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El sonido de llamada de mi celular me despertó, sentía mi cuerpo pesado pero sabía que se trataba de Ravi quien me estaba llamando por lo que me esforcé para sacar mi celular del bolsillo de mi pantalón, acepte la llamada sin dudarlo y lo lleve a mi oreja.


¡¿Dónde diablos estas?!— Me grito molesto ayudándome a despertarme por completo. Me senté en lo que se trataba un sofá y mire a mi alrededor, ya antes había estado aquí y aunque eso me aliviaba no comprendía por qué había llegado ahí.


—...Tuve que venir a la oficina del maestro ken, ¿Por qué?— Le conteste fingiendo desinterés ya que no podría explicarle que el hijo de puta de Hongbin intento secuestrarme cuando iba a comprarme un pan.


Ravi al escucharme soltó un suspiro, parecía que había estado preocupado por mí. —Nada...solo Leo me dijo que no habías entrado a su clase, supuse que algo te había pasado...— Me contesto con honestidad...


"¿Cómo llegue aquí?...acaso...¿hongbin solo me dejo tirada al desmayarme?...pero siendo el estoy segura que aun inconsciente me" Me encontraba divagando en mi mente cuando nuevamente Ravi hablo logrando que mi atención fuera puesta en el.


¿De casualidad estas creando problemas por lo que te dije?, ya!, no eres una niña para hacer que Leo se preocupe por ti, no seas tan inmadura— El me...¿regaño?, por su tono de hablar parecía convencido que yo podría estar celosa...y eso sí que me molesta.


Te dije que estaba bien con eso pero el que Leo se preocupe por mí es tu maldita culpa, no quiero que este cuidándome— Le dije intentando calmarme.


—No estás en condiciones de quejarte, bien sabes tú situación y yo ahorita estoy lejos— Me recordó Ravi fastidiado.


—...Estoy cansada...— Le dije frustrada...conmigo misma ya que sabía hacia donde estaba llevando esto.


—...¿a qué te refieres?— Me pregunto Ravi mordiendo el anzuelo tal y como lo esperaba.


—...El que el maestro taekwoon vaya por mí en las mañanas me hace recordar...¿no puedes solo...— Le dije cansada por la situación en la que estaba.


Ravi guardo silencio por un minuto pero podía escuchar el sonido de su respiración del otro lado de la línea. —...Ok, le diré a Leo que ya no vaya a recogerte pero debes de entrar a todas las clases, no quiero que Leo me llame preocupado— Me dijo finalmente a lo que sonreí.


La puerta de la oficina fue abierta por lo que me sobresalte sin embargo una vez que vi que se trataba del maestro Ken realice una reverencia a lo que este me sonrió ampliamente y cerro nuevamente la puerta colocándole seguro.


—Sí, are eso, adiós— Le conteste finalizando la llamada rápidamente ya que quería hablar con el maestro Ken.


Guarde mi celular en el bolsillo del pantalón mientras este se sentaba a mi lado entregándome un yogur de fresa el cual acepte sin dudarlo. —Me alegra que despertaras, fui un momento a entregar unos papeles es por eso no estaba, ¿ya no te sientes mareada?— Me pregunto llevando su mano a mi cabeza y con ello acomodo los mechones de mi cabello sin dejar de verme.

Cadenas dulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora