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Me concentre en no pensar en el pasado y comencé a sacudir las diversas repisas, libros, el comedor, la barra de la cocina y aunque pase unas tres horas limpiando toda la casa sabía que el propósito de mi inesperada venida a mi viejo hogar era para volver a ver las fotografías de mi madre.


Tome el álbum de la repisa de madera y me senté sobre la barra de la cocina, cuando era pequeña amaba poder sentarme ahí aunque mi madre me regañaba al principio al final aceptaba que comiera en ese lugar.


Miraba detalladamente aquella fotografía en la playa de mi madre, su hermoso cabello ondulado color carbón se movía con el viento, su dulce mirada al mirar a lo lejos una gaviota y esos ojos color miel eran realmente hermosos. Su rostro pequeño y piel blanca dejaba ver ese encantador sonrojo en sus mejillas.


—...Con solo verte podías llegar a trasmitir esa dulzura y amabilidad con el que vivías cada día...en cambio tuve que sacar la sonrisa de ese tipo, esa forma de pensar algo toxica con la que veía a los otros y sus estúpidos pensamientos suicidas,...pero al menos saque tus mismos ojos...— Dije en voz alta con resignación.


Mire por un rato más el álbum pero gracias a los rayos de luz que entraban por la ventana me percate que ya había comenzado a oscurecer. Antes de irme acomode el álbum en su lugar y cerré todo cuidadosamente.


Tras un viaje en autobús de media hora por fin llegue a casa de Ravi, me percate que el auto del maestro Taekwoon no se encontraba así que supuse que ya habían terminado lo que sea que hubieran hecho.


Estaba a punto de llamarte— Me dijo Ravi mientras me quitaba los tenis en el recibidor y después de eso me puse las pantuflas para entrar.


—Gracias por lo de hace ratos...pude arreglar las cosas con Leo muy bien— Me comento mientras yo pasaba de largo a un lado suyo para ir a la cocina pero aun asi me percate que se había bañado de nuevo e incluso se habia cambiado de ropa.


—...¿y cómo te fue en tu casa?, ¿el árbol que sembré está más grande?— Me pregunto Ravi estando detrás de mí pero por mi parte solo revisaba el contenido del refrigerador.


—Un poco— Le conteste sin mucho interés buscando la leche de fresa que me gusta beber entre comidas pero al no encontrarla me pareció raro ya que Ravi siempre tiene en su refrigerador porque sabe que me gustan.


—¿Estas molesta porque me cogí a Leo?,...te juro que use condón, solo contigo no uso nada, de verdad— Me explicaba Ravi pero aquello me tenía sin cuidado.


Al cerrar la puerta del refrigerador por alguna extraña razón me dio por voltear a ver el bote de la basura de la cocina y entonces lo vi, el envase vacío de mi leche de fresas.


Soy consciente que solo es una bebida compuesta por leche pero...era mía, no de taekwoon, no de Ravi, mía, algo que creía que estaría esperando por mi para cuando quisiera beberla pero ya no es así.


—Dime algo maldita sea— Me dijo Ravi al ver que me mantenía sin hablarle ya que por mi mente estaba luchando por no hacer una escena por algo como eso.

Cadenas dulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora