Enlazados (Caskett)

CAPITULO 34

Autora: hay azúcar en este capítulo... mucho azúcar... y vendrá mucho más 😍, pero... me gusta demasiado jugar con las emociones del lector. ¡No me odiéis mucho, por favor! 😢😉😜😂

Castle mordió el labio inferior de la inspectora soltándolo lentamente a medida que se separaba sin dejar de mirarla a los ojos con deseo y ternura. Se encontró con la sonrisa tímida de ella, lo que alivió con creces al escritor, ya que le demostraba que ella no parecía arrepentida en absoluto de haberse dejado llevar por primera vez.

Y no lo estaba, Beckett no podía dejar de mirar los labios de Castle mientras sentía como el corazón le bombeaba sangre a gran velocidad. Cuando subió sus ojos y se encontró con los azules, ahora oscurecidos por la pasión, creyó morir de deseo.

- Kate... - susurró él, pero ella volvió a depositar sus labios sobre los del escritor haciéndole callar en un beso breve, pero dulce.

Ella, al separarse, se mordió su labio inferior de manera inconsciente, y a él ese gesto le pareció de lo más provocador. Tuvo que apartar la mirada, ya que se estaba despertando demasiado su entrepierna, y eso no ayudaba en absoluto a su contención de no lanzarse sobre ella y hacerle daño en sus costillas y muñeca.  

De repente, Beckett cambió el semblante por uno más nervioso.

- Rick... - ella agachó la mirada con timidez y un nerviosismo impropio de  una mujer tan segura de sí misma - tengo algo que decirte...

- Que te arrepientes - suspiró afirmando el escritor poniéndose en lo peor.

Ella negó con la cabeza a la par que miraba sus manos como una niña chica avergonzada. Castle frunció el ceño, pero luego no pudo evitar sonreír al ver como se le encendían las mejillas a la guapa mujer que tenía frente a sus ojos.

El escritor se la comía con la mirada. El sabor de los labios de la inspectora, su suavidad y delicadeza al besar, y su lengua juguetona y tímida le habían dejado al borde del infarto. A él, al mujeriego, esa mujer le había cambiado.

Ella seguía perdida en el sabor de la boca de ese hombre. Su manera de succionarle el labio, de jugar con su lengua, le habían dejado al borde de la locura. Y eso solo con un simple beso.

- ¿Qué sucede, Kate? - Castle recorrió la mejilla derecha de Beckett, ahora encendida, con su dedo índice.

- Que tengo miedo - afirmó ella jugando con los dedos de su mano nerviosa evitando en todo momento la mirada del escritor.

- A qué - Castle le colocó un dedo bajo el mentón obligándola a mirarle y sonriendo para infundirle apoyo y cercanía.

- A... - le miró directamente a los ojos - yo... - balbuceaba nerviosa - yo... creo que me estoy enamorando de ti.

Castle se quedó en shock ante esas palabras. No las esperaba en absoluto. En ese momento el mundo dejó de girar a su alrededor mientras miraba los ojos timidos, pero fogosos y arrebatadores, de Kate.

Si era un sueño, que no le despertasen nunca.

- ¿Ves? Yo... - Beckett tragó saliva nerviosa - ¡oh, soy una estúpida! - se llevó la mano a su frente nerviosa y cohibida.

Castle seguía sin salir de su trance provocando una fuerte confusión en la inspectora, haciendo que ésta interpretase de manera errónea su silencio.

A Beckett le dolía el rechazo. Necesitaba más de él, no solo besos.

- Yo... - añadió ella secándose unas lágrimas traicioneras que habían brotado de sus ojos interpretando el rechazo de Castle en su silencio - tú jamás podrías enamorarte de alguien tan simple como yo... qué tonta, perdona, yo...