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El sol me daba directo en la cara y a pesar de que mis parpados estaban cerrados podía ver la luz.


—Hola preciosa, ¿Qué tal si te invitamos un trago?— La voz molesta de un chico me hizo abrir los ojos y voltear a verlo.


Detrás de él podía ver las olas del mar chocando contra la arena y desvaneciéndose en fina espuma blanca. "¿Dónde está ese loco?" Pensé al mirar alrededor pero lo único que veía era chicas en diminutos biquinis y chicos intentando ligarlas.


—Anda, te divertirás con nosotros— Insistió el chico con lentes de sol verdes.


Esos dos tipos me eran repelentes y mi humor no es bueno si no sé dónde mierdas se largó ese ojón. —No estoy interesada en nadie que no sea mi amante— Les dije queriendo que me dejaran tranquila pero eso no fue así.


El chico que me había hablado primero se me acerco en un fuerte intento de intimidarme, sonriéndome llevo su mano a mi cintura pero por mala suerte tenia puesto un biquini de dos piezas dejándome sentir como su áspera mano me tocaba.


Lo mire fijo, estaba imbécil si creía que permitiría que hiciera lo que quisiera. Eleve mi rodillas con fuerza al golpearlo en los testículos, al instante cayó al suelo retorciéndose del dolor mientras su compañero iba al lado suyo sorprendido.


—¡Maldita perra!— Me maldijo molesto dirigiéndose hacia mí.


Mi cerebro pensó que hacer para no ser golpeada por ese tipo cuando tras de mi un brazo detuvo la bofetada de ese tipo iba a darme.


Mi cuerpo se tensó al estar en medio de tal escena. Quien estaba tras de mi coloco su mano en mi cintura pero al hacerlo reconocí quien era aliviándome.


—Wooo~ solo me fui un segundo y ustedes pedazos de mierdas intenta no solo tocar a mi gatita si no que la llamas ¿perra?...joder...eso sí que es molesto— Al decir eso Hongbin acariciaba mi cintura con suavidad y con una palmadita en la espalda me indico sin decir ni una palabra que me apartara.


Al quitarme de en medio solo me convertí en un espectador más. Hongbin golpeo a quien había intentado golpearme primero dejándolo tumbado en la arena pero el otro se levantó enojado al recuperarse de mi golpe.


Con rapidez y con todas sus fuerzas intento taclear a Hongbin, al ver eso no pude evitar imaginar el que terminaría Hongbin debajo suyo recibiendo todos los puñetazos en su rostro y eso me ponía de los nervios, no quería que fuera lastimado por dos tipejos en nuestra ida a la playa...pero eso no sucedió.


Hongbin solo fue movido unos centímetros en la arena, el tipo lo tomo desprevenido y cuando levanto el rostro para ver a Hongbin este le sonrió...la misma sonrisa que meses antes me dedicaba a mí, como si el sufrimiento le diera un inigualable placer.


Hongbin le dio un golpe limpio justo en la nariz rompiéndosela al instante. —Tienen suerte que este en medio de tanta gente...— Les dijo al mirarlos con superioridad mientras esos dos seguían en la arena.

Cadenas dulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora