Primer libro de la saga MooreVerse y historia principal.
ATENCIÓN: Esta historia se entrelaza de forma directa con otras historias de la saga, pero no es necesario seguir un orden concreto para leerlas. Los números de libro determinan el orden en el...
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"I'm thinking out loud that maybe we found love right where we are"
-Thinking out loud, Ed Sheeran
Era el día de la boda de mi madre, y por un momento el día anterior, pensé que no llegaría jamás.
Después de mi bajón por el miedo de que mi madre me llevase a Arizona con ella, mis lágrimas en los hombros de Jack, nuestra conversación y que aceptase sus disculpas por las palabras que me había dedicado por la mañana, bajar a comer y pasar toda la tarde sin pensar en Arizona, no volví a pensar que hoy era uno de los días más importantes de la vida de la mujer que me había dado la mía.
—¿Estás segura que esto es estrictamente necesario? —pregunté mientras Anne movía sus manos entre mi pelo—. Son las nueve de la mañana y no me has dejado desayunar. Si me da un bajón de tensión en plena ceremonia caerá sobre tu consciencia.
—No seas una exagerada y deja que haga magia con las manos —dijo James entrando en mi cuarto, sin llamar. Cuarto en el que podría haber tres chicas desnudas, pero claro, a él no le importa.
Ya está acostumbrado a eso.
Habíamos decidido usar nuestra casa para que mamá se preparase y que la suya fuese usada por Harry y su familia. Por esas cosas tradicionales de no ver a la novia porque da mala suerte y eso.
James se agachó a la altura de la barriga de Anne mientras ella seguía peinándome.
—Tu tía es una cascarrabias cuando tiene el estómago vacío —dijo mi hermano riendo y rodé los ojos—. Lo que nos encanta porque si come significa que está sana.
Este idiota me quería hacer llorar.
De repente Anne dejó de mover las manos en mi pelo y me giré a ver qué pasaba. No solo Anne, sino que ambos, también mi hermano, estaban estáticos. Miré a Keira preocupada.
—¿Qué ha pasado? —preguntó la pelirroja levantándose de mi cama—. Chicos, ¿estáis bien?
Un bajón seguro que por no desayunar. ¡Lo sabía!
—¿Eso ha sido...? —empezó James.
—Una patada —acabó Anne mirándome con una sonrisa. Los ojos empezaron a lagrimarme—. ¡NO, BROOKE! ¡EL MAQUILLAJE!
—¿Ya te había dado alguna? —preguntó James con los ojos rojos igual que yo. Keira miraba la escena con ternura.
—Sí —sonrió mi mejor amiga—, pero siempre me pillaba en casa. Solía dar pocas y flojas pero esta... Es la primera que te dedica. Y la primera que noto de verdad.
—James... —reí con ternura mirando cómo mi hermano se secaba las pocas y pequeñas lágrimas que la escena le había provocado y daba un beso corto a Anne.
