CAPÍTULO 47

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AUTORA: ¡He vuelto! ¡Perdonen la tardanza! Pero lo voy a hacer a lo grande... ¡Espero no defraudaros! ¡Gracias por estar siempre ahí!

***

Beckett bajó de su coche con paso firme y sin mirar atrás, directa al interior de la nave donde se encontraba su madre, sin reparar en la cantidad de policías que le iban a impedir el paso. Y así fue, el general de la CIA al frente del operativo la detuvo antes de que traspasase el cordón de seguridad colocándose frente a ella.

- ¿Dónde se cree que va, inspectora Beckett? - le preguntó seriamente el general de la CIA.

Ella intentó deshacerse de él con un quiebro, pero esta vez otros dos tipos le bloquearon también el paso.

- ¡MI MADRE ESTÁ AHÍ DENTRO! ¡AHÍ DONDE DEBERÍA ESTAR YO! ¡SÉ QUE ES UNA OPERACIÓN CASI SUICIDA YA QUE YO LA ELABORÉ CON USTEDES! ¡ESTÁ DESENTRENADA! ¡SI YA ERA COMPLICADO PARA MÍ, IMAGÍNESE PARA ELLA! - chilló Beckett totalmente fuera de sí misma mirándole a los ojos con fiereza - ¿¡Usted que cree que hago pues!? ¡Salvarla! ¡Ya la perdí una vez y no la voy a perder dos!

El general llamó a dos hombres más que la bloquearon por completo agarrándola por detrás por los brazos evitando así que la inspectora pudiese moverse a ninguna parte. Beckett se quejó porque le estaban haciendo daño al ejercer demasiada fuerza sobre ella.

- ¡Eh tú diles que la suelten! - Castle acudió malhumorado en su ayuda - ¡le hacen daño! ¿no lo ve, joder?

El general hizo un gesto con la cabeza a sus hombres para que no ejerciesen tanta fuerza sobre ella, pero no pidió su liberación.

- Ya está... Y ahora dígame: ¿qué hace usted aquí? Estamos en medio de un operativo... ¡Y no puede haber civiles! - clavó la mirada en Castle - ¡Y usted lo sabe perfectamente! - bufó esta vez dirigiendo la mirada hacia Roy Montgomery - ¿acaso no sabe llevar una comisaría? ¡Saque a este tipo de aquí! - en referencia a Castle.

Beckett seguía intentando soltarse del agarre de esos dos miembros de la CIA con todas sus fuerzas mientras otro hombre agarraba a Castle por el brazo invitándole a alejarse de la zona caliente de la operación.

- Por favor, general... Por favor, déjeme entrar... - suplicaba desesperada la inspectora.

- Beckett... Su madre ha decidido hacer esto por si sola, y nosotros vamos a aprovechar esta situación para acabar con la organización de Lokssat de una vez por todas - le dijo muy seguro de sí mismo.

- Sabe perfectamente que se la van a cargar... - Espósito no se contuvo y se acercó a él, pero otro miembro le apartó a empujones. 

- Sabe lo que hace, detective... Es su decisión - dijo el general frío como el témpano - si no, no hubiese entrado ahí. No obstante, haremos todo lo posible por salvar la vida de su madre, inspectora, no olvide que sigue siendo una de los nuestros.

Beckett clavó la mirada en los ojos del general. Este se quedó un rato callado ante semejante dolor en los ojos de la joven inspectora.  

- ¿Y si fuera su madre la que estuviese ahí? - se limitó a preguntar ella tratando de herir el corazón del general Reagan - dígame entonces, qué haría usted, señor.

Ese segundo de duda en los ojos del general Reagan, le bastó a Beckett para soltar una de sus manos y clavar un codazo en las partes bajas de uno de los hombres que la sujetaban, mientras que al otro le hizo una llave haciendo que cayese sobre su propio compañero. Ambos gritaban doloridos y aturdidos en el suelo sin hacer nada por levantarse a por ella. 

- ¡Qué hacen panda de idiotas! ¿Para eso les entrenan? - Reagan no daba crédito a lo sucedido mientras Castle sonreía con orgullo en la distancia, su chica era la mejor en todo.

Cuando el general se lanzó a por la inspectora para impedirle el paso, ésta se zafó con gracilidad haciendo que se tropezara sobre sí mismo y se cayera de bruces contra el suelo. Beckett no tuvo tiempo a reírse, pero le gustaría haberlo hecho, se estaba librando ella sola de todo un equipo de la CIA. 

- ¡Beckett! - gritó Ryan lanzándole el chaleco antibalas a su compañera antes de que dos armarios empotrados le bloquearan tirándole al suelo por cómplice de la huida de la inspectora.

- ¡Te debo una Ryan! - exclamó esta mientras corría al interior de la nave con todas sus fuerzas, estaba cerca y ya nadie podría alcanzarla. 

- ¡Corre Beckett! - chilló Espo lanzándose a por un miembro de la CIA que pretendía ir tras ella. 

Ante todo compañeros. Espósito, Ryan y Beckett eran algo más que un equipo, eran como hermanos. En la felicidad y en la tristeza, pero siempre juntos. 

- ¿Son imbéciles? ¿No ven que la están sentenciando a muerte? ¿ Y no ven que van a joder el operativo? - chilló desquiciado el general Reagan mientras se levantaba del suelo.

Castle estaba nervioso por Beckett, ya que apenas le quedaban unos metros para colarse por la ventana de la nave y ya nadie parecía poder impedírselo. Es entonces cuando ésta se detuvo de golpe y miró hacia atrás unos segundos, buscaba a Castle con la mirada, y éste le sonrió en la distancia, estaba muerto de miedo, pero sabía que ella podía hacerlo, estaba preparada y era la mejor inspectora de todo Nueva York. 

Si alguien podía salir viva de allí dentro era ella.

- ¡Disparen! - gritó de golpe el general Reagan apuntando en dirección a Beckett. 

Castle no podía dar crédito a lo que acababa de oír de los labios del general, ¿estaba pidiendo que matasen a Beckett a sangre fría por salvar una maldita operación abogada al desastre absoluto? 

- ¡No! ¡Qué dice, no! - chilló Castle tratando de zafarse del agarre del hombre que le sostenía - ¡KATE! ¡KATE!

Espósito y Ryan trataban de hacer lo mismo que Castle sin éxito alguno en sus forcejeos mientras miraban en dirección a su compañera que se había quedado de piedra en el sitio con el chaleco en una mano y la otra en la cartuchera de su pistola. Ni siquiera había tenido tiempo de protegerse con el chaleco antibalas. Estaba sentenciada a muerte y ninguno de sus compañeros podía hacer nada por ella.

¿Qué demonios pasaba? ¿Iba a dejarse matar a sangre fría? ¿Por qué Kate no entraba, por qué no corría? ¿Y por qué no se había dado la vuelta para mirar a los ojos a los hombres que la iban a fusilar a tiros sin ningún miramiento por salvar su operación? Todas esas preguntas inundaban la mente de Castle que, a pesar de que sabía que no podía hacer nada, no había cesado en su intento por soltarse.

- Repito: ¡DISPAREN! - el general se apoyó en uno de los coche y sacó el arma apuntando en la dirección de la inspectora mientras el resto del equipo hacia lo propio - ¡YA!

Lanie miró a Montgomery con lágrimas en los ojos. 

Ellos tampoco podían moverse. 

Kate Beckett estaba sola.

Enlazados (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora