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Era consiente que no podría seguir durmiendo por lo cual Salí de la habitación. Entre a la cocina sirviéndome un vaso de agua fría. Refrescante pero al ver todo oscuro y solitario me sentía...vacía...

Solo divagaba al estar terminándome mi vaso de agua pero al posar mi mirada en el teléfono recordé que podía llamar a Hakyeon, sin importar que hora era es en Japón podríamos hablar al menos por unos minutos.


Deje el vaso de vidrio sobre la barra de la cocina y fui a la sala, tome asiento en el sofá y posteriormente tome el teléfono. Introducir su número era rápido y como si toda la vida lo hubiese llamado esperaba a que el respondiera y por alguna razón no tenía dudas que el contestaría...


Tras cuatro tonos Hakyeon contesto. —Hola mi amor, ¿Qué tal tu día?— Me dijo de una forma amorosa con un genuino interés por mí que no pude evitar sonreír.


—Fue...raro, tuve una oportunidad increíble pero no la tome— Le conté y sin saber cómo hakyeon entendería mi situación él decía las palabras correctas.


—Podría ser que no era el momento indicado para eso, aún es pronto para algunas cosas pero descuida mi amor, todos necesitan tiempo para comenzar de nuevo— Me explico sin reproches, solo estaba para mí sin importar las circunstancias.


—Gracias...— Le agradecí de corazón.


—¿Eso no te dejaba dormir?— Me pregunto preocupado por la hora en la que le estaba llamando.


—...Soñé con Hongbin...es molesto, tener que revivir todo eso cuando ya se ha ido— Le confesé al tener la seguridad que no me juzgaría.


—...¿Te molesta tener que verlo? ¿o te molesta lo que te hace sentir?— Me pregunto tomándome desprevenida.


Lo pensé, de verdad estaba pensando sobre sus preguntas. ¿Ver a hongbin era molesto?... No, en ese tiempo me acostumbre a su presencia forzada en mi vida, incluso era más alarmante cuando no lo podía ver, sin saber qué hacía o si planeaba molerme a golpes, eso me ponía de los nervios.


Entonces... lo que me hace sentir...


—No lose...solo...desearía que jamás lo hubiera conocido...— Le respondí al mirar la oscuridad en el departamento.


—...Por mucho tiempo me odie, no me gustaba el color de mi piel y lo largo de mi cuello, ante mis ojos yo era molesto sin contar que no me gustaba ver mi reflejo, sin importar quien se burlara de mi sus palabras no lograban herirme tanto como lo hacían las mías— Me contó con melancolía pero al escucharlo no pude evitar protestar.


—Pero si eres perfecto, su color de piel es hermoso, todo tu cuerpo es como si lo hubieran hecho con cuidado y esa aura que tienes es como un imán. Poder verte es...un verdadero placer— Al decir todo eso me percate que estaba hablando de más.


Mis mejillas se sonrojaron y al escuchar la delicada risa de Hakyeon del otro lado de la línea un escalofrío recorrió mi cuerpo. —Gracias mi amor, hubiera sido increíble si nos hubiéramos conocido antes. Bueno lo que estaba diciendo es que antes me odiaba, no me sentía feliz con quien era pero al pasar los años aprendí que estaba bien si me odiaba y gracias a que acepte esa parte mala de mi fue como de alguna forma fui aceptándome y gracias a eso me fui gustando. Mi amor, hay ocasiones en las que se puede amar y odiar, somos humanos, las emociones que sentimos no solo tiene que ser una...y eso está bien, sentir, cometer errores e intentar cosas nuevas está bien porque aun si da miedo puedes estar segura que jamás, ni una sola vez en lo que resta de mi vida te dejare sola y eso es porque te amo— Hakyeon de una forma amable, madura y sobre toda amorosa me hizo sentir aliviada.

Cadenas dulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora