49 Disneyland

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El par de días siguientes es un poco similar a lo del martes, fuimos a visitar sitios poco turísticos pero que arquitectónicamente son hermosos; también visitamos locales de postres y comida extraña porque teníamos ganas de probar algo no tan común, y como ayer fue 4 de julio, en la noche estuvimos en el centro de Los Ángeles para celebrarlo, y debo decir que es la primera vez que paso esa fecha en el país. Hablamos con los papás de Matt y sus hermanas e hicimos dos llamadas en conferencia con todos los chicos y chicas.

Ahora estamos llegando a Disney porque es lo último que nos falta por ver de Los Ángeles y como mañana es nuestro vuelo de regreso a NY, tenemos que aprovechar el día de hoy.

Es la primera vez que estaré en un Disney y el que vaya a conocer el original y que sea el primero que visite, es genial. Una de las atracciones que más me emociona visitar, es la de Piratas del Caribe porque es una de mis sagas de películas favoritas, así que en el momento en que esté ahí, sé que me volveré totalmente loca.

-Bien, iré a comprar nuestros boletos y luego comenzará la diversión.

-No. Deja que yo los compre -Matt me mira entrecerrando los ojos-. Por favor. Ayer no me dejaste pagar nada. Déjame comprar los boletos.

-No te estoy cobrando nada Alex. No tienes que hacer esto.

-Pero quiero hacerlo -su expresión no cambia-. ¿Por favor? -como sigue igual, deslizo lentamente mis manos por su pecho hasta entrelazarlas detrás de su cuello mientras sigo hablando y comienzo a jugar con su cabello-. Esta noche podría mostrarte algo de lo que compré cuando salí con Shelby -de doy una mirada seductora para que me comprenda mejor-. Puedo modelarlo para ti por unos minutos y luego -me encojo ligeramente de hombros-, no sé, podrías quitármelo; o podría prepararte la cena vestida así, o podría darte un masaje. No lo sé. Hay muchas cosas que podría hacer para ti.

-Usas la seducción como chantaje.

-No. Solo digo lo que podría hacer para ti esta noche si me dejas pagar por las entradas.

-Si no te quisiera tanto... -veo que lo piensa por unos segundos-. Ve a comprar esos tickets antes de que me arrepienta.

Le sonrió enormemente porque me eh salido con la mía y tras darle un beso, voy corriendo a la taquilla por nuestras entradas.

Nunca fui una niña de historias de cuentos de hadas, mamá nunca me leyó historias de princesas y tampoco tuve un ejemplo de amor en pareja más allá de los papás de Mia, y eso es mucho decir porque nunca vi en primer plano su amor de pareja como lo hizo Mia y lo sigue haciendo Sofí. Supongo que por eso también me dejé atrapar por todas las promesas que me hizo Mauricio y nunca supe ver más allá ni aunque estuvo frente a mis ojos por tanto tiempo. Tampoco fui muy fan de Mickey o Minnie pero si lo soy de la adaptación de Alicia en el país de las maravillas y algunas otras producciones que ha hecho Disney. Pero aún con todo esto, nunca me imaginé estar conociendo Disneylandia.

Una vez que entramos al parque, me trasporto a un mundo lleno de fantasía; hay magia y color a donde sea que mires o vayas. Matt y yo vamos tomados de la mano en todo momento y hay ocasiones en las que me avergüenzo un poquito de mí por tener reacciones tan infantiles frente a él, cosa que provoca que él ría y eso hace que también yo me sonroje. Una de las primeras cosas que hicimos fue comprarnos un accesorio para después iniciar nuestro recorrido, yo me compro el sombrero clásico del Sombrero loco y Matt se compró el turbante del príncipe de Aladino porque aunque le cueste admitirlo, es su película favorita de esas; aunque sin duda, lo más vendido son las orejas de Minnie y Mickey.

Mientras continuamos con nuestro recorrido, nos encontramos que está comenzando un desfile por la celebración de ayer, así que vamos por un helado, disfrutamos del espectáculo y tomamos un montón de fotos. Una vez que acaba y sentimos que nos dará insolación -solo exagero un poquito-, vamos a subirnos a la montaña rusa, a una especie de sillas voladoras, y a mi favorita, la noria, aunque esos no son todos porque nos subimos a más aunque tenemos que hacer una larga fila para ello.

Tu refugio. [A Primera Vista #1] (Matthew Daddario)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora