Capítulo 3

1.2K 122 23
                                    

??: ¿PERO QUÉ DIABLOS ES ESTO JOVENCITOS? ¡SEPARANSE DE INMEDIATO!

Esa había sido la maestra Midoriko, se había acercado debido al bullicio de mis compañeros gritando incoherencias a la pareja que en ese momento eran el centro de atención, pero es lo era lo importante… ¿Saben cómo me sentí? ¡COMO UNA MIERDA! Pero no, la niña tonta debía disimular que no le importaba, disimulé en mi rostro que estaba feliz por ellos y me uní de manera irónica a la gritadera de mis estúpidos compañeros, cuando por fin se separaron (yo sentí que ese momento fue eterno) Todos hicieron un grito de júbilo ignorando por completo a nuestra maestra que no paraba de amenazar a la parejita con una segura amonestación, luego de unos cuantos intentos, por fin la maestra Midoriko logró disolver a todo el grupo y nos mandaron a clases.

Midoriko: ¡Ustedes me acompañaran a la dirección ahora mismo!

Kikyou sonrió mirándome despectivamente y rodeó el cuello de Inuyasha con desdén.

Kikyou: Por ti aceptaría mil castigos amor.

Miroku: Pues espero que los disfruten muy bien, vamos chicas…

Él había aparecido de la nada, las palabras que apenas cruzó con Kikyou fueron simples, directas y frías, se notaba que detestaba a esa chica pero Inuyasha frunció el ceño mientras la maestra caminaba ya unos pasos adelante para llevarlos a la dirección, pareció por unos momentos que Inuyasha iba a reclamarle algo a Miroku pero entonces Kikyou abrió la boca.

Kikyou: Tan amigable como siempre *Sonríe* ¿Desde ahora todos seremos buenos amigos no? Ya que Inuyasha es mi novio ahora nos reuniremos a tomar el almuerzo juntos ¿No les agrada la idea? *Todos la vimos con desprecio* ¿Seremos buenas amigas verdad Kagome?

“Amigas” era una palabra muy dura… ¿Qué tal mejor enemigas a morir? Por dentro, seré sincera, quería matar a esa mujer en ese instante; sin embargo me limité a sonreírle hipócritamente e Inuyasha pareció relajarse.

Kagome: Por supuesto Kikyou, eres bienvenida en nuestro grupo.

Fingir… si, era la única opción que tenía, no iba mostrarle mis sentimientos a Inuyasha y mucho menos a sentirme humillada frente a Kikyou, ésta, por su parte, pareció sorprenderse por mi actitud, a lo mejor pensaba que me iba a ver llorando o a lo mucho triste, pero supe disimularlo a la perfección y en ese momento Midoriko regresó sobre sus pasos para arrastrarlos a los dos al final del pasillo.

Sango: Inuyasha es un imbécil…

Miroku: ¿De verdad piensas aceptar a esa chica en nuestro grupo? Te informo que yo no la tolero Kagome además…

Kagome: Necesito ir al baño…

Había ignorado a Miroku por completo, sabía que él también la detestaba pero ya no podía soportar más tiempo quedándome allí, empecé a dar pasos tranquilos hasta el baño, de lejos y de reojo, vi que Miroku iba a detenerme pero fue Sango la que lo detuvo a él, cuando llegue a una distancia prudente y ya nadie me veía, corrí a los baños del último piso, sabía que allí no había absolutamente nadie y eso era lo que necesitaba, estar sola, al llegar allí cerré la puerta principal con llave y caí de rodillas al suelo, ese piso era un desastre, nadie se tomaba el tiempo de limpiarlo y parecía que nadie hubiera estado allí en años, de hecho el año pasado ese había sido “el lugar secreto del colegio” que habíamos seleccionado con Sango, un lugar donde nadie pudiera molestarnos e hiciéramos lo que quisiéramos… y allí estaba yo, tirada en el suelo, recordando cada momento de ese maldito beso como si hubiera sucedido en cámara lenta, las lágrimas empezaron a salir de mis ojos sin poder contenerlo ya, me odiaba por fingir de esa manera ¿Pero qué más iba a hacer? No me iba a humillar frente a ellos y a quedarme como una tonta llorando, no frente a ellos, no frente a Sango, ni a Miroku ni todos mis compañeros en ese lugar… no frente a Inuyasha.

Todos los chicos son igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora