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—No te molestes tanto, quedamos que te tomaría una vez a la semana pero jamás te aclare qué día mi gatita— Me aclaro antes de irse a bañar mientras yo me encontraba asqueada, adolorida y derrotada.


Al trascurrir media hora Hongbin salió del baño con solo una toalla enredada en su cintura. —Gracias por esperarme, prepare la temperatura del agua mi gatita— Agradeció como si todo estuviera bien.


Me pare de la cama sintiendo mis piernas temblar, la sangre seguía escurriendo por mis piernas por haber sido violada por Hongbin estando en mi periodo. Sin poder evitarlo tropecé con mis propios pies pero antes de tocar el suelo Hongbin me sujeto ayudándome a ponerme de pie.


—Al parecer no todos los gatos caen de pie, ven aquí, te ayudare— Me dijo al sonreírme, como...si todo estuviera bien.


Sin poder darle una respuesta me guio al baño, espere mientras el colocaba un banquillo de plástico en el área de la regadera. —Sera menos incomodo de esta manera— Dijo al tomarme de la muñeca haciéndome entrar al área de la regadera.


Me señalo el banquillo por lo cual tome asiento. Hongbin me ayudo a bañarme, era absurdo, como si la persona que te apuñala sea la misma que te cura, sin duda esto es molesto y al mismo tiempo confuso.


Al terminar me puso la pijama he incluso coloco una toalla intima en mis bragas sin que su sonrisa desapareciera, no sé realmente finge esta amabilidad o si esta situación le causa felicidad. Solamente no puedo saber que sucede por su mente.


Nos quedamos dos días en ese hotel, ahí solamente Hongbin salió por las tardes durante cuatro horas cada día mientras yo permanecía en la habitación jugando videojuegos en una psp que él me dio. Al llegar de sus salidas trae consigo la comida y se torna muy feliz al verme ahí.


Quizás cree que lo espero por que deseo hacerlo aunque la verdad es distinta, aun si escapo no sé dónde estoy ni mucho menos como volver sin dinero, tampoco tengo un celular y para colmo sé que Hongbin me encontrara.


—Tendrás el asiento de la ventana, podrás disfrutar de la vista— Me dijo al encender el motor del auto tras haber metido las maletas en los asientos de atrás.


—Gracias...— Le agradecí al no saber que más responderle.


Antes de bajar del auto cuando llegamos al aeropuerto me volteo a ver. —Sigue portándote bien mi gatita— Ante su advertencia me dejo ver una sonrisa por su parte.


Actué de acuerdo a sus deseos, no grite por ayuda, no me queje y mucho menos intente huir, simplemente camine a su lado dejando que el tomara de mi muñeca. Durante el vuelo al menos pude disfrutar de la vista, el ser mi primera vez volando no pude evitar el mirar a mí alrededor, las azafatas son altas y bien parecidas logrando que muchos de los pasajeros volteen a verlas.


Una vez en nuestros respectivos asientos y tras el anuncio del copiloto diciendo que el avión esta por despegar la voz de Hongbin se hizo presente. —¿Qué piensas?— Pregunto mientras yo seguía mirando con atención como íbamos despegando del suelo.

Cadenas dulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora