tragó saliva - yo te necesito... mamá... yo... 

Castle se secó una lágrima furtiva mientras Lanie se secaba las lágrimas con un pañuelo. Johanna abrazó a su hija con todas sus fuerzas, sin importarle el dolor de su costado, quería sentirla, quería a su pequeña por encima de cualquier cosa, incluso del dolor agónico de una puñalada borrada mediante puntos de sutura. 

- Estoy aquí... y no me pienso ir a ninguna parte - susurró Johanna separándose de ella y cogiéndola de la cara - pero esta noche debo pasarla aquí por seguridad, cielo - le puso un dedo sobre los labios para que no hablase cuando Kate trató de hacerlo - no, escucha, te lo contaré todo, pero ahora estás demasiado impactada, tienes que despejar un poco y relajarte, mi cielo...

Beckett asintió a regañadientes. 

- Ese novio tan guapo que tienes te llevará a casa, te relajarás, dormirás y mañana hablaremos... - se rió al verla intentar protestar - Kate, soy tu madre, acata mis órdenes... 

Castle se acercó a Beckett y la tomó de la cintura atrayéndola hacia él. Ésta depositó la cabeza sobre su pecho, así como el resto de su cuerpo, apenas se tenía en pie de la impresión.

- Tiene razón, princesa... - le susurró al oído mientras le dejaba un suave beso en el pelo.

- Castle... - susurró Kate entrecerrando los ojos empezando a ver borroso y mareándose demasiado. 

Pero antes de que el escritor pudiera contestarle, se desmayó en los brazos de él, que la cogió a tiempo antes de que se cayese al suelo. Rick observó al resto y negando con la cabeza, la tomó en sus brazos con ternura. 

- Ha sido demasiado, incluso para ella... - suspiró Castle mirando a Johanna y a Lanie - yo me encargo de ella... - se acercó a la puerta, la cual empujó con el pie, pero en última instancia se giró hacia Johanna - que sepa que amo a su hija con todas mis fuerzas - sonrió y abandonó la sala de autopsias sin quitarle los ojos de encima a la mujer más bonita del mundo, incluso desmayada. 

Johanna sonrió al otro lado de la puerta, no necesitó mucho tiempo para saber que ese hombre quería a su hija con locura, la quería de verdad.

Su pequeña estaba, sin duda, en buenas manos.

Enlazados (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora