Capítulo 2

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¿Y de qué diablos me servía saber esa información? El resto del mes me la pasé pensando millones de cosas sin sentido, todas enredadas con ese dichoso chico, Inuyasha. Me negaba a mi misma que sentía algo por él, es decir… Desde mi fracasado y traumático problema amoroso con Kouga lo único que había querido era alejarme de todo aquello que implicase la palabra “amor”, pero ahora gracias a Sango, mi mente no dejaba de darle vueltas al asunto… ¿En verdad él sentía algo por mi?

A simple vista no había ningún problema, incluso nuestros compañeros de clases pensaban que hacíamos buena pareja pero ni él ni yo nos decidimos a algo, yo solo estaba ofreciéndole mi amistad y él… bueno, él solo estaba allí. Además a esto, se implicaba la presencia de Kikyou, que desde aquel día no paraba de mirarme como un insecto, incluso me hizo un par de bromas estúpidas durante las clases, una de ellas fue dejarme completamente desnuda en los vestidores ya que se robó mi mochila con mi ropa y tuve que pasar el resto del día allí encerrada hasta que Sango se acordó de mí; y también recuerdo las miles de veces que colocó polvos “pica-pica” en mi pupitre los días en que llegaba tarde... si, lo sé, reconozco que fui una tonta al dejarme hacer todo aquello y lo peor, además de todo eso, es que Inuyasha ignoraba que todo aquello fuera obra de Kikyou, para él ella siempre era la víctima, la que siempre estaba llorando porque algo malo le pasaba, la que necesitaba apoyo… nada más.

Miroku: ¿Entonces que dicen? ¿Vamos al parque de diversiones?

Sango: Pues no es mala idea… ¿Kagome?

Kagome: Claro, acabamos de terminar los exámenes y me vendría bien relajarme luego de todo esto *Sonreí* ¿Tú irás Inuyasha?

Inuyasha: *Parecía distraído con el celular* Si… claro…

Y así todos quedamos en reunirnos frente al parque para ir esa tarde de sábado al parque de diversiones, al llegar las dos de la tarde todos estábamos allí, todos a excepción de Inuyasha, Miroku pareció enojarse y tomó el celular, mantuvo una conversación en voz baja pero algo alterada y finalmente colgó el teléfono con un poco de brusquedad, luego lo guardó en la bolsa de su pantalón y se acercó.

Miroku: Inuyasha se reunirá con nosotros más tarde, será mejor que nos adelantemos…

Sango: ¿Ocurrió algo? *Preocupada*

Miroku: Cosas de hombres…

Trate de no darle mayor importancia al asunto, mi corazón empezó a latir rápidamente temiendo algo malo… caminé al lado de mi amiga y al llegar al parque trate de olvidarme de Inuyasha, nos subimos a la rueda de la fortuna y Sango se reía de lo miedoso que era Miroku, a pesar de que había sido su idea ir allí, no sabía que era tan alta, luego de disfrutar de varios de los aparatos mecánicos, finalmente mi estómago pidió mi atención y tuve que ir a buscar algo de comer, dejando al par de tortolitos solos cerca del túnel del amor.

Me dirigí al puesto de comida más cercano que encontré, luego de esperar muchos minutos en esa larga cola, por fin pude conseguir algunas golosinas y un sándwich, pero luego de pagarle al vendedor, choque con la espalda de un joven alto, todas mis cosas cayeron al suelo de golpe y me maldije por lo torpes que fueron mis manos, me acurruque para recoger las cosas y entonces él también hizo lo mismo, levanté la vista y lo miré asombrada… ¿Qué demonios hacia ese sujeto aquí? Bankotsu Renkitt, Inuyasha ya me había advertido de él, al principio de año me explico que ellos dos no se llevaban nada bien, desde su colegio anterior en un internado de China, cada vez que se veían a la cara era una crónica de una pelea anunciada, por esa razón evitaba a toda costa dirigirle la palabra, tropezarse con él, o si quiera verlo, era una segura pelea; yo misma lo había comprobado una vez en una clase de gimnasia, ese día en específico al profesor se le había ocurrido que se enfrentarán los más rápidos de la clase para una competencia de corredores, cuatrocientos metros a la redonda, el primero clasificaría para las nacionales; los tres más rápidos habían sido ellos dos junto con Kouga, mi ex novio, sin embargo él quedó muy lejos de ser el número uno, ya que la competencia se desarrolló solamente entre Inuyasha y Bankotsu, llevándolo casi cincuenta metros de ventaja y al final terminaron en empate, el entrenador tuvo que mandarlos a los dos a las nacionales pero al dar por finalizada la clase, ambos terminaron en la enfermería ya que se agarraron a los golpes delante de todo el mundo, por supuesto que también les pusieron penitencias, amonestaciones y no sé qué diablos más…

Todos los chicos son igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora