CAPÍTULO 26

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Autora: ¡espero que la espera merezca la pena! 😍

- Querida, ¿no te gusta el pollo? ¿está malo? Apenas has probado bocado...

Martha miraba preocupada a Beckett mientras por debajo de la mesa le propiciaba pequeños golpecitos con la mano a su hijo en la pierna. Castle levantó la cabeza ante la advertencia de su madre y reparó en Beckett dándole vueltas a la comida con la mirada distraída y ausente.

- ¿Kate? - susurró él colocando su mano con suavidad sobre la suya.

Ella levantó la vista y le dedicó una sonrisa llena de esfuerzo. Después hizo lo propio con Alexis y Martha que la miraban con el gesto impertérrito. 

- ¿Qué ocurre? - preguntó ella tratando de sonreír, pero lo único que le salió fue una mueca que para nada se parecía a su sonrisa.

- Mi madre te ha hecho una pregunta...

Beckett pareció sorprenderse, estaba tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera la había escuchado. Se regañó internamente por ello, no era propio en ella estar tan despistada y desconcentrada.

- Perdona, Martha, no sé dónde tengo la cabeza...

Martha le dedicó una sonrisa tierna y cálida que arropó a Beckett desde el otro extremo de la mesa.

- Decía que si no te gustaba el pollo... No has probado apenas bocado.

- No, no... Está bueno, simplemente no estoy hambrienta.

Castle acariciaba el brazo de Beckett de manera inconsciente. Alexis le miró sorprendida cuando Beckett le miró y su padre le retiró el pelo de la cara colocándoselo con ternura tras la oreja.

- ¿Estás bien? - Castle seguía sin dejar de realizar caricias con la yema de sus dedos sobre la piel de la inspectora.

Alexis miró a su abuela sorprendida. Ésta en cambio le devolvió una sonrisa.

- Tu padre está enamorado de ella... - susurró Martha casi de manera imperceptible en el oído de su nieta.

- ¿Mi padre? ¿Enamorado? - Alexis frunció el ceño pero al volver la mirada hacia su progenitor lo vio claro en sus ojos.

No le dio tiempo a decir nada más porque su abuela ya estaba de nuevo al lado de su oreja.

- Y diría lo mismo de ella... - se adelantó Martha a la joven pelirroja.

Beckett sentía las caricias de Castle como si las estuviese realizando en sus entrañas, y se sentía bien, pero comenzó a ponerse nerviosa con los susurros provenientes de Alexis y Martha. Era policía, en horas bajas, quizás, pero sabía perfectamente que estaban hablando de ellos. Y eso le incomodaba. No sabía manejar sus emociones ni que le estaba ocurriendo, todo era nuevo para ella.

- Sí - se levantó de golpe rompiendo las caricias de Castle - bueno, no me encuentro muy bien, si no os importa, me voy a terminar de hacer la maleta para mañana y... descansar - evitó la mirada de Castle en todo momento - lo... lo siento - dijo a Martha y a Alexis con rostro compungido.

Martha le hizo un gesto para hacerle ver que no había problema alguno. Alexis, por su parte, le regaló una cálida sonrisa. Mientras que Castle solo trataba de encontrar su mirada, pero esta nunca llegó.

Beckett desapareció por la puerta de su habitación.

- Ya recojo yo... - susurró Castle entre suspiros - podéis iros a dormir...

Alexis iba a protestar cuando Martha le clavó las uñas con suavidad en el brazo haciéndola callar de golpe. Alexis miró a su abuela sorprendida mientras se tocaba el brazo, entonces lo comprendió todo: su padre necesitaba espacio.

Ambas desaparecieron sin entablar ni una palabra más.

Castle se retiró una lágrima pasajera que se le había escapado con el dorso de su mano. No se explicaba en que momento él había aprendido a llorar, esa palabra era bastante desconocida para él en temas del corazón. Le quería dar todo el espacio del mundo a Kate, pero estaba claro que nunca podría estar con ella, esa mujer era demasiado complicada.

Se moría por besarla, pero no quería asustarla.

Se puso a recoger todos los cubiertos colocándolos con suma parsimonia en el lavavajillas. Rectos, al milímetro. De vez en cuando levantaba la vista en dirección a la habitación de Beckett, con la esperanza de que ésta saliese a tomar una última copa de vino con él. Pero en seguida eliminaba ese deseo de su mente, probablemente ya estaría dormida. Quitó el mantel y lo dobló de manera casi perfecta, con lentitud, sin dejar de mirar a la puerta soñando con verla aparecer con ese camisón a juego con sus ojos. Pero otra vez borró  la ilusión.

Miró la hora en el reloj de la cocina. Suspiró y sirvió dos copas de vino. No podía dormir, así que con ella o sin ella, se tomaría esa copa de vino. Se sentó en el sofá tras subirse un poco los pantalones vaqueros y brindó consigo mismo al aire. Rió irónico y se frotó la nuca con nerviosismo mientras no dejaba de sentirse estúpido a cada momento.

De repente unos gemidos propios de una pesadilla salieron de la habitación de la inspectora. Lloraba y gritaba, sufría.

- ¿Kate?

Castle se acercó con cuidado hacia la puerta entreabierta de la habitación y se la encontró moviéndose nerviosa en la cama. Se agarraba a las sábanas mientras no dejaba de mover sus piernas desnudas con nerviosismo.

- No, no... No, por favor... - susurraba entre gemidos Beckett.

Castle deseaba entrar, despertarla y decirle que todo iría bien, que solo era una estúpida pesadilla. Pero no estaba seguro de que fuese lo más correcto. Bailaban sus pies en el deseo de entrar y retirarse.

Una mano se depositó sobre su hombro.

- Richard, querido, ¿qué haces ahí? - susurró su madre.

- Yo... Yo...

Castle señaló a Kate para posteriormente tocarse la nuca con la mano nervioso, despeinando así todo su cabello.

Kate volvió a protestar y a sufrir.

- Richard, cariño, a veces pareces idiota... ¡Oh, vamos, entra! ¿A qué esperas?

- Yo...

Martha le empujó al interior de la habitación mientras le dedicaba una mirada suspicaz. Y tras un "cuídala", le abandonó subiendo las escaleras de nuevo hacia su habitación.

Castle miró a Kate nervioso y se acercó con sigilo colocándose de rodillas al lado de su cama. Ella estaba sudando y no cesaba en sus ansiosos movimientos. Castle dudó varias veces antes de depositar definitivamente su mano sobre el rostro de la inspectora en una tierna y protectora caricia.

- Kate... Eh... Shhh... Despierta...   

Ella seguía moviéndose mientras las lágrimas le bañaban el rostro.

- Kate... - Castle elevó la voz cogiéndole el rostro.

Beckett se despertó de golpe asustada y llorando. Se encontró con los ojos de Castle temblando y desorientada.

- Solo era una pesadilla... Tranquila - él se sentó en la cama acariciándole la mejilla, mientras ella seguía con el rostro desorientado.

De repente, ella se lanzó en sus brazos y Castle la abrazó con fuerza contra su pecho.

- Ya pasó, Kate, nada era real... - le depositó un suave beso en el cabello.

La separó con ternura de su cuerpo y le ayudó a acostarse. Recogió la sábana que se había caído al suelo y le arropó con ella.

- Descansa...

Beckett agarró la mano del escritor con fuerza, como si fuese un detenido, pero con ternura.

- Quédate...

Castle se quedó pálido.

- Duerme... Duerme conmigo, por favor...

Era la niña pequeña más fuerte y más bonita que había visto en su vida.
Pero ahora estaba muerta de miedo. 

Enlazados (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora