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Al llegar al acuario el maestro Ken ya se encontraba esperándome, parado cercas de una escultura de pez miraba alrededor probablemente buscándome y una vez que estuve lo suficientemente cercas entrando en su campo de visión sonrió ampliamente, camino hacia mí al apresurar nuestro encuentro.


—¿Todo resulto bien?— Me pregunto al abordar el tema sutilmente logrando hacerme sonreír.


—Sí, lo termine— Le conteste al dejar que el maestro acariciara mi mejilla sin dejar de sonreírme, se veía feliz.


—¿Quieres comenzar con nuestro día?— Me pregunto al ofrecerme su mano la cual tome siendo esa grata sensación que logro sentir cuando estoy con él.


—¡Mira ese caballito de mar!— Le dije al maestro Ken emocionada una vez que entramos al acuario.


Me resultaba asombroso como existen animales tan asombrosos en el mar o en este caso, dentro del acuario. Me sentía feliz al mirar las distintas especies, recorrimos todo el acuario y aunque si había mucha gente no nos separamos gracias a que seguíamos tomados de las manos.


—¿Te gustaría ir a comer mi bebe?— Me pregunto Ken al mecer nuestras manos de forma divertida.


—Sí, eso me gustaría— Le conteste al seguirle el juego meciendo nuestras manos.


Salimos del acuario dejando atrás aquella multitud de personas, el maestro ken me abrió la puerta del copiloto dejándome entrar al auto, tan pronto ambos estuvimos dentro el maestro ken puso el auto en marcha.


—Bebe, la vez pasada...¿Cómo te sentirte al usar ese lindo vestido?— Me pregunto sin voltear a verme.


—...Bien, fue lindo, me gusto— Le conteste al recordar nuestra salida "especial".


—...No quiero ser entrometido pero...¿te sentirías molesta si...te compro algunos vestidos?— Me pregunto de pronto al verme velozmente con el rabillo del ojo.


Guarde silencio ante su petición, no era que me resultara incomodo si no...inesperado. —Bueno...no me resulta molesto pero...no suelo usar vestidos— Le dije con honestidad.


—Lose pero...te veías tan linda usando aquel vestido— Me comento al sonreír para sí mismo.


Su cumplido me hizo feliz, podría decirse que era gratificante el ser vista como una chica de vez en cuando y no solo eso, también ser tratada como una. —...Gracias...pero...no me imagino usar un vestido en la universidad— Le dije al imaginar recorrer los pasillos con un vestido teniendo en cuenta mis marcas...


—Yo me refería usarlos cuando estemos en casa o cuando salgamos juntos— Me explico con una amplia sonrisa.


—...En ese caso creo que sí, podría usarlos...— Le conteste "resignada" ante su petición, no me molestaba darle gusto después de lo bueno que era conmigo.

Cadenas dulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora