CAPÍTULO 10

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Hoy se me hizo tarde con el capítulo. Muchas cosas que hacer. Pero aquí lo tenéis.

- ¿Beckett? - susurró Castle algo asustado mientras apartaba el pañuelo de su labio - ¿estás bien? ¿te due...? - pero Beckett le interrumpió -.

La inspectora colocó las manos en el pecho de Castle y le empujó con fuerza alejándolo de ella.

- No me vuelvas a llamar así en tu vida...

Castle le miró entre asustado y confuso. Había rabia en las palabras de Beckett, pero sin embargo en sus ojos solo había lágrimas y... ¿dolor? ¿era eso?

- Yo... - trató de disculparse Castle -.

Pero Beckett ya se había dado la vuelta y caminaba con firmeza en dirección a su coche secándose las lágrimas con su mano maltrecha. Justo en ese momento comenzaba a llover sobre las calles de Nueva York. Castle sabía que tendría que coger un taxi o ponerse a techo si no quería llegar empapado a la comisaría. Optó por cobijarse debajo del toldo de una tienda de electrodomésticos mientras no separaba la vista de Beckett, que ya se había metido en su coche.

Kate se secaba las lágrimas que caían por sus mejillas apoyada sobre el volante del coche. ¿Qué demonios le había pasado para perder el control así en público? ¿Y qué tenia ese escritor que hacía que perdiera los estribos? Levantó la vista y le vio debajo del toldo, agarrando su cuerpo con las dos manos, muerto de frío, ya que ese viejo toldo no le tapaba lo suficiente y el agua le estaba calando. Y le miraba, ella no lo podía ver bien, pero casi lo podría jurar. Kate arrancó el coche y lo detuvo delante de él bajando la ventanilla.

- Sube...

Castle no se lo pensó dos veces y subió con urgencia al coche. Estaba empapado y temblaba.

- Lo siento, no quiero destrozarte la tapicería. Puedo...
- Castle, cállate

Castle enmudeció de golpe y agachó la cabeza cabizbajo jugando con los dedos de su mano. Él era un charlatán, un niño pequeño, desesperante, divertido, incluso egocéntrico, pero también un hombre con corazón al que le dolían las cosas. Y ahora no sabía muy bien por qué le dolía haberle hecho daño a esa preciosa mujer que conducía atenta y con gran agilidad por las calles de Manhattan. Y menos por qué le dolía que estuviese enfadada con él si tampoco se conocían tanto. ¿O si? ¿Hasta qué punto une lo que ellos acababan de vivir?

Beckett miraba de reojo a Castle que no le quitaba ojo de encima aunque lo tratase de disimular. Pero estaba hechizado con ella, con su manera de conducir, de moverse... y con esos labios que le encantaría probar algún día. Pero sabía que ella no era una más, era diferente, esa inspectora era de verdad. Una mujer de verdad con sus miedos, inseguridades y fortalezas. Una mujer que se acababa de jugar la vida por él, aunque ese fuese su trabajo.

- ¿Qué miras? - Beckett trató de reprimir una sonrisa -.
- Nada...

Castle volvió a fijar su vista al frente. Ella reparó en lo guapo y atractivo que era su escritor favorito, con el pelo mojado se le veía sexy. Pero también reparó en lo imbécil que podía llegar a ser.

- No estoy enfadada...

Castle giró la cabeza tan rápido que casi se dislocó el cuello. Y una sonrisa triunfal apareció en su rostro.

- ¿No?
- No, pero eso tampoco significa que te perdone ni seamos amigos
- Pero...
- Ni voy a ser otra de tus conquistas - Beckett sonrió frunciendo los labios - así que cuando acabe el interrogatorio, puedes olvidarte de mí hasta que descubramos quién es el tipo... Y entonces, te llamaremos.
- Yo... - Castle se quedó en silencio unos segundos - yo solo quería pedirte perdón...

Beckett detuvo el coche en frente de comisaría y giro la cabeza hacia él sorprendida. ¿Richard Castle pidiendo perdón? No le conocía mucho, pero no parecía de esos tipos que van pidiendo perdón, se le veía vanidoso y egocéntrico. ¿Se escondía un hombre encantador debajo de ese disfraz? 

- De verdad, Katherine... - corrigió al instante - Beckett, quería decir.
- Muy bien, acepto tus disculpas, pero eso no cambia nada entre tú - le señala - y yo - se señala a sí misma - quiero que me dejes en paz cuando acabe esto... ¿podrás?
- No...

Castle la agarró de la mano con suavidad cuando ella iba a salir del coche invitándola a girarse y mirarle. Beckett cerró los ojos pensando en lo insufrible que podía llegar a ser ese hombre, y luego le encaró mirándole con desgana.

- No... - al ver su cara sintió miedo - no te vayas, quería decir

Beckett esperó y bufó.

- Oh, vamos Castle, suéltalo, vas a explotar...
- ¿Quién te llamaba Katie?

Otra granada sobre los pies de la inspectora amenazaba con explotar, pero se controló.

- No es de tu incumbencia - Beckett salió del coche cerrando la puerta -.

Beckett se aguantó las lágrimas caminando con gran ligereza hacia la comisaría. Castle corría detrás y se debatía entre el sentimiento de culpa y en observar el culo de la inspectora, realmente era esbelta, una Diosa.

- Beckett...

Pero un chico alto, guapo y fornido se le adelantó en la entrada a la comisaría.

- Eh, mi vida, ¿qué pasa? - y Will abrazó a Beckett que se derrumbó en sus brazos -.
- Will...

Beckett suspiró aferrándose a él con fuerza. Por fin la tierra firme que necesitaba. Su olor, su ternura, su cercanía... Will.

Castle frenó en seco. Ese tipo le sonrió y le hizo un gesto de saludo con la cabeza mientras abrazaba a Beckett con ternura y le acariciaba la espalda con delicadeza. Castle pensó que lo que no sabía ese hombre es que él era el culpable de que Kate estuviera magullada por fuera y... por dentro. Y que si lo supiera ahora mismo le habría partido la cara probablemente.

Pero a Richard Castle eso no le preocupó tanto como: ¿Beckett tenía novio?

Enlazados (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora