Autora: este capítulo tiene contenido sexual, por lo que si sois pequeños o pequeñas, o simplemente no os gusta leer nada con contenido sexual, a partir de la mitad del capítulo, podéis dejar de leer. Es recomendable esta lectura a partir de los dieciocho años, o si no, de los dieciséis por lo menos, pero vosotros mismos y mismas.
¡GRACIAS POR LEER! ¡Sé que algunos y algunas esperábais con ansias este momento! ¡Y si a alguno o alguna le molesta, perdón de antemano!
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Eran casi las diez de la noche en la ciudad de Nueva York. El sol hacía unas horas que se había marchado para dar paso a la oscuridad. El tráfico ya no era tan agobiante en las calles de Manhattan y el ruido en el exterior iba cesando para dar lugar a la tranquilidad.
Castle entró al apartamento de Beckett cargado de bolsas de la compra, provenientes del market situado justo al lado del portal de la inspectora de homicidios. Las puso con cuidado sobre la mesa de la cocina, tratando de no despertar a Kate, que probablemente aún siguiese dormida en su habitación, después del desmayo que tuvo por la tarde necesitaba fervientemente descansar. El escritor sacó todas las cosas de las bolsas y las depositó sobre la encimera, había bajado a comprar ingredientes para hacerle un caldo y unas pechugas de pollo a la plancha a su chica. Al girarse, se percató de que las persianas aún estaban sin bajar, encendió la luz y comenzó a cerrarlas con cuidado de no hacer excesivo ruido.
- Hola... - susurró una voz adormilada a sus espaldas.
Castle sonrió antes de girarse hacia ella. Se encontró con una Beckett despeinada, vestida con un camisón corto y con los botones desabrochados, tenía buena cara, parecía haber descansado mucho y bien, cosa que alegró a Castle.
- Hola, preciosa... - sonrió con dulzura acercándose a ella - ¿te he despertado? - depositó un suave beso en su mejilla.
- No... Hace un rato que me he despertado - se frotó los ojos y se colocó el pelo detrás de la oreja - pero decidí quedarme un rato más en la cama... - sus ojos habían ido a parar en la cantidad de cosas que había comprado Castle.
Castle siguió la mirada de Beckett y sonrió cogiéndola por la espalda, rodeando con sus brazos la cintura de la inspectora y dándole un beso en la cabeza.
- Todo eso que miras es tu cena, princesa - no pudo evitar reír - me encanta esa carita de lista que pones cuando ves algo que te descuadra... - le dio un beso en el cuello sin dejar de soltarla en ningún momento.
Beckett se rió mientras acariciaba las manos de Castle y giraba levemente la cabeza para mirarle divertida.
- ¿Y cuál es el menú, Rick?
- Caldo y pechugas de pollo a la plancha... - sonrió separándose de ella yendo hacia la cocina.
Beckett se quedó ahí plantada observando como se movía con gracilidad y desparpajo por la cocina preparándolo todo. Se mordió el dedo sin dejar de sonreír, no podía evitar hacerlo, le gustaba ese hombre, estaba cocinando para ella y encima su madre estaba viva. No podía evitar sentirse dichosa, por primera vez en mucho tiempo se sentía plena y llena de vida. Castle estaba pelando la cebolla cuando levantó los ojos hacia ella y le sonrió, estaba hechizado con la felicidad del rostro de la mujer que quería.
- ¿Sabes que tienes una sonrisa adorable? - Castle se secaba las lágrimas de los ojos por culpa de la cebolla.
- ¿Y por eso lloras? - bromeó ella mientras se seguía mordiendo el dedo y sonriendo de una manera arrebatadora y sexy.
Castle se quedó en silencio sonriendo mientras no podía dejar de mirarla. Esa mujer era demasiado preciosa para ser real. Siguió con sus tareas y quehaceres, pero siempre buscándola con la mirada, buscando sus ojos, su sonrisa, sus piernas, su trasero; éste último podía gozar de él plenamente en estos momentos, ya que ella se había girado para colocar en la estantería unos libros que estaban sobre la mesa del salón.
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Enlazados (Caskett)
FanfictionHistoria ambientada en la serie de televisión "Castle" y sus personajes principales.