50 Enferma

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-¿Alex? Hola, soy Amy Nicholson de la revista People.

-Hola ¿En qué puedo ayudarte Amy?

-Perdona que te llame tan temprano. Sé que estas de vacaciones y que probablemente te levantes tarde. Lo que pasa es que necesito tu confirmación para inscribirte al curso de fotografía que te comenté la última vez que nos vimos. La fecha tentativa era a finales de este mes pero lo han cambiado para la semana próxima. Así que necesito me confirmes tu asistencia para completar tu inscripción y de ser posible que vengas a recoger lo que te haga falta para el curso.

-¿Será impartido aquí en la ciudad?

-Así es. Tú no debes preocuparte por nada más que por asistir y aprender. La revista correrá con todos tus gastos, ya que a final de cuentas todo lo que aprendas será también para nuestro beneficio ya que trabajaras para nosotros. Mira, el curso dura 40 horas, lo que equivale a 2 semanas ya que serán 5 horas al día por 4 días a la semana y se impartirá cerca del puente de Brooklyn.

-Está perfecto. Me queda realmente cerca, así que no tendría ningún problema para llegar.

-Excelente. ¿Eso es un sí para inscribirte?

-Sí. Eso es un sí.

-Genial. Solo requiero que me pases unos datos y quedará listo.

Como su llamada ha sido a las 8:00 am, pues me ha despertado, así que para proporcionarle los datos que me pide, tengo que levantarme para correr al sitio donde tengo guardados mis documentos. Una vez con todo eso listo, me pide que en el transcurso de la semana pase a las oficinas de la revista para comenzar con el trámite para mi contrato y por el equipo que me proporcionaran para el curso, además de un cheque para la compra del material que me haga falta para el mismo curso.

Cuando colgamos y checo la hora que es, voy a ponerme mi pijama de vaca, y cruzando todos los dedos de mis manos, salgo de mi departamento y voy al de Matt. El cruce de dedos es para que Matt haya dejado su puerta sin llave y así yo pueda colarme sin llamar.

Tal parece que es mi día de suerte porque con sumo cuidado giro la perilla y la puerta se abre. Me deslizo en el pequeño espacio que dejé y observando todo al rededor para cerciorarme que él no está ya levantado, cierro la puerta sin hacer ruido y camino de puntitas hasta su habitación. Entro sin ningún problema y lo veo recostado boca abajo en el centro de la cama, así que cual ninja, esquivo las almohadas que hay tiradas sobre el piso y voy a deslizarme bajo sus cobijas para acurrucarme junto a él.

Solo que hay una falla, para no hacer ruido al caminar, no me puse ni zapatos ni pantuflas, por lo tanto, y también debido a que el clima sigue un poco frío, tengo los pies helados. Así que cuando me estoy acomodando en su cama, sin poderlo evitar, mis pies tocan sus piernas y el contacto lo hace saltar.

-¡Que dem...! -abre los ojos como platos y yo solo lo puedo mirar con expresión divertida-. Alex -dice mi nombre como un susurro y asumo que es por el alivio de saber que soy yo-. Me has dado un susto de muerte -acomoda las cobijas sobre los dos y me atrae a sus brazos-.

-Perdón. No quería despertarte. Solo planeaba colarme en tu cama y darte una sorpresa cuando despertaras -él murmura algo que no entiendo y esconde su rostro en mi cuello-. No pensé que durmieras con tan poca ropa con el frío que está haciendo.

-Mis cobijas son térmicas y como sé que las tuyas no, quizá deberías quedarte conmigo hasta que el clima mejore. Así no tendrías que entrar a hurtadillas a mi cama.

-Es una buena oferta. Lo voy a considerar -deposita un beso en mi cuello-.

-Bien -suspira-. Mencionaste una sorpresa ¿Era el verte en mi cama al despertar?

Tu refugio. [A Primera Vista #1] (Matthew Daddario)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora