Fui corriendo a la puerta y la abrí, el maestro Ken estaba ahí quien al verme me mostró ese cálida sonrisa. —Todas las luces siguen prendidas...— Me dijo al posar su vista dentro de mi departamento.
—Lo siento, olvide la regla de— Me estaba disculpando cuando el maestro Ken llevo su mano a mi cabeza dándome pequeñas palmaditas.
—Descuida bebe, entiendo si las dejas prendidas...pero más importante, ¿crees poder dormir esta vez?— Me pregunto preocupado por mi a lo que inevitablemente negué con la cabeza.
—Ven conmigo a mi departamento esta noche, aun no cenas ¿cierto?, preparare una gran cena— Me dijo entusiasmado sin dejar de verme.
—Acepto— Le respondí sin dudarlo esta vez.
El maestro Ken me miro sorprendido aunque feliz por haber aceptado, probablemente no sabía el porqué de mi repentino aceptación pero yo sabía el motivo por lo que lo había hecho, tenía hambre y mucha sin contar que era el único que me ha dado la mano para salir de este departamento sin tener que pedírselo.
—Si quieres puedes traerte una muda de ropa para que te duches en mi departamento— Me ofreció entusiasmado pero aunque era una buena idea...no podía ni imaginar al entrar a esa habitación.
—Descuide, ¿nos vamos?— Le dije asegurarme de llevar en el bolsillo de mi pantalón el celular para que no volviera a ocurrir lo de la tarde por no contestarle a Ravi.
Como todas mis compañeras se encontraban dentro de sus dormitorios nadie nos vio salir por la puerta principal, entramos a su auto y mientras íbamos camino a su departamento prendió la radio colocando una hermosa melodía de violín, se podía sentir la melancolía pero al mismo tiempo era como si mediante sus notas contara un romance, un amor pausado que llega a la agonía.
Me había quedado tan gravada tal melodía que no pude evitar elogiar mentalmente a quien fuera que haya compuesto tal perfecto sonido. Al llegar el maestro Ken dejo estacionado el auto en la parte de abajo del hotel por lo cual subimos mediante el ascensor. Una vez puesto el código de seguridad nos quitamos los zapatos en la entrada colocándonos unas pantuflas blancas.
—Ven aquí bebe, te mostrare tu habitación— Me dijo con alegría tomándome de la mano para así guiarme por su casa hasta llegar a dicha habitación.
La habitación era normal, una cama arreglada con sus respectivas almohadas, las paredes pintadas de color crema y un tocador con su respectivo espejo pero algo que llamo mi atención fue el balcón que se asomaba detrás un unas cortinas color vino para impedir la entrada del sol por las mañanas.
—Esta seria tu habitación pero no te preocupes, are que quede linda si aceptas mi oferta, incluso te comprare colores para que rayes las paredes— Me dijo Ken mirando la habitación como si visualizara todos los cambios que aria.
—¿Realmente cree que soy un bebe?, ¿Cómo cree que voy a rayar las paredes?— Me cuestionaba mentalmente al verlo pero Ken ni cuenta se daba.
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Cadenas dulces
FanfictionEntre mi violador a mi secuestrador...sin dudas prefiero a mi secuestrador. 1)Es grosero, es brusco y es irrespetuoso sin contar que no sabe cocinar. 2)Es callado, se preocupa aunque no tiene por qué hacerlo, es dulce y se sonroja por todo. 3)Es...