CAPÍTULO 43

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Autora: no sé cuántos capítulos tendrá esta historia... Lo que si sé es que será larga, bueno, ya lo está siendo. ¡GRACIAS POR EL APOYO, COMENTARIOS, LECTURAS Y VOTOS!

***

Beckett sentía un extraño cosquilleo en el estómago mientras esperaba a que las puertas del ascensor de su comisaría se abriesen y pudiese reencontrarse de nuevo con su madre. Castle le había dicho que no le importaba acompañarla si necesitaba apoyo, pero ella creyó que era más conveniente enfrentarse a todo ella sola, y además no quería que él anulase otra cita con la editorial. En realidad estaba feliz, no le importaba que su madre hubiese fingido su muerte para protegerla, ni los secretos que tuviese, era su madre y solo Dios sabe cuánto la había echado de menos.

Cuando las puertas se abrieron, cogió todo el aire que pudo guardándolo en sus pulmones y puso un pie en el interior. Nada más hacerlo, la buscó con la mirada y la vislumbró a lo lejos sentada en la silla de su escritorio jugando con una fotografía que ella guardaba con su madre en el segundo cajón de la mesa. Ahora que ya se había aseado, comido, descansado y cambiado de ropa, Beckett se había dado cuenta de lo hermosa que seguía siendo su madre, se parecía mucho a ella, pero su progenitora seguía siendo terriblemente más hermosa incluso con la edad.

- Mamá... - susurró Kate con la voz temblorosa a las espaldas de ella - ya... estoy aquí.

A la inspectora le sudaban las manos del temblor que se estaba apoderando de ella ahora que ya estaba al lado de Johanna. No todos los días vuelves a ver a un muerto en carne y hueso, y por mucho que creas que puedes con todo, hay cosas que impresionan.

- Mi niña... - Johanna se giró con rapidez hacia ella levantándose - pensé que ya no vendrías, que me odiarías, que te arrepentirías... - seguía aferrada a la fotografía que guardaba Beckett de ambas.

Beckett miró la réplica de sus ojos y tragó saliva, su madre estaba llena de miedo. Después desvió la mirada hacia sus manos temblorosas y desgastadas por el tiempo y pudo ver qué fotografía había elegido de todas.

- Es mi favorita... - dijo Beckett señalando con su mano la fotografia.

- También la mía - respondió su madre con orgullo - tu primer cumpleaños, mira qué manitas tenías, y qué bracitos... - los ojos de Johanna se llenaban de lágrimas reparando en cada detalle de la fotografía.

- Y qué guapa eras y eres, mamá... - Beckett sonrió nerviosa - me gusta como me miras en esa fotografía y como papá nos abraza - a la inspectora se le quebró la voz ligeramente - ojalá él también pudiese volver...

Ambas se miraron con los ojos llenos de lágrimas y el silencio del tiempo rondando entre ellas. Se miraban como en un espejo, eran la viva imagen del amor verdadero. Si Jim las estaba viendo desde alguna parte del cielo, sin duda ahora también estaría llorando con ellas.

Una extraña ráfaga de viento se coló por alguna parte de la comisaría haciéndolas temblar y reaccionar frente a los acontecimientos. Quizás Jim si las estaba viendo desde el sitio con más luz del cielo.

- Katie...

- Mamá...

Rompieron la pared invisible que las separaba y se fundieron en un abrazo lleno de necesidad. Beckett no podía dejar de aferrar a su madre con fuerza, la había necesitado siempre, en cada día de su vida; su padre había intentado hacer también de madre, pero no era lo mismo, ella necesitaba a esa mujer que ahora no quería soltar. 

Enlazados (Caskett)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora