CAPÍTULO 35

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Autora: capítulo largo y espero que a la altura de lo que deseáis, para pediros perdón por haceros sufrir y encima esperar impacientes al capitulo... ¡GRACIAS POR LEER Y POR LOS COMENTARIOS! ¡Es un honor!

Cuando ella cerró los ojos y su mano cayó muerta al colchón, a Castle se le encogió el corazón.
Ella no, ella no.

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Dos horas más tarde


¿Qué se siente en una sala de espera de un hospital? Que el tiempo no pasa, que los músculos se vuelven rígidos presos de la ansiedad, que el corazón late pero ni siquiera lo notas porque tu mente ya no te pertenece.

¿Qué se siente cuando no sabes que le va a suceder a la mujer que te ha devuelto la ilusión por la vida, de la que estás enamorado, a la que hace apenas unas horas has besado por primera vez, y a la mejor candidata para ser la madre de tus hijos?

A Castle se le acumulaba la rabia en la mirada y las lágrimas en los ojos.

¿Qué se siente cuando tu mejor amiga te ha salvado la vida y ahora tú no sabes que está sucediendo con la suya? ¿Cómo evitas el sentimiento de culpabilidad?

Lanie respiraba en una bolsa tratando de frenar su creciente ansiedad.

¿Y qué se siente cuando tu compañera, tu amiga, y la mejor inspectora de la ciudad está dentro de un box sin saber si es grave o no?

Espósito no cesaba en detener a todo individuo con bata para preguntarle por su amiga, y Ryan no paraba de enseñar su placa para ver si eso agilizaba que alguien les dijese algo. 

☆☆☆
Cuatro horas más tarde

- No ha sido tan grave como parecía, pueden estar tranquilos. Solo ha sido un susto, una pequeña astilla en su pulmón, probablemente no controlada en su primer ingreso tras el accidente, pero ya le ha sido retirada sin ningún tipo de complicación. La paciente está estable e incluso despierta - el doctor sonríe amablemente.

Cuatro corazones suspiran aliviados dejando salir todo el aire que en cuatro horas habían negado.

☆☆☆
Cinco días después

- Está dormida... - susurró Lanie a Castle junto a la puerta antes de abandonar el apartamento de Beckett.

- ¿Ha cenado algo? - preguntó él antes de cerrar la puerta.

- No... Así que oblígala si hace falta, tienes mi beneplácito - Lanie rió - adiós, guapo, toda tuya - le guiñó un ojo antes de alejarse.

Castle se acercó con sigilo hacia la habitación de Beckett. Como hacía cada día desde que ella abandonó el hospital, se paró junto a la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho, apoyó su cabeza contra el marco, y se dispuso a observarla dormir; era fascinante tener unos segundos para verla descansar, se veía tan vulnerable y tan bonita que hacía que a Castle se le cayera la baba por la comisura derecha del labio, hasta que se daba cuenta y cerraba la boca sonriendo para sí mismo avergonzado. 

Él siempre le daba el relevo a Lanie a las ocho y media de la tarde, y solía coincidir con Beckett dormida por culpa de unas pastillas demasiado fuertes que le habían recetado y que la dejaban grogui por unas horas. Pero Castle casi que lo prefería, daba gracias por poder contemplar esa estampa a lo largo de todos esos días.

Enlazados (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora